Imagen ilustrativa |
David, “El diablo” como le dicen sus “cuates” es un hombre de 1.75 metros de altura, complexión delgada y cara tierna, aunque acaba de cumplir los 35 años de edad sus facciones lo harían pasar por un adolescente de 17,esto le ha permitido poder moverse entre las balas y pasar desapercibido para la justicia.
Nació un primero de noviembre en Tijuana, Baja California, tal parece que su fecha y lugar de alumbramiento hubieran definido su destino: enfrentar la muerte día con día.
Su infancia no fue fácil es el último de 13 hijos, su madre: Emilia Hernández murió al momento de parirlo, criado por sus hermanos y con un padre alcohólico a los cinco años de edad comenzó a trabajar cargando bolsas de mandado “cuando no juntábamos su pinche dinero, nos agarraba a madrazos, bueno a los hombres porque a mis hermanas las usaba para satisfacerse y no contratar a las putas del pueblo”. Durante cinco años soporto ese tipo de maltratos hasta que decidió salirse de su casa.
Con tan sólo diez años de edad enfrentó la crueldad y el frío de la calle, él quería seguir cargando bolsas de mandado, sin embargo la suciedad en su cuerpo por no tener un hogar fijo generaba desconfianza, por lo cual decidió a lavar parabrisas de autos cuando eso no era aún tan común.
“El hambre es canija y un bote de cemento es capaz de alivianarte”. La necesidad por conseguir un poco de cemento o activo era cada vez mayor, fue entonces con tan sólo quince años de edad cuando decidió comenzar a robar “Como te ven morro se quieren pasar de verga, por ejemplo a mi me querían rentear para seguir chambeando, yo ya estaba muy curtido y me les puse al brinco, fue ahí cuando vieron que yo tenía huevos y entonces me dieron la oportunidad de mi vida: poder trabajar con ellos, sólo tenía que robar o pedir dinero a puestos de tianguis y mercados”.
Cuando tenía veinte años conoció a María con quien procreó dos niñas, al momento de ver a su primer hija tomó una decisión difícil aunque él sabía que era lo correcto “un día agarre los ahorros que tenía, a mi mujer y a mi hija ellas eran todo para mí y debía protegerlas entonces tomamos el primer autobús con destino a Veracruz en donde ella tenía familiares”
Fue en Papantla donde David buscó un trabajo honrado y dentro de los marcos de la ley, sin embargo el nivel de vida al que estaban acostumbrados no podía alcanzarse con un sueldo de sólo $1800 pesos al mes, cuando nació su segunda hija retomó lo que muchos llamarían “un mal camino” solamente que ésta vez las cosas cambiarían un poco: ya no tendría únicamente que robar ahora debía ganarse su lugar y comenzar asesinar.
“El primer muerto es el más difícil lo sueñas, lo piensas y te arrepientes pero con el tiempo lo tomas como tu trabajo. Lo único que no he hecho es meterme con mujeres y niños porque pienso en como hubiera sido mi vida si mi mama no se hubiera muerto“
Fue por su manera de torturar, esa en donde cortaba los dedos, sacaba la lengua por la garganta, amarraba, golpeaba, quemaba y descuartizaba que se ganó el apodo de “El diablo”. Sus armas favoritas para realizar este tipo de acciones son: una pistola “AK-47”, las “garras”, la “degolladora” y el “mocha dedos”.
¿Un sicario tiene sentimientos?
El dolor más grande que ha experimentado “El diablo” es la muerte de su primer esposa y sus dos hijas “Un día llegué a mi casa y no estaban las busqué durante tres días hasta que me las fueron a tirar en una bolsa, pero juré que me iba a vengar de esos hijos de su puta madre”
Y así fue, transformó ese dolor en furia y buscó a cada uno de los responsables para hacerlos pagar por tan grande sufrimiento “los golpee, los corte y los queme vivos, pedían a gritos la muerte de una vez por todas, sólo así pude honrar la muerte de lo que más amaba en la vida”
Un hombre de familia ejemplar
Posterior a ese lamentable suceso y de cumplir su promesa de venganza David decidió mudarse al Estado de México en donde creó contactos y continuó con su trabajo como sicario.
Tres años más tarde conoció a Esmeralda con quien tuvo un noviazgo de cuatro años hasta que venció sus temores y decidió casarse bajo la bendición de Jesús Malverde, un año después tuvo a su primer hija de este segundo matrimonio, aunque el miedo estaba siempre presente se juró así mismo que no les pasaría nada, cuatro años más tarde nació su primer hijo varón; la felicidad era plena.
En su trabajo es “El diablo” pero en casa con su esposa e hijos es simplemente David: un hombre amoroso dedicado a su familia, que asiste a los festivales escolares en una prestigiosa escuela de Cd. Netzahualcóyotl, el cual lleva cada semana a sus hijos a centros comerciales y complace todos sus caprichos con la finalidad de darles la infancia que él no tuvo.
David no pretende que su hijo Alan siga sus pasos “yo quiero que estudie, que no sea un pinche burro como su papá, que no se tenga que jugarse siempre el pellejo y que no viva con el miedo con el que yo estoy siempre”.
Cómo vive un sicario
Cualquiera podría pensar que la casa de un matón a sueldo podría estar llena de: armas, dinero, mujeres y alcohol, sin embargo el hogar de David es todo lo contrario: en un tono rosa (porque así lo eligieron sus hijos) se encuentra una pequeña sala de estar, fotografías de ambos niños, cuadros de animales y juguetes invaden esta habitación, mientras que el comedor y la cocina se encuentran impecables por la labor de empleadas domésticas.
Al subir por las escaleras de acrílico se encuentran cuatro recamaras pertenecientes a sus dos hijos, su nana y finalmente la del matrimonio en donde un aparente closet resguardado bajo llave esconde una serie de instrumentos para matar y destazar, joyas y un aproximado de $400,000 en efectivo destinados “para cualquier emergencia que pueda haber”.
Actualmente se encuentra trabajando en ciudad Netzahualcóyotl, aunque ya no se dedica de lleno a matar pertenece al grupo dedicado a extorsionar los comercios ubicados en dicho municipio, su sueldo de $ 15.000 semanales que le permiten darle a su familia una vida estable, aunque en este medio nadie sabe que los tiene puesto que son “su pequeño tesoro” y así los piensa mantener.
Él es David esposo y padre, un hombre cuya única meta es proteger lo que más ama en la vida y pobre de aquel que decida meterse con los suyos porque entonces sabrá lo que es conocer a “El diablo” en persona.
Entrevista hecha por: Jocelin Pérez, Estudiante de comunicación y periodismo, UNAM