•Empezó en Suchilapan, municipio de Jesús Carranza, donde nació el gobernador Fernando López Arias, 1962/1968
•Jesús Carranza es un municipio colindante con Oaxaca y con uno de los índices de marginación y rezago más fuertes de Veracruz y de México
•Lo que en el pueblo se siembra ni siquiera alcanza para que la gente coma, el fuego cruzado entre malosos y policías dejó un saldo de 20 muertos. Sólo hablan de 14...
•Una patrulla destrozada y vehículos decomisados, rifles AK-47, lanzagranadas, lanzacohetes y rifles de fracontiradores/Reportaje de Violeta Santiago La noche fue interrumpida por el eco de los disparos: un enfrentamiento. No uno cualquiera. Uno de sonidos que rasgaba la oscuridad como sus armas son capaces de resquebrajar las cubiertas de tanques y aviones. Era la guerra, entrando por la puerta sureña de Veracruz y con uno de los municipios más pobres del estado de por medio.
Se trata del poblado de Suchilapan, perteneciente al municipio de Jesús Carranza, conformado por 1327 kilómetros cuadrados enclavados en la Sierra Madre Oriental, que colinda al sur y al sureste con Oaxaca, al norte con los municipios veracruzanos de San Juan Evangelista, Sayula de Alemán y Texistepec, y al este con Hidalgotitlán.
En tres días de enfrentamientos en los que participaron, por un lado, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Ejército Mexicano y civiles organizados y, por el otro, grupos fuertemente armados, hubo un saldo de 20 personas muertas, una patrulla destrozada, además de que se decomisaron vehículos blindados, radios, armas de grueso calibre como rifles AK-47, lanzagranadas, lanzacohetes RPG e incluso rifles de francotirador semiautomáticos Barret calibre .50, uno como el que usan las Fuerzas Armadas estadounidenses para detonar explosivos a larga distancia o el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano.
Los reportes de los periódicos de esa región, en la zona sur del estado, infieren que todo empezó por la detención hecha por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) de un camión tipo plataforma que transportaba ladrillos de droga con un valor de más de 20 millones de pesos, el pasado viernes 2 de diciembre en la carretera Transístmica, que conecta a las ciudades veracruzanas de Acayucan y Sayula de Alemán con el estado de Oaxaca.
Pobres entre los pobres
El 4 de diciembre de hace 137 años (1879) se fundó el municipio de Suchilapan, a los pies de una zona accidentada y rodeado de exuberante selva, prácticamente en los límites con Oaxaca. Meses antes de que iniciara el movimiento revolucionario en México, el 13 de octubre de 1910, se erigió la congregación de Santa Lucrecia, que se convertiría en la cabecera municipal y 22 años después se cambió el nombre a Jesús Carranza, en honor del General Revolucionario, y se convirtió en un municipio que absorbió a Suchilapan y a más de 400 localidades.
Jesús Carranza, salpicado por 560 kilómetros de caminos rurales, frente a menos de 50 kilómetros de vías pavimentadas, está ubicado justo en medio de la ruta más directa entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, pero al mismo tiempo, es una zona en donde a través de numerosos caminos vecinales y de terracería es posible —horas, días de por medio— llegar hasta otras partes de Veracruz como Texistepec, Hidalgotitlán y, de ahí, a Minatitlán y Coatzacoalcos.
De 425 localidades que lo componen, sólo 1, la cabecera, es considerada zona urbana. A los 27 mil habitantes, incluidos 2,581 hogares indígenas que aún hablan Chinanteco, los gobierna el Partido Revolucionario Institucional (PRI): el alcalde por el período 2014–2017 se llama Gilberto Guillén Serrano y el cuerpo edilicio lo conforma, además, un síndico y tres regidores.
Aunque cuenta con un Instituto Tecnológico Superior, que en promedio atiende a 500 estudiantes, hay localidades que no tienen ni escuelas. De acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), unos 12 mil habitantes mayores a los 15 años no acabó la primaria, más de 400 niños ni siquiera acuden a la escuela y casi 3 mil persona son analfabetas.
Destaca en la alta marginación a nivel nacional también por su deficiente servicio de salud: apenas hay 29 médicos para toda la población. ““La mayoría de las enfermedades con casos clínicos tienen que resolverse en clínicas particulares de otros centros de población, a un alto costo y riesgo de los pacientes debido a que no contamos con médicos especialistas”, dice el Gobierno municipal en su Plan de Desarrollo.
La mayor parte del territorio, un 90%, es superficie de pastizal. Apenas 42 kilómetro cuadrados para la agricultura que compiten con otros 50 kilómetros cuadrados de espesa selva. Por cierto, la agricultura y ganadería no muy bien remuneradas, a pesar de ser la principal actividad. Además de un poco de hule y naranja, principalmente se cosecha maíz, frijol y sorgo, aunque casi el total es para el autoconsumo, lo que ocasiona que municipio “no sea autosuficiente con respecto a la demanda de la población”.
En todo el municipio, con sus más de 400 localidades, apenas 729 personas son consideradas “no pobres y no vulnerables”. Prácticamente la mitad de los habitantes son ‘moderadamente’ pobres, un término que —como si eso ayudara a mejorar su situación— los separa de casi 30% de los pobladores que son ‘extremadamente’ pobres. En total, 21,600 carranceños pobres y muy pobres, además de otros 6 mil vulnerables por ingresos o carencias sociales.
Pobres entre los pobres, a nivel nacional Jesús Carranza destaca en el número 840 de los municipios en este índice. A pesar del rezago y las carencias, este municipio veracruzano no está considerado para formar parte de la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Por esa razón, en las últimas décadas, inició una migración masiva de hombres jóvenes hacia Estados Unidos, para tratar de escapar de la miseria y ayudar a sus familias. En la actualidad, a consecuencia de la migración, es que más de 1,700 hogares son liderados por las mujeres.
La tierra de un gobernador
Allá en el poblado de Suchilapan, una zona rural con una veintena de calles, de las cuales apenas la mitad están pavimentada, el lugar es célebre por ser cuna de Fernando López Arias, abogado, exprocurador de la República y exgobernador del Estado de Veracruz (1962-1968).
Apenas la mitad de las comunidades de la zona posee alguna forma de telecomunicación y con limitaciones, de modo que las pocas noticias que se han destacado en medios regionales y estatales sobre lugar, antes del enfrentamiento, son algunas como cuando, en el 2013, 30 habitantes de Suchilapan, integrantes del movimiento “Francisco Villa”, se manifestaron en la plaza Lerdo, en Xalapa, para exigir al entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa, que ordenara la detención de unos invasores presuntamente enviados por el diputado Jacob Velasco Casarrubias, quien —acusaban los campesinos— se quería adueñar de sus tierras; o la de septiembre del 2015, cuando un camión que transportaba cerveza “Pacífico” cayó del transbordador entre Suchilapan y la cabecera municipal, lo que ocasionó que terminara en el río Chalchijapan. La unidad fue rescatada —para beneplácito de los parroquianos—, pero sirvió para recordar que sobre ese río un puente se construye desde hace 9 años, que no han sido suficientes para que se concluya.
En Suchilapan conviven poco más de 2,400 personas, algunas en el poblado y otras en el ejido del mismo nombre, junto al río, que conforman la misma localidad. Una crónica del lugar, publicada en un medio digital del estado hace más de 7 años, relata que existen dos panteones: uno para los oriundos del lugar y otro para los que vinieran de fuera. Si un visitante se casaba con algún nativo, dicen, podía elegir a dónde lo iban a sepultar.
Defender a su pueblo
La vida tranquila en el poblado de Suchilapan y en el municipio de Jesús Carranza fue rota en este inicio de diciembre con los enfrentamientos ocurridos entre el 3 y el 5 de diciembre, también los primeros días del Gobierno de Miguel Ángel Yunes Márquez (PAN), que encabezará una alternancia de 24 meses en un estado que fue gobernado 87 años por el PRI.
Según datos del Plan de Desarrollo municipal de Jesús Carranza, anualmente se destinan 6.5 millones de pesos a Seguridad Pública casi el 40% de los recursos del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento Municipal, aunque realmente se trata del pago de sueldos de unos 40 elementos y combustible para las patrullas.
De modo que, cuando las balaceras comenzaron el primer fin de semana de diciembre, los policías locales tuvieron que ser auxiliados por el Ejército y la Policía Estatal, aunque también por ciudadanos organizados en grupos y auxiliados por redes sociales y radios.
El mismo alcalde, Gilberto Guillén, aseguró a los medios de esa zona que hubo civiles participando en los operativos junto con las fuerzas de seguridad y, de acuerdo a testimonios de la prensa, en los retenes se observó que iban armados; a pesar de eso, las autoridades niegan la existencia de autodefensas.
El primer enfrentamiento, ocurrido el sábado por la noche, dejó como saldo tres presuntos delincuentes heridos. El domingo, con una nueva refriega, se ampliaron las bajas del grupo armado hasta sumar 6 personas sin vida, entre ellas, una mujer. Pero el lunes fue el evento más fuerte: por la tarde, cerca de las 17:00 horas, todo el estado de Veracruz se enteró de un enfrentamiento que tenía lugar en Suchilapan y que terminó con 14 hombres muertos, mientras que del lado de las fuerzas de seguridad, sólo un policía resultó herido con un ‘rozón’ de bala, de acuerdo con datos de un comunicado por parte de la 29 Zona Militar.
Personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) envió a peritos de diversas áreas para auxiliar en las diligencias y levantamiento de cuerpos, mientras que el resto del grupo que sorprendió inicialmente a una patrulla sobre un puente, se dispersó entre la maleza y los potreros.
Aunque las clases se suspendieron el lunes, los comercios bajaron sus cortinas y las familias prefirieron guardarse en casa, por recomendación de los todavía existentes ‘palos que hablan’, que es un sistema de información comunitario popular en las zonas rurales.
No obstante, también se cuenta que hubo numerosos hombres de Suchilapan que, a pesar del miedo, salieron con la Policía, hablaron a las corporaciones estatales y federales e incluso instalaron retenes. Si los policías municipales apenas tienen revólveres, en un secreto a voces, los jornaleros se sumaron a la defensa de su pueblo y a la búsqueda de fuereños, impulsados por un sentimiento casi tan viejo como el privilegio de los nativos sobre sus tierras, enclavadas en la serranía y de las más olvidadas en Veracruz.