La Administración Federal Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) reiteró que los cárteles del narcotráfico mexicano s, y en especial el de Sinaloa, son los principales proveedores de drogas a Estados Unidos y una amenaza creciente a la seguridad de sus comunidades.
En su informe anual sobre la “Valoración de la amenaza de las drogas 2015”, la DEA acusó que el narcotráfico mexicano es el principal exportador a Estados Unidos de cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana.
“Las organizaciones más significativas del tráfico de drogas que operan en Estados Unidos son las peligrosas y altamente sofisticadas organizaciones transnacionales mexicanas que continúan siendo las principales proveedoras de drogas”, se destaca en el informe anual.
La DEA también sostiene que en la actualidad los cárteles mexicanos no tienen básicamente competencia. Al sustentarse en los informes de inteligencia de sus diferentes agencias, la DEA asegura que los cárteles mexicanos que dominan el mercado estadounidense son el de los Beltrán Leyva, Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Cuinis, el del Golfo, el de Juárez, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Los Zetas y el de Sinaloa.
No obstante, el gobierno estadounidense acota que es el Cártel de Sinaloa el principal proveedor de los narcóticos que se consumen en el mercado de la Unión Americana.
“El Cártel de Sinaloa se aprovecha de sus grandes recursos y dominio en México para facilitar el tráfico y transporte de drogas por todo Estados Unidos”, sentencia la DEA .
“Estas organizaciones son responsables de la violencia extrema que vemos en México, al tiempo que estos grupos se disputan los territorios y atacan a funcionarios y civiles inocentes. En Estados Unidos, las pandillas afiliadas a las organizaciones mexicanas son una creciente amenaza a la seguridad de nuestras comunidades y su principal fuente de ingreso proviene de su labor como vendedores de las drogas en las calles y por ello son un elemento crucial para los cárteles de México”, se advierte en el reporte de la DEA .
En el informe se admite que la sociedad estadounidense atraviesa por una grave crisis y epidemia de consumo de estupefacientes, especialmente de heroína y de las llamadas medicinas controladas.