Eduardo Ravelo es uno de los líderes mexicano-americano de la pandilla Barrio Azteca. Además, es uno de los diez fugitivos más buscados por el FBI acusado por varios cargos relacionados con las drogas y el crimen organizado. El FBI ofrece una recompensa de hasta 100.000 dólares por información que conduzca directamente a su localización, pero avisan de que se trata de una persona “sumamente peligrosa” y puede estar “armado”.
Ravelo es el capo de la empresa criminal Barrio Azteca, lo que le convierte en el supuesto responsable que da las órdenes a los peligrosos y agresivos miembros de la banda ubicada en Ciudad de Juárez(México).
Estos son los “asesinos a sueldo” para la organización del narcotraficante Vicente Carrillo Fuentes, por lo que son autores de numerosos asesinatos.
Biografía criminal
El presunto delincuente afianzó su relación con los miembros de más alto rango de la banda gracias a los contactos que les podía ofrecer con los cárteles de Juárez.
Entre las actividades de la banda criminal a la que se adhirió, destaca su amplia participación en homicidios, incendios provocados, asaltos, robos de automóviles, extorsión, inmigración ilegal, secuestro, blanqueo de dinero, prostitución, tráfico de drogas y trata de blancas. La mayoría de los miembros, unos 600 activos, están en prisiones estadounidenses y mexicanas y se benefician de las ganancias de la banda, que les facilita dinero en la cárcel.
Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando se ganó su confianza más absoluta al localizar a uno de los compañeros de la pandilla que había robado al cartel, le llevó a su casa en El Paso, Texas, y, una vez en el interior, le amordazó y ató de manos y pies, hasta que se lo pudo entregar a la banda. Nunca más se supo nada del joven.
Ambicioso y con ganas de poder, Ravelo se convirtió en líder de la banda solo tres años después, en 2008, tras traicionar a su predecesor asesinándole con varias puñaladas y un disparo en el cuello. No obstante, poco duró en la cima de la pirámide, al menos sin el FBI tratando de localizarle, ya que ese mismo fue acusado formalmente de participar en actividades pertenecientes al crimen organizado, asociarse ilegalmente para blanquear dinero y por poseer heroína, cocaína y marihuana con el propósito de distribuirla.
En la cima de la pirámide de la banda
A partir de este momento comienza su huída. Ravelo es originario de México pero no tiene la condición de residente permanente en Estados Unidos por lo que el FBI baraja dos opciones: o le han ayudado a cruzar la frontera o se esconde con su esposa e hijos en un barrio controlado por su banda en Ciudad Juárez, al otro lado de la frontera de El Paso, Texas, cobrando más sentido la segunda versión.
De hecho, la Policía no duda en vincular como “un factor importante” su posible presencia en Ciudad Juárez con la transformación de esta hasta pasar a convertirse en la capital de homicidios de México, con cerca de 5.000 personas asesinadas solo en el año 2008, cuando supuestamente llegó allí.
Según algunas informaciones que manejan, sigue gobernando en la cima de la pirámide de la banda. Es más, numerosos testigos afirman que tiene guardaespaldas y se pasea por la ciudad en vehículos blindados para protegerse de las pandillas y los cárteles rivales. Todo un capo de la droga que, además de permanecer impune por sus crímenes, ostenta una vida repleta de riqueza y poder.
En cuanto a los detalles que podrían ayudar a su identificación, se encuentran una cicatriz que tiene en la cara y tatuajes en el pecho, vientre y espalda. No obstante, el FBI también baraja la posibilidad de que Ravelose haya hecho una cirugía plástica y alterado las impresiones dactilares. A excepción de sus ojos oscuros, los agentes dudan de que su físico sea similar al que tenía hace más de doce años con su cara redonda y bigote recortado, lo que dificultaría su localización.