Un grupo de investigadores neozelandeses dice que es posible detectar señales peligrosas en los menores. Evaluaron a mil niños hasta que fueron adultos y comprobaron que los sujetos delictivos compartían rasgos en la infancia.
14 de diciembre.- Seguramente hayas visto la película Minority Report. En ella vemos a Tom Cruise como miembro de una brigada especial de seguridad capaz de detectar y detener a criminales antes de que perpetren sus actos delictivos.
Sin llegar a este nivel de precisión, lo cierto es que analizando el coeficiente intelectual y las habilidades cognitivas de un individuo a temprana edad, es posible predecir con un elevado grado de acierto cómo será en el futuro y si manifestará conductas conflictivas.
Para demostrarlo, un grupo de investigadores neozelandeses llevaron a cabo un arduo proceso de investigación, en el que durante 38 años han seguido la vida de mil sujetos desde su nacimiento, y que ahora acaba de publicarse en la revista Nature Human Behaviour.
Un trabajo en el que realizaron varios test de coeficiente intelectual cuando los voluntarios eran unos niños, cuyos resultados fueron combinando con los factores que marcaban la realidad familiar de cada uno de ellos (prosperidad económica, malos tratos, educación, ausencia de figuras paternales, etc).
Cuando los sujetos alcanzaron la mediana edad, los científicos encontraron que la mayoría de la delincuencia procedía de un segmento muy concreto y con características comunes desde su infancia.
Aquellos que siendo niños con 3 años obtuvieron puntuaciones bajas en las pruebas de lenguaje, comportamiento, y habilidades cognitivas y motoras fueron responsables de más del 80% de los delitos. Además muchos de ellos manifestaron problemas mentales de algún tipo.
En el estudio se empleó el llamado “principio de Pareto”, según el cual las proporciones obedecen una regla 80:20. Por ejemplo, el 80 por ciento de la riqueza de un país puede estar en manos del 20% de la población.
Pero no sólo criminales, este estudio fue capaz de predecir qué perfiles acudirían más a los juzgados para poner denuncias, quiénes acudirían más al médico o quiénes pedirían más bajas laborales por enfermedad. Y en todos los casos la proporción del 20 por ciento se cumplía.
Con este trabajo los investigadores pretenden demostrar que detectando factores que pueden condicionar la vida de las personas, se pueden destinar recursos sociales para reconducirla y así evitar que haya individuos desarraigados o de segunda. “Destinando recursos a una edad temprana evitaremos problemas y gastos de reinserción en el futuro“, señala uno de los investigadores.
Aunque el estudio sólo se realizó sobre personas en Nueva Zelanda, los investigadores creen que los resultados podrían aplicarse a otros países.