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Desde este momento, aquí el cabrón es El Viceroy; El Chapo quería Ciudad Juárez

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Los medios la llamaron “la batalla por Ciudad Juárez” y fue anunciada a fines de 2007 en una reunión que se llevó a cabo en el Parque Central de esa ciudad fronteriza. Un testigo relató años más tarde que Luis Guillermo El Pariente Castillo, jefe de sicarios de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, convocó a la reunión a judiciales del estado y agentes ministeriales, y les entregó el siguiente mensaje:

“Desde este momento en adelante, aquí el cabrón es El Viceroy. Cualquier movimiento que hagan estos (la gente de El Chapo Guzmán), tiene que ser supervisado por nosotros, cualquier bodega, cualquier cargamento, cualquier llamada que hagan éstos y que suelten ustedes algo y no nos enteremos nosotros, se los va a llevar la chingada”.

El mensaje era que Vicente Carrillo mandaba en Juárez. Que si querían traficar, los hombres de El Chapo debían someterse.

El Pariente reveló después (fue detenido en 2012) que Vicente Carrillo Fuentes le había ordenado instalar campamentos de adiestramiento de sicarios. Sabían que El Chapo iba por Ciudad Juárez.

Así que El Pariente formó el grupo de sicarios llamado La Línea y comenzó a reclutar gatilleros entre Los Aztecas, una pandilla de El Paso que se caracteriza por su violencia extrema (el FBI asegura que cuenta con más de diez mil miembros).

El Pariente era jefe directo del ex policía José Antonio Acosta, El Diez, uno de los operadores del Cártel de Juárez en la guerra que estaba por sobrevenir. El Diez, vinculado a la masacre de Villas de Salvárcar (16 estudiantes de entre 15 y 20 años acribillados), fue condenado más tarde en Estados Unidos a diez cadenas perpetuas. De ese tamaño era su nivel de violencia.

El Viceroy no se equivocaba porque El Chapo quería Ciudad Juárez y había decidido no pagar más “derechos de piso” al cártel de los Carrillo. A través de pequeñas células, un ejército de sicarios del cártel de Sinaloa se movilizó a la frontera. Una ficha de la Procuraduría General de la República, PGR, señala que el encargado de ese operativo fue Noel Salgueiro Nevárez, alias El Flaco Salgueiro.

De acuerdo con la ficha, Salgueiro había fundado en Veracruz, en 2007, el grupo conocido como Gente Nueva, que fungía como brazo armado de la organización de El Chapo en Guerrero, Durango y Sinaloa. El documento asegura que El Flaco fue uno de los jefes regionales enviados por el cártel de Sinaloa a desatar la violencia en Chihuahua.

Un segundo jefe fue José Antonio Torres Marrufo, El Jaguar, al que luego se acusó del asesinato de 18 pacientes en el centro de rehabilitación El Aliviane, de Ciudad Juárez. Marrufo reclutó pandilleros de Los Mexicles y Los Artistas Asesinos y los armó hasta los dientes: más tarde le encontraron, en un espacio secreto de la casa que habitaba, armas del programa Rápido y Furioso —que el cártel de Sinaloa había comprado en territorio estadounidense para enfrentar a la organización antagónica.

En 2008 se desató una espiral de violencia que no tiene precedentes en México. Fueron los años en que los cadáveres aparecían en las calles a racimos y eran producidos en las calles a racimos. Los años de los narcomensajes, las narcomantas, los avisos pintados en bardas. Un carnaval dantesco de decapitados, desmembrados, encobijados, entambados y encajuelados.

Si en los últimos diez años la tasa de homicidios había sido de 15 a 18 por cada cien mil habitantes, la batalla por Juárez la disparó a niveles de horror: 95 homicidios por cada cien mil en 2008; 150 por cada cien mil en 2009; 192 por cada cien mil en 2010. Y en un solo mes de ese último año, 357 asesinatos.

En el clímax de esa pesadilla, Los Aztecas emboscaron en el entonces Cereso estatal a 20 miembros de Los Artistas Asesinos y Los Mexicles, y los asesinaron a golpes, con armas blancas y de fuego. Esa carnicería fue solo un capítulo de la guerra entre El Chapo y El Viceroy.

El Pariente admitió en su declaración que el cártel de Juárez se estaba acabando, que se hallaban en proceso de extinción, que El Chapo Guzmán lo había estrangulado.

No deja de ser irónico. Toda esa mortandad fue porque El Chapo quería Ciudad Juárez.

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