“Sé que no les tiene en cuenta porque la corte está armada; pero le suplico que me permita decirle que se les debe tener muy en cuenta, toda vez que ellos se tienen en cuenta a sí mismos para todo. Han llegado hasta este extremo; comienzan a no tener en cuenta vuestros ejércitos, y la desgracia es que su fuerza consiste en su imaginación; y en verdad se puede decir que, al contrario de las demás fuerzas del poder, ellos pueden, cuando han llegado a un cierto punto, todo lo que creen poder”.- El cardenal de Retz a Ana de Austria.
-Julius Van Daal, Su Majestad la multitud, Bello como una prisión en llamas.
El desgarre
La burguesía continúa emborrachándose con la sangre de los oprimidos y gorgoteando la riqueza extraída con la explotación. En su glotonería destaza y roe al subyugado como nunca antes visto en la historia contemporánea.
La lucha de clases no termina, persiste, extingue.
Esos perversos amos, que constituyen un puñado a comparación de las clases bajas, impusieron bélicamente su vil máxima, saqueadora de países, con sus políticas neoliberales desde la década de los 80. Un ultra-capitalismo devorador y productor desbordante de miseria, una clasista ideología económica, política y social de capital sobre humano, generadora de esclavizadores y esclavos, generadora de un puñado de ricos extremos y una masa enorme de pobres extremos, y la violencia derivada de ello.
Tras la caída del campo comunista los depravados celebraron glorificándose como por siempre conquistadores, como invencibles triunfadores en la lucha de clases; desprendiéndose como un cáncer desenfrenado sobre la multitud explotada.
Ese cáncer sistémico no sólo carcome, oxida. Avanza sin piedad en su inmundicia, pisa, rompe, domestica o asesina a las masas, destroza las garantías intrínsecas de dignidad humana y se roba el patrimonio público conseguido tras décadas de luchas sociales.
Quimera es hablar de un mundo más civilizado, quimera es hablar de un mundo más humano que hace décadas. Todo lo contrario; el sistema destripa el avance y fuerza a un retroceso de tiranos.
Trata de mujeres y niños, guerra que colma la tierra de millones de desplazados, de muertos, innumerables fosas comunes y cadáveres sin identificar, crimen coludido en la política, impunidad insultante, trabajadores o esclavos o semiesclavos produciendo para enriquecer a alguien.
Las condiciones de miseria laboral y esclavitud han aumentado. Ahora dos tercios de los trabajadores en el mundo carecen de contrato laboral, no se les permite sindicalizarse y trabajan en atroces condiciones laborales; aumentado a tres cuartas partes, los trabajadores tienen escasa cobertura en leyes laborales, es decir, pensión, seguro médico, seguro por desempleo, etcétera.
Existen alrededor de 200 millones de desempleados en el mundo, alrededor de 168 millones de niños trabajando en el mundo –ninguno de ellos cubano- y alrededor de 30 a 45.8 millones de esclavos en el mundo. Hoy hay más esclavos en el mundo que en cualquier otro momento en la historia de la humanidad.
La precarización laboral o, en otras palabras, la inseguridad laboral es un arma neoliberal utilizada por la clase dominante para controlar a la clase trabajadora.
“La restricción atípica de incremento de compensación ha sido evidente por unos años ya y parece ser principalmente consecuencia de una mayor inseguridad laboral” dijo arrogantemente el sinvergüenza clasista, entonces presidente de la Reserva Federal de EUA, Alan Greenspan, ante el Comité de Banco, Vivienda y Asuntos Urbanos, en el Senado, en 1997.
En pocas palabras, Alan Greenspan presumió que la reducción de aumento de sueldos era fruto de la inseguridad laboral; mientras más insegura se sienta laboralmente la clase trabajadora, menos exigirá justicia, más fácil será dominarla, más fácil será dividirla, más sumisa será, más soportará las garras de la explotación.
La precarización de las condiciones laborales ha desmantelado y humillado a la clase trabajadora, que llega a soportar hasta condiciones infrahumanas para no perder su trabajo. La burguesía utiliza a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), o a los mismos políticos traidores, para fragilizar y empobrecer los derechos laborales y las condiciones de contratación. Así, junto a la corrupción natural del sistema pútrido y el arsenal mediático que se encarga de enajenar a las masas, la clase dominante busca manchar y mantener de rodillas a las armas de lucha de los trabajadores, representadas en sindicatos, partidos u organizaciones, para doblegar a la clase trabajadora, la cual desprecian.
La burguesía, embriagada en su triunfo, no da tregua en su avance bélico, pues aparte, en el fondo, teme el sumo poder de la clase trabajadora.
“Claro que hay una guerra de clases. Pero es mi clase, la clase rica, que está haciendo guerra, y estamos ganando”.
-Warren Buffett.
La ruptura
Las políticas neoliberales han empobrecido las condiciones de vida de las clases trabajadoras en cualquier país en el que se han asentado. La clase trabajadora de EUA, imperio bastión del ultra-capitalismo, no está exenta de esto. El neoliberalismo ha debilitado al país imperialista y millones de familias estadounidenses viven desesperadas; la pobreza y los costos de vivienda continúan aumentando mientras los ingresos continúan bajando.
El bipartidismo burgués estadounidense, donde las elecciones son financiadas por capital privado, donde el pueblo tiene a escoger entre una sanguinaria genocida y un xenófobo supremacista para que al final de cuentas no gane quien recibió mayor votación (debido a viejas reglas para anexar Estados esclavistas), está sangrando.
Los datos de generación de miseria en EUA por las políticas neoliberales son abrumadores:
Alrededor de 100 millones de ciudadanos son considerados pobres o están en el umbral de la pobreza; en los últimos 4 años ha habido 6 millones de nuevos pobres; el 77% de los ciudadanos subsisten de pago a pago; más del 41% de los ciudadanos en edad laboral no tienen trabajo; el 25% de los que trabajan ganan debajo de la línea de pobreza; la nación tiene el mayor porcentaje de trabajadores en trabajos de escasa paga que cualquier otra nación industrializada del mundo; la hipoteca es ahora 4 veces mayor de lo que era hace 20 años; desde la última recesión se han perdido más de 220,000 pequeños negocios; 2.5 millones de niños no tiene hogar y el 57% de niños viven en hogares considerados de bajo ingresos o pobres.
A pesar de lo que los so hipócritas neoliberales digan, la razón principal de apostar por el xenófobo supremacista Donald Trump fue porque ofrece una vía alternativa al ruin sistema neoliberal, con otro, cabe decirlo, ruin sistema. Fue una ignorante reacción de una clase harta, fuertemente vapuleada y engañada con desinformación y propaganda burguesa; una clase que busca salir de la miseria y cava hacia cualquier luz que se presente.
Por supuesto una parte de ellos quiere retornar al privilegio racial que creen merecen; EUA ha permanecido un país racista donde la policía asesina flagrantemente a ciudadanos sólo por su color de piel, y sale impune, donde obligan a bajarse de aviones a ciudadanos sólo por hablar una lengua diferente; la ignorancia, la creencia en la propaganda clasista del principio burgués de explotación por medio de la supremacía racial, la creencia individualista del “Sueño Americano”, la propagación del conservadurismo y el añoro a un pasado de violenta segregación racial, la artificialidad y el denso prejuicio inherente de Hollywood los inclina a pensar y buscar razones dentro de ese marco. El dominio blanco y el odio visceral a lo foráneo entran en juego por la sección burguesa proto-fascista que secuestró el hartazgo de la gente y lo desvío a “soluciones” irracionales, conservadoras, reaccionarias y aún clasistas.
Y aun cuando los medios de desinformación, rendidos al dominio neoliberal y aterrados ante el prospecto de poder perder el sistema que tan bien los ha hecho emborracharse con la sangre, a chorros, de los oprimidos, apedrearon a Donald Trump, el supremacista logró ganar esas elecciones malamente llamadas “democráticas”.
Como resultado surgió un país roto desde sus cimientos por los pleitos entre facciones burguesas, mantenido antiguamente por un adhesivo de mentiras. El sector burgués neoliberal cayó a un abismo y está rascando el cielo buscando orquestar un Golpe de Estado “suave”, secuestrando la opinión del sector público que en su grosor es partidario y creyente de la maniática criminal de guerra, Hillary Clinton, y encolerizando a la sociedad con su doble moral absoluta y hasta con mentiras sin fundamento alguno más que desinformación de agencias de inteligencia como la CIA. Asimismo, en su lucha interna, buscan estropear fracasadamente los nuevos planes geopolíticos de Donald Trump, buscando romper aún más las relaciones con Rusia; esto mientras surgen más evidencias y aclaraciones, ya bastas de por sí, sobre el financiamiento, armamento y entrenamiento de EUA a terroristas.
Con el proteccionista y xenófobo, Donald Trump, continuará la línea bélica e imperialista de dominio estadounidense en detrimento de las clases ultrajadas. Los planes de retener las remesas y fortificar la muralla ya hecha por los hipócritas neoliberales entre el territorio mexicano y el territorio mexicano hurtado, las extensiones a las sanciones contra Irán, el contacto con Taiwán para enfurecer a China, las nominaciones de Michael T. Flynn y James “Perro Loco” Mattis, entre otras cosas, señalizan más guerra y genocidio de un imperio que se encuentra en decadencia y está cada vez más aislado.
Mientras el neoliberalismo se debilita, el sector burgués de la ultraderecha conservadora toma un nuevo auge al aprovecharse de la irritación social, alimentándole odio irracional y desviándola para sus propios intereses burgueses. El proceso de desunión de la Unión Europea con el Brexit, el ‘No’ al referéndum constitucional en Italia y los planes de salir de la Unión Europea de Marine Le Pen, candidata a la presidencia francesa por el partido de extrema derecha Frente Nacional, son muestras del patrón que se está presentando a nivel mundial, especialmente en occidente. El retroceso hegemónico occidental es efecto de las políticas neoliberales fallidas.
El problema no es sólo el ultra-explotador neoliberalismo sino cualquier sistema capitalista, desde el desbalance más agresivo al más ligero, que permite que existan clases y que una clase explote y se enriquezca a costa de otras, y donde se puede hasta dar apariencia de armonía en un país porque, en realidad, ese mismo país explota otras regiones del mundo.
Los escombros
México está derrumbado y vive en un páramo tóxico, cubierto de sangre y miseria, mientras unos canallas voceros de la burguesía, indignos parásitos que usurpan puestos de representación popular, se paran en los montones de escombros y cadáveres y con descaro presumen un paraíso y prometen otro más. Es un nivel de miseria e insulto sin fondo.
Sobre la desmemoria imperan y apilan las víctimas como desechos. Festejan en su gloria sobre las ruinas de un país que secuestraron, y lo presumen. Se enorgullecen del privilegio de humillar a las clases bajas con total impunidad. Se ríen de la credulidad del ingenuo que traga su desinformación oficialista día a día. Todo les es la victoria del ego en el juego del poder y acumulación enfermiza de la riqueza producida por las clases que desprecian.
Se vive en los escombros de la catástrofe neoliberal. El país no se rompe, ya está roto y se hace añicos.
Usurpaciones del poder, firma de un tratado que destruyó la economía interna, pacto para entregar los recursos a la burguesía (quebrando el patrimonio del pueblo para venderlo a privados a remate y reponiendo la pérdida con reducciones al presupuesto público, alza de precios y mayores impuestos al pueblo), explotación atroz de la mano de obra, regalo de los recursos naturales, robo del erario, asesinato a inocentes, a luchadores sociales, a periodistas, a opositores,…, tortura, persecución política, una guerra contra las masas que ha dejado cientos de miles de muertos,… Ya no es un proceso de transición al establecimiento neoliberal; es un después a éste.
Cada acto y cada mentira que destruyó al país son un insulto y un detrimento a ti, mexicano; es un daño a la humanidad. Cada impunidad y cada circo que arman para disfrazarla, piedra angular para prohibir la justicia, es un insulto y un detrimento a ti.
No es estupidez ni inutilidad la base que acompaña a esos “funcionarios” mexicanos, lacayos de la máxima criminal clase burguesa, sino la perversidad, la avaricia y depravación que gesta el mismo sistema. Los perversos siguen a pie y letra el destructor plan neoliberal diseñado en apropiarse de toda riqueza producida por la clase trabajadora y esclavizar a la misma. La falta de cultura resulta irrelevante mientras prosigan con las maquinaciones impuestas desde arriba y continúen con la metodología de desinformación, del engaño a las masas.
La insoportable criminalidad, infiltrada en las estructuras tomadas por el neoliberalismo, pulula hemorrágicamente por las heridas de un país sometido a esa clase y arrodillado ante sus instituciones internacionales y los dictámenes neocolonialistas del imperio estadounidense. Y no acaba.
Es un clima asfixiante y nauseabundo. Domina la corrupción y la violencia, la explotación y la mentira, y se revuelve en una atmósfera de impotencia y desesperación, de miseria y despolitización.
Un grueso desinformado de la población, en viva ignorancia y víctima en sí, generaliza, creyendo, por ejemplo, que los problemas se basan solamente en una dañina cultura subrepticia, culpando a todo menos al sistema rigente: es producto de las armas burguesas de desinformación mediática, tanto de medios como de intelectualoides, que se encargan de engañar y sofocar los clamores de las clases bajas que exigen justicia y humanidad. El uso de las clases bajas (policías, castrenses, paramilitares, grupos de choque,…) para reprimir, asesinar o desaparecer forzadamente a aquellos de las clases bajas que les resultan incómodos, es otra de sus formas de dominio. Así, súmese la establecida inseguridad (laboral, ambiental, judicial, de vida, libertad de expresión, vivienda, salud, educación, seguridad, alimentación, dignidad,…) que desarticula e inmoviliza a las clases bajas para subyugarlas y que no se organicen en un frente único.
Movimientos han surgido. Algunos falsos, provenientes de la derecha o la pseudo izquierda, como el de la fétida criminal, Margarita Zavala de Calderón, que busca secuestrar el descontento del pueblo (así como su marido secuestró la presidencia), para usurpar el poder, y apuesta, con un nivel máximo de desvergüenza, a la desmemoria. Otros surgen y reducen de manera lamentable su lucha a sólo la búsqueda de soluciones a sus particulares problemas, rehusando que nunca las obtendrán si no buscan un cambio sistemático y que llegan a rechazar el apoyo que les brindan otros sectores que luchan. También se encuentra el movimiento político de buena fe del partido MORENA, demasiado paternalista, vertical descendente y con escasa autocrítica, que propone un maridaje con el capitalismo explotador macroeconómico, cree que el problema se reduce a simple corrupción, planea un cambio mediocre pues ni plantea tumbar al sistema criminal y sus legalizaciones antisociales para erigir uno humanista de raíz, busca irresponsablemente aquietar los levantamientos para que esperen sufriendo en el averno mexicano hasta el inseguro 2018, que vaticina un posible fraude y una nueva usurpación del poder, excluye a otros movimientos democráticos, creyéndose único meritorio de serlo, que siguen otra línea de izquierda y hasta llega a denostar de farsante al movimiento popular indígena que apuesta por la vía democrática y por establecer un sistema anticapitalista.
Todo esto, y más, mientras los mismos políticos traidores y/o empresarios (representados en COPARMEX u otras organizaciones), que llevaron a cabo y apoyaron las políticas que derrumbaron al país, fingen amnesia e intentan inmiscuirse en la indignación.
Todo esto, y más, mientras los políticos traidores persisten en el neoliberalismo y malinchismo ante un imperio -el estadounidense- que nos desprecia y domina. Todo esto, y más, mientras burgueses mexicanos buscan convivir en opulencia con el magnate Donald Trump para buscar limar asperezas. Todo esto, y más, mientras el desgobierno neoliberal, encabezado por el usurpador genocida, Enrique Peña Nieto, pretende normalizar la militarización del país, dándole poderes extraordinarios al poder “Ejecutivo” para suspender los derechos y garantías de los ciudadanos, para así poder atacar a la población y reprimir un levantamiento popular como el que está a punto de surgir.
Todo esto, y más, mientras el desgobierno aumenta su agresividad y engaño, sembrando terror y manchando movimientos con grupos de choque para justificar la represión y el asesinato. Todo esto, y más, mientras pocas manos amasan la fortuna producida por las clases bajas, se devalúa la moneda, se incrementa la inflación, se desmantela el patrimonio del pueblo, suben los precios de gasolina, gas y luz, y consecuentemente subirán los precios de canasta básica y servicios básicos.
El deber
“El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona: rebeldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que le cierra el paso; rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explotadores”.
-Ricardo Flores Magón.
Nunca ha sido cuestión del gusto, o no, en la política; el sistema rige sobre la vida más que un particular empleo. Tampoco es cuestión de las buenas intenciones, o no, de un burgués; es la naturalidad que genera un sistema desde sus principios.
Indignación es el fuego que brota ante la injusticia y el empuje que mueve los engranes de la rebelión. El pueblo es el yugo dormido que está despertando; pues no hay poder que pueda frenar las manos unidas del pueblo levantado.
Las voces comienzan a entrelazarse en un grito: el grito de libertad y bien común contra el dominio y la opresión. La indignación del pueblo une los caminos a la organización y articulación de la lucha. Y es imprescindible la unión de todas ellas en un frente común, no violento e incluyente. Asimismo la concientización debe ser la base principal que dé rumbo a la acción de lucha por el cambio.
Rebeldía contra la miseria, rebeldía contra la injusticia, rebeldía contra nuestra sumisión, rebeldía contra nuestra cobardía, rebeldía contra nuestro derrotismo, rebeldía contra nuestra ignorancia, rebeldía contra nuestros pretextos. Revolución ante este infierno.
Unión, frente común para obligar a renunciar a Enrique Peña Nieto, tirar el sistema pútrido y establecer una nueva sociedad con el establecimiento de una verdadera representación y un nuevo sistema, humanista como principio, es decir, sin clases, de igualdad, armonía, garantías de dignidad humana, bienestar de todos, respeto a la naturaleza… Un sistema que se base en la hermandad en lugar de la rivalidad, la cooperación en lugar de la competencia, la necesidad por encima de los caprichos.
El deseo de lucha late en el fondo de todos los que sienten deseo de justicia; barrer con las barreras internas y convertirlo en acción que sacrifica para la lucha, es la vida. El pueblo unido puede hacer todo lo que cree poder.
“Bendito momento aquel en que un pueblo se yergue. Ya no es el rebaño de lomos tostados por el sol, ya no es la muchedumbre sórdida de resignados y de sumisos, sino la hueste de rebeldes que se lanza a la conquista de la tierra ennoblecida porque al fin la pisan humanos”.
-Ricardo Flores Magón.
Comandante Haza. México, 4 de enero 2017.