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¿Fue un regalito para Trump? ¿Por qué mandar a “El Chapo” a EU justo hoy? Los analistas difieren

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El Gobierno de Enrique Peña Nieto entregó hoy al líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, a las autoridades estadounidenses, un día antes de la toma de posesión del nuevo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En este contexto, la interrogante es ¿si se trató de un regalo para el magnate neoyorkino?

Analistas consultados por SinEmbargo consideraron que fue “un acto de buena voluntad” con el Gobierno de Trump; otros vieron una exigencia del propio magnate, y algunos incluso señalaron que pudo tratarse de una petición de Barack Obama. Sin embargo, algunos alertaron que con la entrega del líder del Cártel de Sinaloa, México reduce su capacidad de negociar con la nueva administración de Estados Unidos.

Joaquín Guzmán Loera fue entregado hoy por el Gobierno de México al de Estados Unidos para que enfrente en el país vecino cargos por diversos delitos, como delincuencia organizada y homicidio. “El Chapo” fue extraditado hoy, un día antes de la toma de posesión del Presidente Donald Trump, después de permanecer preso un año en dos cárceles mexicanas en el Estado de México y Ciudad Juárez y de promover diversos recursos de amparo para evitar abandonar el país.

El líder del Cártel de Sinaloa perdió ayer uno de sus últimos recursos para evitar su traslado a Estados Unidos luego de que ninguno de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) quiso atraer los dos amparos que su defensa promovió. Finalmente, este jueves el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México, que analizaba su caso, determinó negarle el recurso que lo mantendría en suelo mexicano.

Los analistas difieren en si se trató de un regalo para el magnate neoyorkino. Algunos creen que se trató de “un acto de buena voluntad” con el Gobierno de Trump; otros ven una exigencia del propio magnate, y algunos incluso advierten todo lo contrario, que pudo tratarse de una exigencia de Barack Obama.

También alertan que con la entrega del líder del Cártel de Sinaloa, México reduce su capacidad de negociar con la nueva administración de Estados Unidos.

“La extradición tiene una doble interpretación”, afirmó Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, ‎Coordinador académico del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), en entrevista con SinEmbargo. Por un lado, dijo, puede interpretarse como una exigencia del gobierno de Barack Obama en su último día como mandatario, pero por otro, puede tratarse de un “gesto de buena voluntad” del Gobierno mexicano ante la administración de Trump.
Sin embargo, Rodriguez afirmó que México tenía ya pocas herramientas de negociación política para mantener al capo en México y ya no era posible seguir retrasando la decisión.

Por su parte, el experto en seguridad nacional e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, Guillermo Garduño Valero, consideró que la entrega del capo mexicano es el inicio de una mala gestión de Luis Videgaray Caso al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Recordó que a pesar de que el único elogio desmedido hacia Videgaray vino del magnate, el funcionario no está capacitado para negociar con el vecino país.

“Es el inicio de una mala gestión [de Videgaray]. Es imposible que un sujeto imberbe en este tipo de asuntos esté tratando temas de alta seguridad del país”, dijo Garduño a este medio digital.
La entrega del líder del Cártel del Sinaloa, consideró el analista, reducirá de sobremanera la capacidad del Gobierno federal de negociar con Estados Unidos en poco tiempo.

“Yo diría que la entrega es una exigencia de los Estados Unidos para empezar a penetrar sobre otras exigencias. Aquí tendríamos nosotros que ubicar el estilo de Trump, que de acuerdo a la capacidad de resistencia que tenga el contrario establece la negociación. Si no hay la capacidad resistencia, sencillamente, toma una decisión unilateral”, dijo.
“Y esto justamente es una traición [la caída de la líder criminal], porque fue una decisión que la autoridad tomó frente a esta situación que ya se veía venir”, agregó Garduño.

El profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) Vidal Romero León expuso que es una posibilidad que Donald Trump exigiera la entrega de “El Chapo”, aún con la concesión de que se entregase durante la administración de Barack Obama.

“No creo que este acto debilite al Gobierno federal, más de lo que se ha autodebilitado. No era un tema que tuviera Trump en su agenda. Es algo que a sus votantes ni les va ni les viene”, dijo Romero.
Guadalupe Correa Cabrera, profesora asociada de la Universidad de Texas, expresó su sorpresa de que la extradición se diera un día antes de la toma de protesta de Trump. “Era de esperarse que esta extradición se diera lo antes posible, pero esto sí es sorprendente”, señaló.

La académica consideró que escogieron “el día antes de que Trump se inaugure como Presidente de los Estados Unidos para establecer un vínculo [con su Gobierno]. Es hacerle un favor. Los tiempos dicen mucho y este tipo de mensajes que se dan, estas decisiones, no pasan de la noche a la mañana. Es un mensaje de que el Gobierno ha decidido trabajar con él y entregarle al capo más buscado”.
Es una muestra, agregó, de México como un país de segunda que no negocia y sólo ofrece.

Joaquín Guzmán se fugó en dos ocasiones de dos prisiones federales en México.

La primera, en 2001, bajo la administración del panista Vicente Fox Quezada, fue del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco. Guzmán fue capturado por primera vez en Guatemala el 10 de junio de 1993 y había sido sentenciado a 20 años de prisión. Tras su escape, el capo estuvo prófugo durante 13 años.

En febrero de 2014 fue capturado en Mazatlán, Sinaloa y apresado en el penal de El Altiplano, en el Estado de México, de donde nuevamente se fugó en julio de 2015 a través de un túnel de un kilómetro y medio de largo. Seis meses después, el 8 de enero del año pasado, fue recapturado en Los Mochis para ser trasladado de nuevo a la prisión ubicada en Edomex. Desde el pasado 7 de mayo, el capo fue trasladado al Cefereso 9 de Ciudad Juárez.

Este jueves, el Tribunal con sede en la capital del país consideró que los acuerdos de la Secretaría de Relaciones Exterioriores (SRE), del 20 de mayo de 2016, que concedían la extradición del capo a Estados Unidos cumplían con las normas, requisitos y disposiciones legales para su emisión.

En consecuencia, informó la Cancillería a través de un comunicado, “para dar cumplimiento a los acuerdos de extradición, [la] dependencia del Gobierno Federal puso a disposición de la Procuraduría General de la República a Joaquín Guzmán Loera, y a través de la misma, el Gobierno de la República el día de hoy entregó al Señor Guzmán Loera a las autoridades los Estados Unidos de América”.

Guzmán Loera enfrenta en un tribunal de Texas cargos por delitos contra la salud, asociación delictiva, delincuencia organizada, posesión de armas, homicidio y lavado de dinero. Además, en otra corte de California está acusado por el delito de asociación para importar y poseer cocaína con la intención de distribuir.

Federico Berrueto, dijo a la agencia Efe, que la extradición del capo mexicano es un reconocimiento a Barack Obama a un día de que entregue la Casa Blanca por su cooperación. Además consideró que se trata de una advertencia Donald Trump de que la relación bilateral no se basa solo en economía y migración.

“El hecho que esto ocurra las últimas horas del Gobierno de Obama es una señal de un reconocimiento y cortesía a un Gobierno que concluye (en Estados Unidos) pero también es una llamada de atención al Gobierno que inicia”, detalló.

Para Berrueto, lo sucedido “hay que verlo en el marco del calendario político del país vecino” y en que “había una expectativa del Presidente Obama de que se produjera la extradición de uno de los criminales más buscados” del mundo.

“Es una atención con un Presidente con el que concluye un mandato en el que se dieron una serie de realizaciones en la relación bilateral”, a pesar de que no satisfizo a México en materia migratoria, consideró.

Por el contra, dijo Barrueto a la agencia española, “lo que México le está diciendo al señor Trump es que no se olvide de que hay temas de seguridad nacional de interés común sobre los cuales debe existir un entendimiento”.

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