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CANCÚN y la "RIVIERA MAYA" PARAÍSOS del NARCO entre ex-federales y ministeriales

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La disputa de plazas para la venta de drogas, el cobro de derecho de piso y las extorsiones son las principales causas de la violencia generada en los últimos días en Cancún y Playa del Carmen. Atribuyen los hechos al enfrentamiento entre Doña Lety —quien presuntamente controla un cártel independiente integrado por diversos grupos delictivos— y el grupo de Los Zetas.

Un informe de seguridad de autoridades federales revela que en Quintana Roo hay presencia de los grupos delictivos Los Pelones, Cártel del Golfo, Cartel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas; este último había sido desplazado en los últimos años por los tres anteriores, luego de que se reagruparon y alinearon ante Doña Lety.

“El grado de infiltración de la delincuencia organizada en las corporaciones policiacas es evidente y los recientes cambios de mandos medios y comandantes al interior de la Fiscalía General del Estado no gustó al grupo delictivo que venía operando y esta situación está siendo aprovechada por el cártel de Los Zetas para desplazarlos y quedarse con el control de la plaza”, destaca el informe.

De acuerdo con reportes judiciales, Leticia Rodríguez Lara, conocida como Doña Lety o La 40, es originaria de la colonia Alfredo V. Bonfil y fue policía federal. Señalan que controla la venta de droga e el norte del estado desde hace más de cinco años.

Le atribuyen el liderazgo del Cártel Cancún o Independiente, formado por un grupo de seis a ocho ex agentes judiciales que, a su vez, tiene bajo su control los centros nocturnos, bares y discotecas de la zona hotelera de Cancún, Puerto Morelos, Alfredo V. Bonfil, Isla Mujeres e intenta ingresar a Playa del Carmen.

El informe destaca que un comandante de la fiscalía en la zona norte desertó de la Policía Ministerial en noviembre del año pasado y ahora es el brazo ejecutor de Doña Lety.

“No solo la fiscalía está infiltrada, pareciera que nadie quiere investigarla y mucho menos asegurarla”, refiere el documento.

Mientras, el grupo delictivo de Los Zetas trata de ingresar y tomar el control en el norte de Quintana Roo. Atribuyen a este grupo la difusión de la presunta detención de Doña Lety y su supuesto rescate el día de la balacera en contra de las instalaciones de la fiscalía de Cancún —el martes 17 de enero— y en otros puntos de la ciudad para ejercer presión ante el gobierno y promover su detención para quitarla de su camino y apoderarse de la plaza.

En 2016, la Gendarmería envió a Quintana Roo más de 250 agentes, 100 a Chetumal y 150 a Cancún, pero fueron trasladados a Chiapas, por lo que se quedó sin vigilancia federal.

Tras los hechos de Playa del Carmen, el lunes 16 de enero, cuando murieron cinco personas tras un tiroteo en la discoteca Blue Parrot, en pleno cierre del festival BPM, y del ataque a la fiscalía un día después, en el que murió un policía y tres presuntos agresores, el panorama es que se acentúe la violencia mientras no realicen detenciones, entre ellas la de Doña Lety.

En el estado los grupos delictivos le perdieron el respeto a la autoridad. Esto se remonta a que en años anteriores si bien también existía la presencia de estos grupos delictivos, había “pactos de caballeros” y se respetaban.

La aparición en días pasados de al menos 10 mantas firmadas presuntamente por el Comandante Fayo Z entre Playa del Carmen y Cancún es una muestra: este personaje fue detenido por la entonces SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada) en mayo de 2009.

Las detenciones

En el sur de Quintana Roo fue detenido el 14 de septiembre de 2016, Dilver “N”, de 31 años de edad y originario de Chetumal; además, uno de los 122 objetivos más buscados por la federación y a quien presuntamente le atribuyen el liderazgo de la plaza del Cártel del Pacífico en Quintana Roo, según declaraciones del comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales.

Según el Sales, Dilver “N” estaba vinculado a actividades de trasiego de droga y contaba con su centro de operaciones en el poblado Subteniente López, comunidad fronteriza de Quintana Roo con Belice. También se le vincula presuntamente con el tráfico de mercancías ilegales de la zona libre de Corozal. En esa ocasión fue detenido junto con Alexander “N”, de 24 años y originario de Belice.

Otro de los capítulos violentos fue el asesinato del general Mauro Enrique Tello Quiñonez, a unos días de haber llegado a Cancún en 2009 para hacerse cargo de la seguridad en el municipio de Benito Juárez.

El Ejército detuvo a los asesinos del general, entre ellos a Octavio Almanza, el Gori, ex militar; además, desarticuló una de las más importantes células de Los Zetas, la cual estaba dedicada a eliminar a militares.

En esa ocasión, la Procuraduría General de la República (PGR) confirmó que esta célula delictiva estaba coludida con el ex director de Seguridad Pública de Cancún, Francisco Delgado, quien los protegió para actuar en esta plaza.

Desde la década de los 90 se han registrado un sinnúmero de ejecuciones relacionadas con la delincuencia organizada en Quintana Roo y particularmente en Cancún y Playa del Carmen; así como el recale de droga.

El pasado viernes, el comandante de la X Región Militar, de la Península de Yucatán, Gustavo Nieto Navarro, confirmó la presencia del cártel independiente en Quintana Roo.

“No digo que sea el Cártel de Cancún, es un cártel independiente que opera aquí en el estado, no nada más en Cancún, sino en la Riviera Maya”, señaló.

Dijo que investigaban quiénes lo integran, aunque aseguró que está compuesto “por restos, por llamarlo así, de otros cárteles, ustedes saben que muchas veces brincan de un grupo a otro, lo que se conoce por chapulines”.

Sobre la versión de que los hechos violentos de los últimos días son por la pugna de cárteles por el control, dijo que “todos los grupos criminales buscan apoderarse de las plazas. Y hay una lucha que se mantiene entre ellos. (...) Lo que hemos visto, por ejemplo, los muertos que ha habido aquí en Cancún, es entre bandas rivales de narcomenudistas por el control del área”.

El 24 de septiembre pasado, un día antes de que el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquin Gonzalez rindió protesta, Nieto Navarro había revelado la existencia de un nuevo cártel, sobre el cual no quiso abundar en su momento, pero calificó como “muy peligroso”.

“Un negocio de mil 500 mdd”

“México tiene que actuar e ir a la raíz del problema en el tema de violencia y el narcotráfico; estamos viviendo un proceso similar al de Colombia y no podemos llegar a un estado fallido”, opinó el investigador Juan Carlos Arriaga Rodríguez, quien agregó que los recientes hechos violentos en Playa del Carmen y Cancún son producto de la disputa por la plaza que representa una ganancia anual de mil 500 millones de dólares por la venta de drogas, dijo, basado en un informe de años atrás de la PGR.

“Quintana Roo, en especial la zona norte, es un centro importante del consumo de estupefacientes porque forma parte de las rutas de transporte y trasiego de las drogas para la costa atlántica de Estados Unidos y entonces empieza a haber presencia de los narcotraficantes mexicanos en esta región. Antes eran los colombianos, ahora son los mexicanos”, advirtió Arriaga Rodríguez, secretario técnico de Investigación y Posgrado de la División de Ciencias Políticas y Humanidades de la Universidad Autónoma de Quintana Roo.

Refirió que esta entidad es un punto de recale y depósito de drogas desde los años 90, cuando empezaron a incrementarse en la zona costera de Mahahual, en el sur. El estado es considerado un centro nodal y de flujo de droga en la región del Caribe y además receptor de una cantidad enorme de turistas nacionales y extranjeros (entre 9 y 10 millones) que vienen a beber, divertirse “y si va acompañado con una droga o estimulante, es mucho mejor, por lo que crece la importancia de esta plaza”.

Los gobiernos se han mantenido permisivos y tolerantes ante estos hechos, lamentó, “están diversas bandas disputándose el mercado del narcotráfico que representa millones de dólares”. Y en el caso de Quintana Roo, se estima que de 50% de los turistas que arriban, por lo menos una vez van a consumir drogas, protagonizar escándalos o ir a un hospital por sobredosis e inclusive casos de suicidio, lo cual es un asunto grave de salud pública, indicó.

“En México no se ve la luz al final del túnel y nos puede llevar a un estado fallido, como ha ocurrido en entidades como Michoacán y Guerrero... Tamaulipas es otro caso similar y hasta posiblemente Veracruz, con Javier Duarte”.

Dijo que, según informes oficiales, Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco están considerados territorio de Los Zetas, la organización más despiadada y sanguinaria, integrada por desertores del cuerpo de élite del Ejército mexicano y el brazo ejecutor del Cártel del Golfo. “En la entidad entran al olvido y pierden el control al ser desplazados por otros grupos que, se cree, se han reagrupado en un nuevo cártel.

“La descomposición del sistema político mexicano es tremenda, nunca en la historia se había visto tanta corrupción y desacreditación; las autoridades viven en su mundo de caramelo y este problema de gobernabilidad es de mucho riesgo porque no existe un plan claro, objetivo, viable con metas realistas y un alejamiento completo de la sociedad.

“No están preocupados por evitar generar este tipo de malestar social, y si a eso le agregamos una mayor la presencia del crimen organizado, tenemos un coctel muy peligroso que nos tiene preocupados. Aunado a que somos una sociedad apática, individualista, poco solidaria que no abona y que la denominé neo-valemadrismo, por lo que no hay idea del futuro y todo esto en nada ayuda”, explicó.

Lo más grave, agregó, es que empecemos a ver con normalidad la violencia y que lo anormal sea que no haya un muerto ese día.

Los cuatro jinetes del apocalipsis en el turismo son: la presencia de enfermedades contagiosas, el terrorismo, desastres y crisis políticas —estallidos sociales violentos—, dijo. “En Quintana Roo, el riesgo es la presencia de desastres y de los tres restantes no existe un peligro elevado, pero sí empiezan a preocuparnos los actos violentos y el riesgo es que se empiece a incentivar la percepción de inseguridad, es ahí el peligro porque antes podía el gobierno controlar la publicación de esta información, pero hoy en día, con las redes sociales, es imposible”.

Dijo que si bien no existen “recetas mágicas” para atender esta problemática, sí deberían ser tomados en cuante criterios como la profesionalización de los cuerpos de seguridad y de impartición de justicia, planes realistas y participación ciudadana, entre otros.

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