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Los últimos 30 años del Chapo

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La extradición de Joaquín Guzmán a una Corte de Estados Unidos para enfrentar un juicio largamente anhelado por el gobierno americano podría no ser el cierre de la historia del Chapo.

Ninguna de sus tres capturas en México o cualquiera de los atentados de sus enemigos, han logrado cerrar la cadena de sucesos difundidos de la vida del capo más buscado en el mundo.

En un país admirador y constructor de mitos, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, un hombre nacido en un pueblo perdido de la sierra de Sinaloa, se incrustó  de maravilla y gozó de una de las más grandes exposiciones mediáticas que se puedan documentar en los últimos 30 años de la historia de entre siglos de México.

En esas más de tres décadas el Chapo ha estado en libros y películas, en expedientes judiciales y en melodramas del espectáculo, en portadas de periódicos y noticiarios del mundo entero, en discursos de políticos de varios países, en camisetas, en piñatas…

A mediados de los 80 del siglo pasado Joaquín Guzmán era uno más de la generación de sinaloenses que cubrían el hueco dejado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro o Ernesto Fonseca. Estados Unidos seguía tejiendo su guerra contra las drogas y presionaba a países como México o Colombia. Pero en esa época los americanos tenían muy identificado a su enemigo y se llamaba Pablo Escobar Gaviria.

Fue en los tiempos de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari cuando Guzmán Loera libra la guerra intestina con los hermanos Arellano Félix, cuando pasa de ser un miembro más de las organizaciones del tráfico de drogas a ser ya el Chapo. Luego, vendrían los años de cárcel, la fuga y su persecución frenética a la que parecía que siempre llegaban tarde sus persecutores.

Aquí, los episodios de Joaquín el Chapo Guzmán que marcaron su historia y la de México en más de tres décadas.

1989

La disputa con los Arellano

Hasta antes del asesinato de Enrique Camarena, el agente de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos –DEA- muerto en México en 1985 culpando a Rafael Caro, la convivencia y tolerancia a las organizaciones del tráfico de drogas lo marcaba el alcance de la corrupción.

Pero además la guerra contra las drogas anunciada por Richard Nixon y que continuaron los presidentes siguientes tenía un enemigo definido: Pablo Escobar y Colombia.

En ese entonces, fin del sexenio de Miguel de la Madrid y la llegada de Carlos Salinas de Gortari, los hermanos Arellano Félix eran la organización poderosa, por el control que habían logrado en la frontera con Estados Unidos, concretamente en Tijuana. Buscando eliminar a cualquiera que intentara arrebatarles el poder, emprendieron una encarnizada disputa con Joaquín Guzmán, quien también fue sumando alianzas.

En 1989, cuenta el propio Francisco Javier Arellano en un expediente en poder de la Corte de San Diego, su hermano Ramón mató en una fiesta a Armando el rayo López, socio del Chapo, el crimen que los llevó a perseguirse por cualquier punto del país. Una noche de noviembre de 1992, en la discoteca Christine de Puerto Vallarta, Guzmán Loera intentaría cobrarse el crimen del compadre.

1993

El crimen del Cardenal

Mientras Carlos Salinas llevaba a México al primer mundo y su política de solidaridad ganaba adeptos internacionales, Guzmán y los Arellano le pondrían su marca propia al sexenio.

En el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco, una balacera entre cárteles cobra una víctima de peso: el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien llegaba a recibir al Nuncio Apostólico Girolamo Prigione.

Los Arellano se deslindan y buscan entrevistarse con el mismo Presidente; pero el Chapo pagaría. En menos de un mes Joaquín Guzmán sería capturado en Guatemala e internado en el penal del Altiplano.

Todavía una década después, el entonces Procurador Jorge Carpizo tenía que seguir aclarando su polémica teoría de la confusión en un fuego cruzado.

2001

La fuga espectacular

De un penal a otro, pero sin perder nunca el control de muchos de sus negocios, Joaquín Guzmán mantuvo las intentonas de fuga.

El PRI ya había dejado la presidencia de México luego de casi 80 años y el país conocía la alternancia. A la par el poder criminal también había tenido sus reacomodos, el ascenso y desaparición de Amado Carrillo el Señor de los Cielos, por ejemplo, y la decadencia de los Arellanos Félix, los otrora enemigos del Chapo.

Con 50 días de Vicente Fox como Presidente, el Chapo sale por la puerta del penal de Puente Grande en enero de 2001. Ahí terminaba la historia de Joaquín y empezaba la del Chapo, el hombre más buscado.

2009

Años de persecución

Vicente Fox conformó un grupo especial de búsqueda contra el Chapo, y aunque declaró que le pisaban los talones nunca lo aprehendieron. Mientras estaba a salto de mata, y pasaba de ciudad en ciudad, Guzmán Loera levantaba su imperio.

Con la llegada de Felipe Calderón, el objetivo número era indiscutiblemente el Chapo. En esa lógica lanzó su guerra contra las redes del tráfico de drogas, una más.

Por su parte Joaquín Guzmán emprendía su propia guerra, muy parecida a la que libró en los 80 y 90 contra los Arellano, pero ahora contra los Beltrán Leyva, antes sus aliados y hasta parientes políticos. Y es que en la detención de Alfredo Beltrán Leyva, en 2008, están convencidos sus familiares que fue Guzmán Loera quien lo entregó.

El enfrentamiento de Guzmán Loera contra los Beltrán Leyva, la disputa de Ciudad Juárez entre cárteles y la guerra de Felipe Calderón contra el narco, forman parte del periodo violento más cruento en México. En apenas tres años México duplicó el número de crímenes y se colocó entre los países con más homicidios en el mundo.

2014

La cita en el Miramar

Se fugó con un presidente del PAN, pero lo recapturó un presidente del PRI. Para 2014 Enrique Peña había bajado la narrativa de una guerra contra el narco que no cambió en nada, salvo en reducir las veces en que el mandatario hablara del tema.

Un grupo especial de la Marina, apoyado por agentes de la DEA y la CIA, ahora sí le seguía en corto los pasos al Chapo. No en el discurso, en la realidad.

En febrero de 2014 Guzmán Loera ya estaba en la trampa. De Culiacán huyó a Mazatlán, y en el edificio Miramar donde se creía seguro, frente al pacífico mexicano, fue recapturado.

ALMOLOYA, ESTADO DE MÉXICO, 14JULIO2015.- Vista de los túneles por donde Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", líder del cártel de Sinaloa, logró escaparse del Penal del Altiplano, los cuales miden aproximadamente 1.5 kilómetros. FOTO: ESPECIAL /CUARTOSCURO.COM

2015

El señor de los túneles

Si tres gobiernos: Fox, Calderón y Peña, tardaron exactamente trece años en detener al Chapo, al crecido líder de la organización Sinaloa, catalogada en su momento como la red criminal más poderosa en el mundo, solo le llevó un año y cuatro meses evadirse de nuevo.

Conocido por los túneles en sus casas de seguridad para huir como un topo cuando se acercaran enemigos o la Marina, el Chapo solo necesitó recurrir a la ingeniería básica para salir del Altiplano.

2016

Una historia de amor

La segunda fuga del Chapo fue la burla para el gobierno de Enrique Peña. Lo encargó a todos y se escapó con la mayor facilidad. Esta vez el grupo de recaptura sería implacable.

Guzmán Loera se refugió en su lugar más seguro: el triángulo dorado. Estuvo en Durango por semanas y luego en Cosalá, pero la ciudad lo llamaba…y mantuvo durante semanas una comunicación directa con la actriz Kate del Castillo. Cautivado, el Chapo empezó a cometer errores y de nuevo le cerraron el cerco hasta detenerlo.

2017

Cruzando fronteras

Si uno de los corridos que se dicen favoritos de Joaquín Guzmán refiere las dificultades de cruzar cerros y arroyos para visitar a una dama. Este nuevo cruce de fronteras que hace el Chapo Guzmán podría ser su último, en más de tres décadas de historia del delito.

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