A finales de la década pasada la revista Forbes lo incluyó en su lista de los hombres más acaudalados del mundo, con una fortuna calculada en mil millones de dólares. Hoy, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, supuestamente está en la ruina.
Como el famoso capo sinaloense, preso en Estados Unidos, arguye que no tiene dinero para pagar un abogado particular, un par de defensores federales de oficio le brindan asesoría de manera gratuita. Y eso desconcierta a los fiscales estadunidenses Robert Capers y Arthur Wyatt.
“No creemos que el señor Guzmán califique para recibir este tipo de beneficio”, declararon el viernes 3 durante la audiencia realizada en un tribunal federal de Brooklyn, en esta ciudad.
El 27 de enero pasado ambos enviaron una carta al juez Brian Cogan en la que le pidieron indagar la situación financiera del exlíder del Cártel de Sinaloa, la organización criminal más grande y prolífica del mundo.
Cogan desestimó la moción de la fiscalía y, para hacer oficial la pobreza del acusado, le ordenó firmar una declaración financiera en la que manifieste su imposibilidad para costear un abogado privado.
“Si al gobierno no le parece esta declaración, que lo investiguen para saber si cuenta con el dinero para pagar su defensa”, dijo el juez.
El problema es que si El Chapo no tiene para contratar a sus abogados, mucho menos va a poder pagar los 14 mil millones de dólares que el gobierno estadunidense busca requisarle, alegando que son producto de sus actividades criminales durante tres décadas, según consta en las 33 páginas de la acusación en su contra que se presentó en el tribunal neoyorkino el 11 de mayo de 2016.
La defensa del Chapo, Michelle Gelernt, se quejó de que las medidas de seguridad en torno a su cliente son demasiado estrictas –está bajo vigilancia constante 23 horas al día y sólo se le permite una hora de ejercicio en solitario–, por lo que pidió al juez Cogan relajarlas.
“El gobierno le ha impedido tener contacto con su familia y su abogada mexicana –expuso Gelernt–. Hemos solicitado a la corte permiso para que la señora Guzmán (sic) lo visite o hable con él por teléfono. Ella (Emma Coronel) se encuentra aquí en la sala. Y no se le ha permitido visitarlo. Nosotros no podemos darle ni un vaso de agua durante nuestras juntas.”
Cogan optó por dejar el asunto de las visitas conyugales en manos del Centro Correccional de Manhattan. “Voy a remitir a las autoridades de la prisión para que autoricen quién puede o no entrar. Es obvio que están tomando medidas de seguridad extra. Y todos sabemos las razones por las que actúan con esta cautela”, declaró el juez.
“Seguridad extrema”
Los fiscales Capers y Wyatt también argumentaron que existe un conflicto de interés con los defensores de oficio, pues cinco personas que testificarán en contra de Guzmán Loera fueron previamente representados por defensores federales de oficio. La identidad de los cinco posibles testigos se mantiene en secreto y el mismo acusado ignora quiénes son, según sus abogados.
“¿Cómo voy a tener un diálogo con él si no puede saber quiénes son estas personas? –preguntó el juez–. Él puede aceptar dialogar conmigo a menos de que sepa qué está en juego aquí y sepa quiénes son esas cinco personas.”
El exlíder del Cártel de Sinaloa llegó al tribunal a las 9:39 de la mañana de este viernes 3, en medio de fuertes medidas de seguridad. Iba esposado y ataviado con un uniforme azul marino para escuchar, siempre a través de un intérprete que le susurraba al oído, las mociones de sus abogados y de los fiscales ante el juez Cogan. La diligencia duró 45 minutos.
Afuera de la sala se colocó un detector de metales y varios alguaciles federales revisaron a cada de uno de los asistentes. La sala se llenó en su mayoría con periodistas de medios locales e internacionales. Entre ellos se sentaron Emma Coronel y Silvia Delgado, esposa y abogada de Guzmán, respectivamente.
Afuera del juzgado, decenas de cámaras y grupos de agentes federales desarmados permanecieron en medio del frío bajo cero con el que amaneció Nueva York. También se presentaron cinco personas que enarbolaron una bandera mexicana y exhibieron pancartas con mensajes en inglés para mostrar su apoyo al traficante.
“Estamos aquí para que El Chapo, que está ahí solo, sienta que la gente lo apoya y le agradece porque hizo carreteras, escuelas… cosas que el gobierno no hizo por el pueblo”, declaró Israel Galindo, un mexicano radicado en el Bronx. Y agregó: “No lo conozco, pero lo admiro porque con apenas un año de primaria controló a un país”.
Cerca de las 11:00 horas, la abogada Gelernt salió acompañada de Coronel para dar declaraciones a la prensa.
“Esta ha sido la única ocasión en que ella (su esposa Emma Coronel) ha tenido oportunidad de verlo”, dijo la defensora.
El juez Cogan fijó la siguiente audiencia para el próximo 5 de mayo.