Han pasado 20 días de la desaparición de Reynol Fierro, escultor, inventor y policía comunitario del poblado de Dos Caminos, Guerrero. Las pistas de su paradero, son inciertas, como incierto ha sido la respuesta de las autoridades.
Reynol portando la Raptor un arma de su invención inspirada en la Minigun de las películas Depredador y Terminator 2
A finales de 2014, durante una visita a Dos Caminos por las fiestas patronales, me quedé asombrado del tamaño del arma de un policía comunitario. Era la Raptor. Debo aceptar que, después de la impresión, reconocí al dueño. Era Reynol. En aquella ocasión, a sugerencia de mi esposa, le pedí la oportunidad de conversar con él para hacer un texto. A bocajarro me dijo que no. Que no le interesaba. Conozco a Reynol desde hace años y sé que es sumamente corto de palabras. Entendí su postura y me resigné a dejar ir esta historia.
A los pocos días me lo volví a encontrar en el pueblo. Debido a que se trataba de la festividad doscamineña más importante, la presencia de la policía comunitaria era constante. Cabalgatas, bailes, turistas y procesiones, colman de gente las pequeñas calles del pueblo. En esa ocasión, Reynol era parte de la patrulla que escoltaba una comitiva que asistiría al jaripeo. Quiso saber el motivo de la entrevista. Le dije que quería contar su historia.
—Va. Nos vemos mañana.
—¿En dónde? ¿En tu casa?—, le pregunté.
—Sí—, respondió. Luego siguió su camino.
Conocí a Reynol desde que él era un crío. No es mi contemporáneo, pero en Dos Caminos todos nos conocemos. Supe desde hace mucho tiempo que era parco para conversar, mas sumamente creativo. Desde niño dio muestras de su habilidad con la invención. Desarmaba cosas y usaba sus piezas para construir.
Hijo del escultor más famoso de la comarca, Reynol fue el único que heredó el don de la esculpida. Puede labrar cualquier cosa en casi cualquier superficie. Ese era su oficio, en sus ratos libres, patrullaba con la comunitaria. En el pueblo y sus alrededores es bien conocida la personalidad de Reynol. Un tipo tranquilo, sencillo y curioso. No se le conocen vicios, ni pleitos. El martes 17 de enero salió de su casa y desde entonces no ha vuelto.
***
VICE publicó el texto en enero de 2015. No pocos se mostraron interesados en saber más sobre Reynol. El texto fue retomado por muchos medios, tanto en digital como en papel. Y es que la Raptor amedrenta con solo verla. Algunos reporteros me preguntaron dónde podían verlo. A todos les dije cómo llegar a Dos Caminos y a la casa de Reynol. Ninguno pudo convencerlo.
Cuando publiqué el texto, le envié el link de la página vía whatsapp y solo respondió con un "ok". Algo muy normal en él.
Cuentan que, a su regreso de Estados Unidos y su reencuentro con algunos de sus amigos, le invitaban cervezas, a sabiendas de que, los mojados al volver a su pueblo, se dedican buena parte de su tiempo a andar de fiesta. Esto no ocurrió con Reynol. Evadía hasta donde podía la ingesta de cerveza y cuando era inevitable, se tomaba una rápidamente y luego se iba de ahí.
A mediados de 2015, el equipo de VICE me escribió para expresarme su interés en hacer un documental sobre Reynol. En resumen, me pidieron amablemente que le contara a Reynol sobre el proyecto. Por supuesto que me interesó la idea. Creo que el talento del comunitario está desaprovechado. Es decir, que un hombre sin estudios construya armas con piezas de desecho no es poca cosa.
Recordé que durante mi charla con Reynol, en su casa, luego de que me contara la singular manera de imaginar y construir armas, le platiqué la historia del AK-47, ideada por su creador, Mijail Kalashnikov, durante su convalecencia. Le expliqué el nombre, ahora mundialmente famoso, no tiene ningún enigma: al llegar a la oficina de registro de armas, le preguntaron a Mijail cómo se llamaba su proyecto. No tiene nombre, dijo incrédulo. Necesita un nombre para registrarlo. Como el proyecto consistía en la fabricación de un arma automática, tomaron la "a" de automática, la "k" de su apellido y el 47, por el año de registro: 1947. "Qué interesante", dijo. Al preguntarle si había reparado "Cuernos" de inmediato me dijo que sí.
—¿Cuántas armas has fabricado?—, pregunté.
—Como 15 rifles, tres escopetas y unas cinco pistolas de un tiro.
—¿Las has vendido?
—Sí.
—¿En cuánto?
—Las he vendido en 3 mil 500 pesos.
—¿Crees que se han vendido por el precio?
—Tal vez. Aunque también podría ser porque les doy otro acabado, como grabados o figuras en la madera.
—¿Este oficio de fabricar armas es ilegal?
—Sí. Me han dicho que es contra la ley. No está permitido.
—¿Sabes de más gente que fabrica armas?
—Sí. No de aquí cerca. Pero he visto sus armas. Nomás que parece que la hacen con los pies: son mejores las que yo hago.
—¿Has fabricado AK-47?
—No. Sólo los he desarmado y les he fabricado algunas piezas.
—¿Crees que podrías hacer uno?
—Yo creo que sí, pero no tengo la herramienta necesaria.
—¿Si tuvieras herramienta podrías hacerlo?
—Sí, claro. Aunque preferiría no hacerlo porque sería copiar algo que ya está hecho.
Vía whatsapp, le comuniqué a Reynol sobre el interés de VICE por hacer un documental sobre su vida. Fueron muchos mensajes que envié sin que tuviera respuesta. Los leía y me dejaba en visto. Debido a la deficiente cobertura telefónica en Dos Caminos, no podía concretar una llamada. Sin embargo, en el fondo, algo me decía que Reynol no estaba interesado.
Una noche, mi llamada entró y conversamos brevemente. Le hice un recuento de mis mensajes (que ya había leído) y le expliqué los alcances que tiene una plataforma como VICE. Su respuesta fue tal como la imaginé:
—No. Ya hay que dejarlo así. Ya me estoy empezando a chocar que me pregunten y me pregunten sobre la Raptor, sobre las armas y sobre las comunitarias. Gracias, pero ya mejor me voy a dedicar a lo mío.
Hice saber sobre la decisión. Al conocer su respuesta, todavía hicieron hincapié en que, después de un tiempo, volviera a preguntarle.
Lo hice y su respuesta fue la misma: "No, gracias. Que me disculpen".
***
Reynol salió de su casa el 17 de enero. Al día siguiente, su hermana presentó una denuncia en Chilpancingo, luego de que policías comunitarios hallaran su camioneta a unos 30 minutos, cerca del puente del río Omitlán (lugar donde se filmaron algunas escenas de Rambo II y cuya breve historia también conté en VICE). El vehículo estaba calcinado, pero sin rastros de él.
A medida que han pasado los días, la situación se ha complicado. En lo que era su taller, ahora se ha convertido en una sala de espera. Hay mesas y sillas, en las que se instala gente del pueblo que acompaña a la familia de Reynol mientras lo buscan.
La semana pasada se solicitó el apoyo de un equipo de buceo para buscarlo en las profundidades de la presa de La Venta, a sólo unos minutos de donde encontraron su camioneta. Para tal maniobra, se abrieron las compuertas para bajar el nivel del agua, que puede alcanzar los 40 metros de profundidad. No encontraron nada.
Conforme pasan los días, crece la incertidumbre. En La Reyna del Sur, Pérez Reverte afirma: "lo peor no es esperar, sino lo que piensas mientras esperas". La ausencia ha dado pie a suposiciones. Que si está muerto, que si lo tienen secuestrado, que si está preso o simplemente, que fue llevado a algún lugar a construir algún arma.
En los hechos, la cosa es más sencilla, aunque no menos triste: sigue desaparecido, aunque para las autoridades, pasa a convertirse en una simple cifra. Un número sin familia, sin legado y sin justicia.
Reynol planeaba irse a vivir con su actual novia y hacer una vida juntos. Habían quedado de hacerlo durante el viernes o sábado. La propuesta ya no se concretó. Reynol desapareció el martes, dos días antes de la cita.
En mayo de 2016, un periodista francés me contactó vía Twitter y me informó que haría una visita a México. Uno de los motivos era conversar con Reynol y hacer algo al respecto. "Me gustaría hacer algo sobre el señor Reynol y quisiera saber si todavía habla con la prensa y si puedes conectar con él. Disculpa mi malo castellano, soy francés".
Quedé de avisarle, sin embargo, por motivos personales, no pude ir a Dos Caminos sino hasta finales de diciembre. Como de costumbre, volví a ver a Reynol. Yo iba con mi esposa. Nos saludamos y le comenté del francés interesado en su historia. En su sonrisa dejó ver que le interesaba el asunto.
—A ese trae. Respondió.
Le recordé del documental de VICE, "no te animaste", aticé. Y sin miramientos reconoció que "eso de los videos no me gusta". Nos despedimos y quedé de darle noticias para concretar la fecha.
—Como tú mires, como tú mires. Dijo y sus palabras aún retumban en mi mente.
En el perfil de Whatsapp, aún puede verse la selfie con el torso desnudo. En su estado se define como: "noble y sencillo". Y sí, justo así es Reynol Fierro. Por eso la exigencia de que vuelva a su pueblo, a seguir con su vida normal, con su taller y con su compromiso de defender su tierra.