Del interior de un humilde hogar salen los gritos y el llanto de una pequeña niña. Su llanto sólo cesa cuando balbucea un par de palabras: “ay mamita”.
Tiene 6 años y desde un día atrás no ha parado de llorar. Su padre está hospitalizado y su madre, Rosy, ha muerto.
En su casa sólo la consuela su abuela y sus tíos, pero ni con medicamento han logrado que su sufrimiento se detenga.
Sus padres fueron víctimas de un enfrentamiento entre dos grupos armados, que aterrorizaron la tarde del martes al poblado de Villa Juárez en Navolato.
La pareja caminaba a unas 10 cuadras de su hogar, cuando las balas los alcanzaron. Rosy cayó muerta al recibir los impactos en su pecho, y su esposo aún se encuentra hospitalizado, aunque se desconoce su estado de salud.
La mañana de este miércoles, afuera del hogar de Rosy los vecinos y amigos se han congregado a esperar su cuerpo.
Pocos quieren hablar. En Villa Juárez el temor se respira en el ambiente.
La pareja formaba una familia de jornaleros, padres de una niña de 6 años que asiste al primer año de primaria.
Rosy no estaba embarazada, como se divulgó erróneamente, era madre de una niña y tenía 22 años de edad.
Este día mientras su familia y amigos esperan su cuerpo para velarlo, en la Procuraduría General de Justicia de Sinaloa a Rosy se le catalogó como una “víctima del daño colateral”.
Marco Antonio Higuera Gómez, procurador de Justicia, dijo que a la familia se le atendería de acuerdo a la ley de Atención a Víctimas, sin embargo, a ese hogar no se ha presentado ninguna autoridad. Para enterrar a Rosy, la familia tuvo que acudir a la oficina de la Sindicatura para pedir apoyo con un terreno en el panteón.
De la casa protegida con un barandal de palos y plantas, salen los gritos de la hija de Rosy, afuera sus vecinos escuchan el llanto y se doblegan ante su dolor.