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Crónica de la masacre de Ruiz: un kilómetro de horror y muerte… Chapos y Beltranes se dieron con todo

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Para los lectores que lo pidieron, cabe recordar que esto sucedió en Mayo de 2010

Aproximadamente a las 16:00 horas hora local de Nayarit, se registró un intenso enfrentamiento entre grupos delictivos rivales, mismo que inició en el crucero de Santiago Ixcuintla y terminó hasta Ciudad Ruiz.

Habitantes de la localidad fueron testigos de los minutos de terror, balazos, granadazos, gritos, era una gran balacera, decenas de hombres fuertemente armados protagonizaban un duelo de muerte, esto frente a personas que circulaban por el lugar, mismos que de inmediato buscaron un lugar para resguardarse.

Elementos de la Policía Estatal, de la Policía Federal de la Marina Armada de México, y del Ejército Mexicano se hicieron presentes en el lugar para resguardar fuertemente la zona, misma donde se pueden observar cientos de casquillos percutidos.

Hasta el momento las autoridades de Nayarit no han brindado información al respecto, se espera que en próximas horas se emita un comunicado con detalles de la situación, sin embargo fuentes confiables señalan que en el lugar quedaron los cuerpos de al menos 29 pistoleros, además de cuatro sicarios detenidos, todos ellos heridos de gravedad.

Además personal de la Secretaría de la Defensa Nacional ha realizado el aseguramiento de armamento y 10 vehículos.

Por la situación, la sociedad de Nayarit se encuentra en alerta máxima, ya que temen que se registren más enfrentamientos como el registrado

Todo ocurrió a eso de las cuatro de la tarde cuando se comenzaron a agarrar a balazos desde el crucero de Santiago Ixcuintla, enfrentamiento que se prolongó por varios kilómetros hasta llegar cerca del crucero de Ruiz, cerca del destacamento de la policía federal, donde la balacera duró al menos una hora según se pudo constatar.

Las ráfagas de metralla no cesaban, mientras que el personal de medios se resguardo en las instalaciones de la policía federal.

Cuando todo parecía haber terminado elementos de la federal preventiva de la división de caminos se dirigieron al lugar de los hechos y en ese momento en cuatro vehículos se vio que sicarios subían a sujetos muertos y heridos a cuatro vehículos que de inmediato se dirigieron hacia donde estaban los federales y policías estatales y nuestro personal, por lo que la reacción de las fuerzas del orden y de los periodistas fue cubrirse y resguardarse corriendo hacia los matorrales y cerros cerca de la carretera.

Los sicarios pasaron a bordo de una Tacoma Negra, una Cherokke Negra, un auto deportivo rojo al parecer camaro, y una camioneta lobo color ostión de doble cabina, con los que se dirigieron hacía la cabecera municipal de Tuxpan.

Los policías se reagruparon y se fueron atrás de ellos mientras que nuestro personal se quedó a tomar fotos del terrible enfrentamiento.

En el lugar había muertos por todos lados, muchos que no pasaban los 20 años de edad.

Había un muchachito de algunos 15 años, estaba vestido igual que todos con ropa tipo militar, botas tácticas, pechera negra y un cuerno de chivo en la mano. Al menos recibió cuatro balazos y quedó junto con otro de sus compañeros sicarios.

En una camioneta doble rodado quedaron al menos diez cuerpos. Eran sicarios que se dirigieron al centro de la balacera, como a reforzar a algún grupo, pero antes de que se bajaran otros sicarios los sorprendieron y los mataron ahí arriba.

A un lado de la carretera había cuerpos por todos lados, mientras en la carretera quedó una expedition negra blindada toda balaceada, también quedó abandonada una Tacoma blanca, y en el centro de la cabera municipal de Ruiz quedó otra camioneta doble cabina abandonada, cerca de la iglesia.

Como a los 20 o 30 minutos de haberse terminado la balacera soldados y marinos arribaron al lugar provenientes de Tepic y de San Blas. Ellos se fueron en busca de los demás sicarios que huyeron del lugar. Hasta ayer por la noche no había reportes de resultados de ambas fuerzas armadas.

El reporte final oficial habla de 28 muertos, extraoficialmente comunicaron que fueron 30 y 3 heridos y que dos de los fallecidos eran de origen Guatemalteco.
La Crónica 

Aquí adelante van a ver el tiradero de muertos”, me dijo un inspector del puesto de sanidad vegetal de El Capomal, cuando advirtió que éramos reporteros. 

Los primeros dos de los 28 cadáveres --con las cabezas destrozadas a tiros--, estaban sobre la cinta asfáltica justo enfrente del pequeño poblado del municipio de Ruiz llamado Heroico Batallón de San Blas, que lucía desierto.

En el letrero vial con el nombre del pueblo, impactada la primera camioneta.

Metros adelante, más cadáveres y vehículos.

La boca se me empezó a secar, mientras tomaba fotos con mi teléfono celular para enviarlas a la redacción confieso que estaba horrorizado y todavía faltaba lo peor.

Uno de estos muertos me pareció que no era sicario. Se le veía humilde y con aspecto de muchacho de colonia.

Estaba cerca de una camioneta pickup con las puertas abiertas, manchas de sangre y múltiples impactos de bala,  todavía tenía el estéreo prendido y se escuchaba música norteña.

Mis compañeros y yo seguimos caminando por el escenario de la batalla.

Llegamos donde estaban dos vehículos comerciales, uno de venta de gas doméstico y otro de una empresa de asfaltado. Uno de los choferes todavía estaba pálido… estuvo entre el fuego cruzado y la libró.

Soldados y Policías Federales que resguardaban la zona no daban crédito a lo sucedido, “estos cabrones se dieron con todo”, comentaban.

El suelo también tenía huellas de la batalla: sangre, vidrios, un escapulario de Malverde (el santo del narcotráfico), una granada de fragmentación sin detonar, pero sobre todo cientos de casquillos percutidos de fusiles tipo AR-15 y AK-47 y hasta Barret calibre 50.

Así llegamos hasta donde estaba una camioneta Ford tres toneladas donde encontramos la escena más terrible.

En las redilas unos 8 cuerpos apilados arriba unos de otros y alrededor del vehículo, otra decena de cadáveres acribillados. Una masacre.

La mayoría de ellos muy jóvenes, así se apreciaban pese al rictus de la muerte en sus caras.

Todos con ropa tipo militar, botas y pecheras negras. Solo había una o dos armas, pues seguramente los victimarios se llevaron el resto.

Soldados y policías miraban en silencio, conteniendo sus emociones.

Entonces llegó el personal del Servicio Médico Forense a realizar su macabra tarea. Pese a que han recogido a más de medio millar de cadáveres en el último año, noté en ellos cierta turbación al ver el amontonamiento de cuerpos ensangrentados.

Solo estuvimos unos minutos en ese punto. La verdad era insoportable mantenerse en el dantesco lugar.

Enseguida todavía más camionetas rafagueadas. Una de ellas con el portavasos lleno cartuchos útiles de “cuerno” y en el piso, marihuana esparcida.

Llegamos al crucero de Ruiz tras caminar por ese kilómetro de carretera, campo de la batalla.

Un kilómetro de horror y muerte.



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