En las últimas semanas cinco policías han sido blanco del crimen en Sinaloa: dos fueron asesinados y tres están en calidad de desaparecidos.
De ellos por lo menos tres habían participado en el apoyo de una veintena de militares emboscados en Culiacán el pasado 30 de septiembre, hecho en el que murieron cinco efectivos.
Fuentes de seguridad de Sinaloa reconocieron que varios elementos, principalmente de la Policía Municipal de Culiacán, han sido amenazados por el crimen organizado.
Incluso revelaron que ha existido el intento de secuestrar a por lo menos otros dos policías, pero que pudieron defenderse accionando sus armas.
"Hay una especie de cacería, se están tomando las medidas necesarias para proteger a los elementos que brindaron un apoyo, un auxilio a los militares", expuso un mando de Culiacán.
En esta ciudad, tres policías fueron secuestrados en hechos diferentes desde el pasado 21 de enero presuntamente por haber participado en el auxilio a los militares emboscados por un grupo armado, de acuerdo a las investigaciones ministeriales.
Se trata del comandante de la corporación municipal Israel Ruiz Félix, quien encabezó el primer grupo de auxilio a los militares.
El segundo oficial desaparecido fue identificado como José Antonio Saavedra, del equipo de Ruiz, además de otro adscrito al Municipio de Culiacán identificado como Yosimar. Los tres se encuentran en calidad de desaparecidos.
El 19 de febrero fueron encontrados los restos de tres personas en la sindicatura de Aguaruto, en una zona conocida como "Acapulquito"; sin embargo, las autoridades descartaron que se trate de los policías.
Ese mismo día, dos oficiales fueron asesinados. El primero fue identificado como Jorge Eusebio Soto Bustamante, quien pertenecía a la Policía Municipal de Culiacán.
Soto fue privado de la libertad cuando circulaba en su automóvil por la colonia Infonavit Humaya. Después su cuerpo fue hallado en Las Bebelamas, en la sindicatura de San Pedro, Navolato, entre varios vehículos y contenedores de gasolina robada.
La segunda víctima fue identificada como Jesús José Ríos, quien se desempeñaba como comandante y jefe del Grupo Elite de la Policía Estatal Preventiva de Sinaloa.
El mando policiaco, de 49 años, fue acribillado con fusiles AK-47, en Culiacancito, al norte de Culiacán.
Las agresiones a oficiales ocurren en medio de una disputa interna en el Cartel de Sinaloa y de éste con otros grupos de la delincuencia por el control del tráfico de drogas, lo que ha propiciado una escalada de violencia en el Estado.
Apenas el 21 de febrero un grupo de al menos 50 sujetos ingresó a la sindicatura de Villa Juárez, Navolato, en donde incendió un camión de jornaleros, para impedir el acceso de fuerzas federales, mientras atacó al grupo rival.