En su segundo libro Lo que mi padre nunca me contó arremete contra Netflix por su serie Narcos; revela oscuros tratos de la relación de Pablo Escobar con la CIA.
Ser hijo de uno de los narcotraficantes más peligrosos del mundo implica no poder comprar boletos de avión ni abrir cuentas de banco, por ello, Juan Pablo Escobar se cambió el nombre por el de Sebastián Marroquín. Pero en su momento, “el hijo pacifista” del jefe del Cártel de Medellín disfrutó de privilegios únicos, como tener un concierto privado de Michael Jackson.
Hoy intenta rehacer su vida en Argentina junto con su hermana, su madre y su mujer, pero el peso de su apellido lo lleva a publicar su nuevo libro Lo que mi padre nunca me contó (Península), en el que revela los atrevidos planes de su progenitor: contratar y luego secuestrar al Rey del Pop y hasta a Chabeli Iglesias.
El arquitecto nacido en Medellín en 1977 se ha dedicado a investigar y escribir sobre la vida del capo, cuya leyenda ha resucitado en series como El patrón del mal, de Caracol Televisión y Narcos de Netflix.
¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de su padre? Nunca aplaudí su violencia. Lo que sí me gustó fue su sensibilidad por las clases sociales abandonadas por el Estado. Siempre les ayudó cuando tuvo el dinero para hacerlo, que fue antes de su época violenta, ésta manchó su historia hasta el punto de que no se le recuerda por sus actos de beneficencia.
Algunos le acusan de querer lavar la imagen de su padre. Yo no trato de lavar la imagen de mi padre. Al contrario, el que lee mis libros sabe que la imagen que doy de él es peor que la te queda cuando ves las series.
¿Se ve usted reflejado en su personaje de la serie Narcos de Netflix? No. La historia tal y como la muestran no es cierta. Cuanto más avanza la serie, yo soy más pequeñito. Parece que yo no tenía conocimiento de nada, pero ya sabía quién era mi padre desde los siete años, y él mismo me lo decía.
¿Por qué Netflix no quiso contar con su participación en la elaboración de la serie? Porque no se hubieran atrevido a contar lo que revelo en mi nuevo libro, que es la relación de mi padre con la CIA y la DEA, a quienes Netflix compró los derechos de la historia. Si se hubiera contado con nuestra participación, habrían tenido acceso al material de archivo, con vídeos familiares y miles de fotografías, además de cartas del puño y letra de mi padre donde se relatan hechos gravísimos. Negar a la familia la posibilidad de contar la verdadera historia deja muy claro que Netflix está enviando a la sociedad un mensaje político que se acomoda a unos intereses determinados.
¿Cuál es ese mensaje político? La CIA utilizó la droga de mi padre para financiar la lucha anticomunista en todo Centroamérica. Era la forma que tenía para financiar la guerra sucia, con dinero negro.
¿Es verdad que planteó secuestrar a Michael Jackson? Sí. Todos los años, mi padre llevaba cantantes conocidos a la hacienda Nápoles. Yo estaba cansado de los mismos cantantes. Así que le pedí que trajera a mi ídolo, al Rey del Pop, que también lo era de mi padre. La idea era que actuara y se fuera esa misma noche. Podía costar cuatro o cinco millones contratarle, quién sabe. Pero como el presupuesto era ilimitado, accede. Sin embargo, como mi papá siempre tenía su mente inclinada para la maldad, me dice: “Listo, lo traemos, yo le pago sus cuatro millones y para cuando se quiera ir de la hacienda, le cobro 60 millones de dólares para dejarlo marchar”. Escobar se atrevía a todo. También quiso secuestrar a Chabeli Iglesias (hija de Julio Iglesias).