México.- El 2011, el cineasta mexicano Everardo González inició el rodaje de la película La libertad del Diablo, trabajo de investigación que tardó cinco años en terminar y que estrenó ayer a nivel nacional en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
La cifra exacta de las personas entrevistadas, dice el director, de momento no la tiene, pero lo que sí es que a la mayoría las plasmó con el rostro cubierto porque es importante la parte visual del proyecto para darles anonimato.
“Algunos (de los entrevistados) son captados entre lágrimas, otros con los puños cerrados y aún con las señales del dolor, el miedo, la impotencia, la desesperación, la rabia, el coraje y el odio que han vivido en carne propia por la violencia que se ha hecho presente en México en los últimos años”.
El bien y el mal
Desde su hotel en la capital de Jalisco, el cineasta mexicano ofreció la mañana de ayer una entrevista telefónica a periódico EL DEBATE. Se dijo nervioso por presentar su proyecto al público mexicano.
“Este trabajo inició porque quería saber si las personas eran conscientes del daño que hacían. Fueron muchos los motivos. Uno muy importante fue haber escuchado a un ‘halcón’ decir que le tocó nacer del lado equivocado”, relató González.
Afirma que todos deberían estar interesados en este tipo de temas y en reflexionar sobre lo que sucede.
“Realizamos un trabajo más complejo y más psicológico. Es de los proyectos que he hecho quizás el más complicado en mi carrera”.
Teniendo como personajes principales a sicarios, agentes federales y madres de personas fallecidas por el crimen, el cineasta relata que con su filme busca “llevar al público a sumergirse en los estragos de la violencia en México y la guerra que se lleva a cabo en el país desde hace 10 años, al iniciar el mandato del presidente Felipe Calderón y declarar la guerra contra el narcotráfico, dejando como saldo más de 30 mil asesinatos, más de 20 mil desaparecidos”, comenta Everardo.
Además, destaca la parte visual, el seguimiento en la historia criminalística del proyecto que es inspirado en el trabajo del fotógrafo sinaloense Fernando Brito, y las escenas del crimen son fotografiadas en planos distantes para evitar que el proyecto lucre con el dolor ajeno, siempre respetando el anonimato de los cuerpos.
Motivos
Los entrevistados fueron llevados a diversos lugares y se les cubrió el rostro por seguridad y para hacer que se sintieran más confiados a la hora de dar su declaración. Cada entrevista se realizó en un día, afirmó.
“El rostro cubierto habla de las posibilidades que ofrece una máscara, en términos de verdad, la pantalla y la necesidad de generar empatía con la mirada, y no a través del rostro, la manera de integrar los rostros en uno mismo”.
Al cuestionarlo sobre qué fue lo que le llevó a los personajes a compartir su historia de vida, el director dijo lo siguiente:
“No sabría decirte por qué ellos aceptaron, lo que importaba era que aceptaron. Las razones por las que lo hicieron, supongo que cada uno tendrá una muy especial. Lo que sí entiendo es que del lado de las víctimas el testimonio se entiende como un acto político, porque al hablar de sus historias buscan ayudar a otras personas que han pasado por lo mismo”.
A lo largo de su investigación, a Everardo González le tocó escuchar historias muy desgarradoras como la de uno que se atrevió a matar a niños o jóvenes de 14 años que asesinaron a cambio de dinero.
“Siempre es duro escuchar a una madre que escarba el desierto para encontrar a sus hijos. Siempre es duro escuchar a un joven sicario que se da cuenta de que ha matado niños. Hay muchas historias desgarradoras en México”.
El autor del documental, que se estrenó en la 67 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín en la sección Berlinale Special, confiesa que estuvo en contacto con la muerte a través de sus entrevistados.
“Parece que es una condición inevitable. Creo que la sociedad crea estos monstruos, por así decirlo. Después no nos queremos hacer cargo de ellos y los dejamos de lado. Nosotros hemos provocado eso porque permitimos que nos vean la cara. Seguimos siendo corruptos, sigue la impunidad y permitimos una sociedad tan desigual”.
Afirma que la guerra del gobierno contra el narcotráfico cada vez deja más víctimas y ha incrementado la violencia en nuestro país. Algunos de las causantes desde su punto de vista podrían ser las siguientes: “El modelo económico se sostiene, y cada vez hay más gobernadores corruptos, impunidad, el orden de lo moral se está haciendo agua; lo único que provoca es más violencia, miedo y rencor”.
Reto cumplido
Indica que realizar una película es complicado, en especial cuando se trata de hablar de la violencia, el narcotráfico y el gobierno, aparte refiere que se tiene que enfrentar a otro reto, tener financiamiento.
“Necesitas tener un equipo que crea en tu trabajo, se requiere inversión e investigación”.
Sobre el sabor de boca que le deja la filmación de La libertad del Diablo, agrega: “Es liberador terminar una película, eso lo celebro”.
El documental tiene una gira internacional y estará en festivales de diversas partes del mundo. Además, se realizará una distribución con Cinépolis y se espera que llegue al público y a las salas comerciales a finales de año.
Por ahora, el también guionista no tiene planes de hacer una segunda parte de La libertad del Diablo, pero no descarta que en unos años más podría darse.
El Chapo, en la mira
Sobre abordar la vida de los 43 desaparecidos en México dice que aún no está en sus planes, porque de ser así ya lo hubiera iniciado.
Lo que sí podrían ser materia para un trabajo documental próximo son personajes como Joaquín “Chapo” Guzmán, Ismael “Mayo” Zambada, el Cártel de Sinaloa y otros cárteles en general.
“Sí me interesaría, pero no sé si lo haría por los riesgos y porque todavía está sucediendo. Hay poca distancia para entender bien los hechos. Hoy sigue siendo sensacionalista, son temas que hay que esperar que pase el tiempo para reflexionarlos, para saber que pasó. Lo que está pasando le toca a los noticieros”.
Al cuestionarlo sobre por qué su interés de abordar ese tema, expresa: “Está muy ligada a las temáticas que manejo, a la corrupción, la violencia, el vínculo de la Policía con los cárteles, y porque es un testimonio que se debe retomar”.