Alfredo Beltrán Leyva, encarcelado en enero de 2008, resultó responsable del trasiego de drogas a los Estados Unidos entre 2010 y 2012. Le imponen multa de 529 millones de dólares y cadena perpetua. Su hijo, “El Mochomito”, tramita amparo en Guadalajara
El veredicto no fue diferente al esperado. La Corte Federal del Distrito de Columbia sentenció a cadena perpetua al narcotraficante mexicano Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, quien es responsable en la comisión del delito de introducción de drogas a los Estados Unidos.
Desde julio de 2016, el Departamento de Estado norteamericano solicitó al juez federal Richard J. Leon imponer pena vitalicia al capo que en algún tiempo perteneciera al Cártel de Sinaloa, cuya detención motivó un rompimiento de su familia con el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán para formar su propia organización criminal.
El juzgador finalmente encontró elementos de convicción para sentenciar al reo a una prisión sin salida, al estimar que dicha decisión era la más conveniente para proteger la seguridad de los mexicanos y los estadounidenses, con el claro mensaje para disuadir a otros narcotraficantes que pretendan atacar el Estado de Derecho de la Unión Americana.
Durante la audiencia, el juez J. Leon se dirigió a Alfredo Beltrán Leyva, a quien aseveró: “Este es un caso bajo el cual no se pone en duda la seriedad de su conducta, por lo que he decidido aceptar lo que dicta el encausamiento judicial en un caso como éste. Lo sentencio a cadena perpetua”.
La pena privativa de la libertad trajo aparejada la aplicación de una multa de 529 millones de dólares por las presuntas ganancias obtenidas durante su actividad como narcotraficante, habiendo participado en el trasiego de alrededor de 28 toneladas de enervantes entre los años 2010 y 2012.
Durante la audiencia, “El Mochomo” respondió que nunca fue dirigente del Cártel de los Beltrán Leyva, sino que solo se dedicaba a vender cocaína en Sinaloa bajo las órdenes de su hermano, el finado Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”, abatido por la Marina en 2009, en las inmediaciones de Cuernavaca, Morelos.
Eduardo Balarezo, abogado particular de Beltrán Leyva en Norteamérica, quien pretendía una sanción máxima de 25 años de prisión para su cliente, expuso al enterarse de la sentencia que impugnará la resolución, en espera de un fallo más justo a los intereses de su representado.
Por su parte, el fiscal del caso quedó satisfecho con la condena, pues desde que formuló su pliego consignatorio estableció que Alfredo Beltrán Leyva ejerció la violencia para conspirar en el trasiego de drogas hacia ese país y, a través de sobornos, estuvo directamente involucrado en la importación de sustancias controladas.