LAS NEGOCIACIONES DEL CRIMEN ORGANIZADO CON LA ACTUAL AUTORIDAD MUNICIPAL EN LA FRONTERA DE MATAMOROS TAMAULIPAS, HAN DEJADO EN EVIDENCIA EN MANOS DE QUIEN REGRESO EL MANDO, DEJANDO CON ELLO GANANCIAS MILLONARIAS LICITAS.
Bajo la nueva carátula de “paz” se establece un panorama de no secuestros, ni extorsiones entre otros delitos que afectan directamente a la sociedad, por lo que ahora legalmente se mantiene una ordeña diaria afectando a quienes aparentemente infringen la ley a travez del uso de corralones y otros servicios municipales.
Mientras el resto de las ciudades fronterizas mantienen un crudo panorama de violencia entre el crimen organizado y las autoridades federales, Matamoros se mantiene apacible calma, y con la violencia casi imperceptible.
Respaldados con el nombre de “empresarios” miembros del Cartel del Golfo, el crimen organizado que opera en Matamoros han logrado filtrarse dentro departamentos de recaudación para asegurar el flujo de dinero aparentándose un clima de tranquilidad para los ciudadanos.
La operatividad del crimen organizado ha logrado penetrar en todos los sectores municipales donde la “recaudación” de ingresos se hace de una manera “legal”. Una de las formas que el crimen organizado sigue haciendo dinero, se basa en el uso de corralones a espaldas de las oficinas de transito de Matamoros.
Al levantar grandes cantidades de vehículos diariamente del cual el corralón privado relacionado al crimen organizado cobra $40 dólares por día de los cientos de vehículos que se encuentran detenidos.
Cuando una persona no puede comprobar ser el propietario del vehículo, los empleados del corralón y del departamento de grúas se encargan de desmantelar la unidad para venderla en partes.
La forma de operar de departamentos municipales como transito y grúas, alcoholes, y los encargados de los casinos, ha fomentado que resurja un mercado informal de piratería en las principales avenidas de la ciudad.
A casi medio año que se iniciara el gobierno de un nuevo alcalde en Matamoros, aparentemente se redujo el numero de enfrentamientos entre sicarios y autoridades, gracias a los acuerdos que permiten al crimen organizado operar libremente y sin confrontaciones con la autoridad.