El cártel Arellano Félix fue crucial en la historia del narcotráfico en México, sentó precedentes que agudizaron problemas sociales.
Y de convivencia que hoy en día están presentes en la frontera de Baja California”, así lo asegura en entrevista el director del Centro Binacional de Derechos Humanos, Víctor Clark Alfaro, el especialista y residente de Tijuana, ciudad.
Que albergó las principales operaciones de esta organización criminal, puntualizó que uno de esos problemas fue el promover el consumo de droga, que si bien es cierto ha estado arraigado en la frontera desde décadas atrás, tuvo su principal auge en la década de los 90, años.
En que tuvieron su mayor influencia los hermanos Arellano Félix, otra de las particularidades con las que este grupo marcó la pauta, fue el reclutamiento de jóvenes de estrato social medio y alto que luego se convirtieron en el grupo conocido como los narcojuniors, antecedente inmediato de la corrupción del mundo criminal del tejido social.
Según Clark Alfaro, ésa fue una de las primeras expresiones del narcotráfico que afectaron a la sociedad tijuanense.
“Desde entonces quedó trastocada la sociedad por el narcotráfico y no se ha recuperado. Ahora, lamentablemente, vemos una sociedad muy impregnada y penetrada por el narcotráfico, particularmente entre los jóvenes”, subrayó.
El nacimiento y auge del cártel Arellano Félix no sólo exacerbó la violencia, también marcó la ruta crítica del crimen organizado que hoy ha trastocado los principales rubros de nuestra sociedad. Una historia dura de contar.
Los inicios
Consultado por Código Topo, un periodista que dio seguimiento al surgimiento del cártel y quien pidió reservar su identidad, relata cómo a principios de los años 80 la organización criminal emergió de una manera inesperada.
“En esa época vivía en un departamento cerca de la Zona del Río y llegaba ya tarde a dormir, después de cerrar edición en el medio que trabajaba. A partir de cierta fecha se empezaron a hacer comunes fiestas y jolgorios en uno de los departamentos contiguos. Escándalos, mujeres, droga y después armas”, dijo.
Según el entrevistado incluso él llegó a ser invitado por los jóvenes residentes del departamento a las fiestas, pero se negó a asistir.
Poco después y ante las llamadas de los vecinos por los escándalos, empezaron a acudir policías a vigilar, pero rápidamente se iban al recibir dinero de los “juergueros”. Semanas después se enterarían los vecinos que se trataba de unos jóvenes sinaloenses involucrados en el tráfico de drogas y que se apellidaban Arellano Félix.
Por los escándalos y peligros, los vecinos empezaron a mudarse poco a poco del edificio, hasta que los misteriosos hermanos juerguistas terminaron comprándolo para dar fin a las quejas de los vecinos.
Explota la violencia
Asesinado como de “Rayo” “Cantaba la flor de Dalia, alegre estaba el mitote. Iban tendiendo la trampa para matar a Armando López, el que bajaba las naves por distintos horizontes”, así dice el corrido llamado El Rayo de Sinaloa, interpretado por el cantante As de la Sierra.
Pareciera un narcocorrido más, sin embargo recupera un hecho que marcó la pugna entre Joaquín Guzmán Loera, Héctor Palma Salazar e Ismael Zambada García con los hermanos Arellano Félix.
Armando López “El Rayo de Sinaloa”, era un narcotraficante amigo de Guzmán Loera, que en la década de los 80 operaba en la zona desértica de Sonora, donde baja avionetas con cocaína.
Fue en 1989, cuando El Rayo se presentó en Tijuana para hablar con Ramón Arellano Félix por órdenes de Guzmán Loera. Llegó acompañado de una dama y ambos, ya entrados en copas, llegaron al famoso Club Britania para buscar a Benjamín Arellano, que festejaba el bautizo de su hija. En la entrada del lugar fueron interceptados, pues no traían invitación y armaron una gresca.
Al escuchar la riña, Ramón Arellano salió de la fiesta y al percatarse que era “El Rayo de Sinaloa”, sin mediar le disparó en la cabeza con una pistola escuadra.
El propio Arellano cargó el cuerpo del traficante y lo tiró en una vialidad alejada de la zona. Ordenó a sus pistoleros viajar a Sinaloa y Sonora para matar a los familiares de Armando López y evitar venganzas.
De esta manera iniciaba una de las rivalidades más sangrientas en el mundo del narcotráfico.