San José, Honduras.- La nómina de cómplices que el “Cártel de Sinaloa”, una de las más temibles organizaciones mexicanas del tráfico internacional de drogas, pagó en Honduras para contrabandear toneladas de cocaína desde Venezuela y Colombia hacia territorio hondureño y trasladarla a Guatemala, México y Estados Unidos, exhibió influencia política y ganó centenares de miles de dólares.
Esta red quedó desarticulada y entre sus cabecillas emergen seis ex jerarcas policiales de Honduras que fueron acusados el miércoles pasado en una corte federal de Manhattan, Nueva York, de conspirar para traficar drogas y armas de fuego en alianza con el hondureño Fabio Lobo —hijo del ex presidente hondureño Porfirio Lobo Sosa—, en un operativo pagado en 2014 por la narcomafia mexicana.
La célula operó de 2004 a 2014, según los detalles del caso revelados por el fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara, y el responsable de Operaciones Especiales de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, Mark Aldea, ante la jueza Lorna Schofield.
Acusado de narcotráfico, el hijo del ex mandatario cayó preso en mayo de 2015, en Haití, y fue llevado por la DEA (agencia antidrogas estadounidense) a Nueva York. En mayo de 2016, Lobo se declaró culpable de narcotráfico ante Schofield y en septiembre próximo será sentenciado a una pena mínima de 10 años de prisión y máxima de cadena perpetua.
Lobo Sosa fue presidente de Honduras de enero de 2010 a enero de 2014, por el Partido Nacional (PN), al que también pertenece el actual gobernante, Juan Orlando Hernández.
Visiblemente conmocionado al enterarse del arresto, en un suceso de impacto político en Honduras, el ex presidente dijo que si es culpable, su hijo debía someterse a la ley.
Escala clave del narco.
La acusación destapó los nexos de Lobo hijo con seis policías hondureños: Ludwig Criss Zelaya Romero, Mario Guillermo Mejía Vargas, Juan Manuel Ávila Meza, Carlos José Zavala Velásquez, Víctor Oswaldo López Flores y Jorge Alfredo Cruz Chávez, para traficar drogas para el “Cártel de Sinaloa”.
Los seis están libres, sin que hasta ahora se descarte que sean solicitados por Washington para extradición desde un país que hace más de 30 años es una escala clave del narcotráfico por tierra, aire y mar de Venezuela y Colombia a México y Estados Unidos.
Los datos esenciales de la acusación revelaron lo siguiente:
A principios de 2014, Lobo acordó proporcionar seguridad y apoyo logístico para transportar por Honduras varias toneladas de cocaína, que se cree pertenecían al “Cártel de Sinaloa” en México y que sería exportada a Estados Unidos. Por este servicio, Lobo hijo recibiría más de un millón de dólares en ganancias.
Alrededor de junio de 2014, Lobo hijo presentó a dos individuos, que sospechaba eran narcotraficantes mexicanos, en una cita en la que los seis acusados les mostraron un mapa de Honduras, los puestos de control policiales ilustrados y una ruta planificada para llevar la cocaína. En esa sesión, los policías acordaron aceptar un soborno por aproximadamente 100 mil dólares cada uno y recibir unos 200 mil dólares para pagar a sus subordinados en sobornos adicionales por la seguridad armada para la cocaína que pasó por Honduras rumbo a Estados Unidos.
Entre 2004 y 2014, miembros de la policía de Honduras y organizaciones del narcotráfico de ese y otros países trabajaron en colaboración para recibir varios cientos de kilogramos de cocaína enviados a Honduras desde Venezuela y Colombia —por vías aéreas y marítimas—, y transportar la droga al oeste hondureño en ruta Guatemala - Estados Unidos.
El papel de “El Mago”.
La penetración en Honduras del “Cártel de Sinaloa” sufrió un golpe con la detención, el 1 de abril pasado, y casi inmediata extradición a Estados Unidos del ítalo-argentino Franco Daniel Lombardi, alias “El Mago”, señalado como principal brazo financiero de esa estructura criminal en territorio hondureño.
Una fuerza interinstitucional militar, policial y judicial hondureña intervino y ocupó gran cantidad de bienes de Lombardi, en su mayoría de negocios ligados a las actividades turísticas.
'El Mago' fue aprehendido en abril de este año.
El ítalo-argentino, a quien se le detectaron movimientos migratorios desde y hacia suelo hondureño a México, Argentina y Colombia, invirtió “dinero sucio” en Honduras, cuyo corredor caribeño es un paso crucial de las redes de narcoactividad internacional del sur al norte de América.
Las propiedades fueron confiscadas en Roatán, la mayor de las islas del paradisiaco archipiélago del Departamento Islas de la Bahía; en el área norte del mar Caribe de Honduras; en San Pedro Sula, norte del país, y Tegucigalpa, sector surcentral.
Con la denominada Operación Malvinas, fueron desplegados allanamientos simultáneos para confiscar nueve inmuebles, ocho sociedades mercantiles, varios vehículos y un conglomerado turístico.
Franco Daniel Lombardi 'El Mago'.
La Fuerza de Seguridad Institucional Nacional (Fusina), unidad estatal multidisciplinaria de Honduras, confirmó que “El Mago” fue arrestado en un operativo conjunto de la DEA y la policía hondureña. Su detención, solicitada por Estados Unidos a la Policía Internacional (Interpol) con una alerta roja por tráfico de heroína y cocaína, y lavado de activos, abrió una nueva fase sobre la penetración del “Cártel de Sinaloa” en Honduras.
En octubre de 2015, agencias federales y fiscalías estadounidenses desarticularon un vasto emporio empresarial de la familia Rosenthal, una de las más influyentes en la vida política y económica de Honduras, por su involucramiento desde 2004 en narcotráfico y “lavado” con el cártel hondureño de “Los Cachiros”, señalado por el Departamento del Tesoro de EU como uno de los más importantes socios de la mafia de Sinaloa en Centroamérica.