Millán Vázquez es un despiadado sicario, quien en Piedras Negras, Coahuila descuartizó con un hacha a una niña viva, frente a sus padres, y asesinó y “cocinó” al menos a una docena de víctimas, mientras en San Antonio acudía a misa los domingos.
Durante el juicio, varios de los testigos que rindieron testimonio describieron las actividades de Millán Vázquez en la organización criminal de Los Zetas, y contaron sobre los sobornos que hicieron para comprar autoridades en el estado.
Por ejemplo, Adolfo Efrén Tavira Alvarado, exgerente de programación de Televisa, rindió su testimonio en el juicio y confesó que Los Zetas “controlaban la policía municipal de Piedras Negras. También compraron mandos de la Policía Federal y algunos miembros del Ejército y tenían arreglos con la PGR. Con la Marina no pudieron”, dijo.
Añadió: “Supe de una contribución que le entregaron al gobernador en el año 2012. Era para el gobernador Rubén Moreira, no sé cuánto dinero era. Estuve presente en una entrega pero me salí antes de que se realizara la entrega. Fue en el Rancho de Beto Casas. Le entregaron una Suburban llena de maletas de dinero, pero no supe la cantidad”.
Otro de los testigos, Rodrigo Humberto Uribe Tapia, hijo de un exalcalde de Piedras Negras que tiene dos hermanos desaparecidos, aseguró que se desempeñó como operador financiero de Los Zetas y que entregó cuatro millones de dólares a funcionarios de la administración de Humberto Moreira para comprar protección a la organización criminal.
Asesinó a una niña de seis años cortándola en pedazos con un hacha frente a sus padres. Y dijo que vio morir de la misma manera sangrienta a otros, el testigo, quien no fue identificado a petición del juez y los abogados por temor a represalias a su familia, dijo ante la Corte, Millán se rió y le dijo al padre de la niña: “así me recordarás”.
Marciano Millán Vázquez, acusado de cometer por lo menos 10 delitos en Coahuila, fue arrestado el año pasado en San Antonio, Texas. Ayer, nuevos testigos subieron a la Corte para declarar en contra del líder Zeta. Durante el juicio, los testigos que alguna vez trabajaron con Millán han narrado que el acusado participó en masacres en todo el estado de Coahuila.
El traficante, que movía mariguana en Ciudad Acuña tras ser obligado para trabajar para el cártel, narró que la mayoría de las personas a las que vio morir fue de la misma manera sangrienta: cortados en pedazos con un hacha y las partes de los cuerpos quemadas en barriles.
El sujeto aseguró que en febrero de 2013 fue secuestrado por el cártel, luego de haber perdido una carga de mariguana que fue confiscada por la patrulla fronteriza, y obligado a presenciar los sangrientos asesinatos, cometido en lugares dentro y alrededor de Piedras Negras, como en un depósito de chatarra, un rancho abandonado y cerca de la orilla de un río.
“Para que pudiera decirle a mi familia que si no conseguía el dinero (que debía), eso es lo que me sucedería a mí y a ellos”, dijo el testigo.
El hombre lloró luego de que el Fiscal adjunto de la Corte Mike Galdo lo convenció de responder sobre las muertes, puntualiza el San Antonio Express News. El testigo señaló que en varios casos, a las víctimas les vendaban los ojos y las arrodillaban, dijo que entre ellas había hombres, mujeres y niños. A él también lo arrodillaron, y luego le retiraron la venda para que pudiera ver.
Relató que en una de las casas había “una niña, una mujer y un hombre” cautivos en el patio, la menor tenía seis años, dijo. Cerca había un barril con fuego, agregó.
“‘Chano’ empezó. […] Levantó el hacha y le cortó la rodilla y un brazo… Ella lloraba. Ella gritaba”.
El hombre continuó: Millán se rió y le dijo al padre: “‘Así me recordarás”. “Ellos la desmembraron y la quemaron”.
Luego el Fiscal le cuestionó si el padre pudo apartar la mirada, el testigo respondió: “No. Ellos lo agarraron por el cabello de modo que pudiera ver”. Galo también le preguntó quiénes habían agarrado al padre. “Chano y Enano”, respondió el testigo, en referencia por sus apodos a Milán y otro jefe regional de Los Zetas.
El nuevo testigo narró también sobre dos ejecuciones de menores y adolescentes que vendían periódicos en semáforos de Piedras Negras, sospechosos de ser espías de un cártel rival, continúa el medio.
Además, relató que fue llevado al lecho de un río, cerca de Piedras Negras, donde entregaron a tres hombres sospechosos de estar con militares mexicanos y los hizo arrodillarse. En el lugar, dijo el testigo, se encontraban Millán, otros comandantes y los líderes principales del cártel, Miguel Ángel Treviño Morales, el “Z-40” o “Cuarenta”, y su hermano Omar Treviño Morales, “Z-42”.
Y testificó que escuchó decir a Millán: “hay que darles piso”, “tenemos que matarlos”, y luego oyó disparos.
El nuevo testigo declaró que él traficaba mariguana para Milán en Ciudad Acuña luego de ser amenazado. Contó que él y otros seis hombres fueron secuestrados y puestos al servicio del cártel.
“El primero dijo que no quería. Ellos dijeron: ‘Eso está bien’. Se dio la vuelta y le dispararon. Después de eso, el resto de nosotros estuvimos de acuerdo”, relató.
El testigo estuvo secuestrado tras perder un cargamento de mariguana que fue confiscado. Durante su encierro le permitieron estar en contacto con su familia y conocidos para que pudieran reunir el dinero que debía. Uno de sus parientes vendió su casa para conseguir 20 mil dólares, que fueron suficientes para liberarlo, pero Milán le dijo que tenía que dar otros 100 mil.
Luego de no haber podido reunir los 100 mil para su liberación, cruzó a los Estados Unidos con su padre, y ahí fue detenido. El testigo se declaró culpable de cargos federales por mariguana y actualmente espera su sentencia.