Luego de la detención de siete presuntos integrantes de Los Tequileros, dos de ellos en el Estado de México, Raybel Jacobo de Almonte, reapareció en las comunidades de San Antonio y de La Gavia para conseguir apoyo y reforzar su grupo de sicarios. De acuerdo con los pobladores, la madrugada del lunes “El Tequilero” los amenazó para que se sumaran a su grupo “por la buena o por la mala”. La historia criminal de Raybel Jacobo comenzó hace unos 10 años, sin embargo la impunidad que según vecinos le ha dispensado el gobierno lo empoderó y lo llevó a cometer cada vez actos de mayor osadía a partir de hace unos tres años.
Vecinos de las comunidades de San Antonio y de La Gavia llegaron al módulo militar en San Miguel Totolapan para reportar la presencia del líder criminal Raybel Jacobo de Almonte, “El Tequilero”, quien la madrugada de este lunes amenazó con asesinar a los pobladores si no lo apoyan.
La misma versión fue aportada a la autodefensa de San Miguel Totolapan a quienes le expresaron que desde la madrugada arribó “El Tequilero” con algunos hombres armados a los dos pueblos que están juntos, y amenazó a la gente para que se sumaran a su grupo “por la buena o por la mala”, informó una fuente del pueblo.
Ambas comunidades están pegadas y muy cercanas con la cabecera municipal, pero cada una tiene autoridades comunitarias distintas.
Según el reporte, “El Tequilero” pretende formar un movimiento en La Gavia contra el ingreso de militares luego de la detención de siete presuntos cómplices, dos de ellos en el Estado de México, además de reforzar su grupo de sicarios.
“Está amenazando a la gente, a las mujeres, quiere que se levante en armas todo el pueblo, quiere que todos ahí lo defiendan, y eso ya se le dijo a la Policía del Estado y al Ejército de que (“El Tequilero”) llegó y no han ido”, indicó.
El grupo de autodefensas confirmó que el Ejército y la Policía del Estado tuvieron una reunión con la gente que salió de esas localidades a informar de los hechos, pero que no vieron alguna operación militar o policiaca.
El informe ocurre a dos días de que se reportara por el gobierno estatal la detención de siete miembros del grupo Los Tequileros, además de avanzar con la petición del Movimiento por la Paz del desafuero del Diputado Saúl Beltrán, ligado a Raybel Jacobo.
La historia criminal de Raybel Jacobo de Almonte, vecino de San Antonio de La Gavia, municipio de San Miguel Totolapan, comenzó hace unos 10 años, sin embargo la impunidad que según vecinos le ha dispensado el gobierno lo empoderó y lo llevó a cometer cada vez actos de mayor osadía a partir de hace unos tres años.
Escuelas cerradas, casas abandonadas, comercios con las cortinas abajo –y los pocos abiertos lucen estantes vacíos– es lo que ha dejado en San Miguel Totolapan la violencia atribuible a Raybel, contra quien desde el lunes se rebelaron los pocos habitantes que quedan en este pueblo y pretenden hacerle frente con escopetas hechizas y rifles de bajo calibre, hasta acabarlo.
La violencia provocada por el grupo criminal Los Tequileros cambió la vida radicalmente en ese pueblo desde hace aproximadamente un año, aunque el líder del grupo criminal comenzó a cometer delitos en la cabecera municipal y en pueblos vecinos hace aproximadamente 10.
El sector magisterial de San Miguel Totolapan es uno de los más golpeados por el grupo criminal de Raybel Jacobo de Almonte, alias “El Tequilero”, a quien relacionan con el legislador Saúl Beltrán. En tres años suman 16 profesores secuestrados y de ellos al menos tres muertos y tres desaparecidos.
En este pueblo, la gente está convencida de que Raybel Jacobo de Almonte cuenta con el apoyo del gobierno.
“No es posible que en 10 años que lleva cometiendo delitos por aquí no haya podido ser detenido, y a ver explíqueme usted, el Gobernador dice que están negociando para la liberación del ingeniero, eso quiere decir que sabe quién es y donde está, pero en vez de detenerlo negocia con él para que entregue a los que tiene secuestrado”, se quejó el hombre rodeado de otros de edad adulta como él, quienes somnolientos se guarecen del candente sol bajo la sombra de las cornisas de las casas de puertas cerradas y enmohecidas por el abandono.