Ciudad de México.- Era el año 2010, Servando Gómez Martínez alías “La Tuta”, líder del cártel de los Caballeros Templarios en Michoacán aparecía en dos listas.
La de los más buscados y en la nómina de los profesores que trabajaban para el Estado. Y es que antes del narco tenía una vida normal como maestro de educación básica en su natal municipio de Arteaga, en el estado de Michoacán. Se le conocía como “El Profe” aparentemente “era un maestro muy comprometido”, según dijo una fuente a Infobae al que le molestaba la situación de miseria que vivía mucha gente, pero en 2001, cambió el aula de clases por la AK 47 y empezó su historia delictiva a gran escala que terminó con su detención el 27 de febrero de 2015.
Según información de Radio Fórmula, hasta 2016 su nombre seguía apareciendo el sistema de información de docentes del Ministerio de Educación Pública. Sus ingresos como docente eran superiores a los 51 mil pesos mensuales, un salario nada malo en un país donde el pago promedio para los trabajadores es de 6 mil pesos al mes.
Pero así como “La Tuta”, hay capos que incluso estudiaron una carrera universitaria como Dámaso López, “El Licenciado”, quien durante años fue uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, junto con Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
“El Licenciado” estudió abogacía en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), pero antes de eso, según el diario El País, cumplió con una estricta formación religiosa con las carmelitas misioneras, una congregación católica dedicada a la educación de la juventud, a la asistencia espiritual y a la pastoral, mediante la atención de escuelas, casas de espiritualidad, para ancianos y hospitales.
Ya graduado empezó a trabajar en la Fiscalía de Sinaloa. Dirigió un programa de búsqueda de prófugos de la justicia y para el año 1999 se convirtió en un alto funcionario en la rama de la administración del sistema penitenciario, que se centraba en instituciones de máxima seguridad, incluyendo la penitenciaría de Puente Grande en Jalisco, donde “El Chapo” estaba recluido.
“El Licenciado”, según información de los gobiernos de Estados Unidos y México, creo una red de guardias de prisiones corruptos y fue él quien personalmente organizó la primera fuga del “Chapo”, de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, el 19 de enero de 2001. Pocos meses después renunció a su puesto en la cárcel para sumarse a los mandos del Cártel del Sinaloa.
Según su carta de renuncia no estaba contento con el salario ni las vacaciones.
Otro de los capos mexicanos que primero estuvo del lado de la ley es Miguel Ángel Félix Gallardo, cuya historia será contada en la tercera temporada de la serie Narcos de Netflix.
En agosto de 2008 su familia creó que una página web (http://www.miguelfelixgallardo.com) que ya no está en línea, en la que se contaba una especie de versión oficial sobre la vida del capo, quien entonces ya estaba tras las rejas, detenido por el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.
Ahí se contaba que la mayor biblioteca de Sinaloa, su estado natal, ubicada en instalaciones de la UAS, fue construida gracias a sus donaciones.
Pero en cuanto a sus ocupaciones previas a ser “El jefe de jefes”, como se le conocía a este fundador del Cártel de Guadalajara y nacido en 1946, Félix Gallardo empezó a trabajar en la policía judicial a los 17 años y fue asignado como escolta del entonces Gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis, reseñó el periodista Diego Osorno en 2009.
Sánchez Celis, quien fue gobernador de 1963 a 1968 se convirtió en su padrino y socio. Se retiró de la policía al finalizar el periodo del gobernador para el que trabajaba y 1977, “El jefe de jefes” ya acumulaba 15 ordenes de aprehensión.
Su relación con el gobernador se hizo tan cercana que fue su padrino de bodas y después, el capo fue el padrino de bodas de uno de sus hijos, Rodolfo Sánchez Duarte.
Rafael Caro Quintero, también nacido en Sinaloa, y actualmente el hombre por el que la DEA ofrece la mayor cantidad de recompensa (USD 20 millones), no siempre fue narco. Sus padres eran campesinos de pocos recursos y como el mayor de tres hermanos decidió huir de su casa a los 18 años.
Su primer trabajo fue como chofer de un bus colectivo, pero no le duró mucho ya que conoció gente que sabía de su origen campesino y que le ofreció mucho dinero por sembrar marihuana en las tierras de sus padres. Y así inició su carrera criminal.
Sobre Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, se sabe muy poco, pero entre ese poco es público que uno de sus primeros trabajos, aún siendo niños, fue en la siembra de aguacates, algunos dicen que en Uruapan, otros que en Aguililla, los dos municipios en Michoacán.
Años después, junto con su hermano Abraham, cruzó ilegalmente la frontera con Estados Unidos, donde al cumplir 25 años fue detenido por tráfico de heroína y deportado a México, donde se desempeñó como agente de policía en los municipios de Cabo Corrientes y Tomatlán, en el estado de Jalisco. Sin embargo, finalmente abandonó la policía para unirse al llamado Cartel del Milenio, un viejo aliado del de Sinaloa, para después fundar su organización criminal: el Cártel Jalisco Nueva Generación hoy día el más poderoso de México.