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Las fortunas mexiquenses del peñanietismo

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No se podrá acusar al presidente de la República de no generar riqueza en su sexenio, aunque sólo sea por el compacto grupo de empresarios del Estado de México que durante su administración han acumulado fabulosas fortunas con base en contratos federales. Un recuento de las obras del Plan Nacional de Infraestructura, las asignaciones de contratos y sus costos, revela que el presupuesto se ha derramado generosamente en las empresas de ocho paisanos y amigos de Enrique Peña Nieto.

En menos de cuatro años, ocho empresarios del Estado de México diversificaron sus negocios a prácticamente todas las áreas en que el gobierno asigna contratos. Contra la lógica empresarial, cuya tendencia mundial es hacia la especialización, este grupo “invierte” lo mismo en obra pública que en la venta de desayunos escolares, en el sector energético y en guarderías subrogadas.

Sus dominios ya son nacionales: operan carreteras y puertos, poseen líneas de autobuses, camiones de carga y aviones; tienen medios de comunicación y hospitales públicos. Alguno es dueño de un banco y de hoteles de gran turismo en playas, mientras otro opera telefonía y tiene gaseras, pero ambos coinciden en prestar servicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Como contratistas, esos mexiquenses participan de los proyectos de infraestructura y de los programas emblemáticos del gobierno de Enrique Peña Nieto. En este sexenio al menos dos de ellos lograron figurar entre los más ricos de México, según los cálculos de la revista Forbes, cuyos datos son los siguientes:

Carlos Hank Rhon y su familia ocupan el número 15 del país: tiene una fortuna personal de 2 mil 100 millones de dólares y al menos 32 empresas. Su hijo Carlos Hank González, fiel a la antigua fórmula que se atribuye a su abuelo homónimo, “un político pobre es un pobre político”, heredó el segundo apellido del ya fallecido magnate regiomontano Roberto González Barrera y preside el Grupo Financiero Banorte.

A su vez, David Peñaloza Alanís es el número 25, con mil 500 millones de dólares y alrededor de 30 empresas heredadas en vida por su padre, David Peñaloza Sandoval.

Ellos forman el mencionado grupo de exitosos mexiquenses, junto con Juan Armando Hinojosa Cantú (al menos 11 empresas), Roberto Alcántara Rojas (13), los hermanos Luis Ernesto y Anuar Maccise Uribe (29), Alfredo Miguel Afif (alrededor de 10), Carlos Peralta Quintero (27) y Roberto San Román (padre e hijo, con al menos ocho compañías).

La mayoría de estos hombres de negocios son identificados con el Grupo Atlacomulco y su cercanía con Peña Nieto es por demás conocida. Tres de ellos incluso estuvieron implicados en los escándalos que deterioraron la imagen presidencial: Hinojosa por la llamada Casa Blanca, San Román por la casa de Ixtapan de la Sal y Miguel por las oficinas de transición.

Los miembros de esta casta de acaudalados se relacionan entre sí y con políticos, fieles a la tónica de ese grupo de poder mexiquense. Por ejemplo, el año pasado Alcántara se convirtió en cuñado del exgobernador de Oaxaca José Murat, padre de Alejandro, actual mandatario electo de esa entidad.

Luis Ernesto Maccise se casó con Laura Barrera Fortoul (secretaria de Turismo en el gobierno estatal de Peña Nieto y exdiputada del PRI), hija de Heberto Barrera Velázquez, un veterano político cuyo cargo más reciente fue en el Consejo Estatal de Infraestructura y Desarrollo Social, en la administración de Eruviel Ávila. En el actual gobierno mexiquense es secretario del Trabajo Javier García Bejos, sobrino de Alfredo Miguel Afif.

En cuanto a Juan Armando Hinojosa, fue consuegro del exgobernador veracruzano Fidel Herrera, cónsul en Barcelona. En la boda de sus hijos, Javier Duarte, gobernador de Veracruz, fungió como testigo y Peña Nieto como invitado de honor. Este último es compadre de Roberto San Román Dunne, quien apadrinó a su hija Paulina Peña Pretelini.

Estos barones mexiquenses poseen, juntos, más de 145 empresas, a través de las cuales acumulan concesiones de transporte, extracción de agua, producción de electricidad, permisos aduaneros y de importación (incluso de residuos peligrosos), usufructúan playas y son proveedores del gobierno en muchos rubros.

Los negocios del sexenio

La supremacía de los empresarios mexiquenses en los contratos gubernamentales es tan innegable como el fracaso de la administración peñanietista en su ambicioso Programa Nacional de Infraestructura (PNI). De las 10 obras más caras proyectadas por Peña Nieto en comunicaciones y transportes, dos fueron canceladas, una sigue en suspenso y cuatro están pendientes. Las tres que se hallan en construcción cuentan con la participación del mencionado grupo.

Los proyectos cancelados son el Tren México-Querétaro y el Tren Transpeninsular Mérida-Punta Venado.

De las obras que ya están en construcción, destaca el Tren México-Toluca, de la que toma parte la constructora La Peninsular, de Carlos Hank Rhon. También participa de la ampliación del Puerto de Altamira, en parte concesionado a Pinfra mediante su filial Infraestructura Portuaria Mexicana, de David Peñaloza.

La otra obra costosa, un viaducto en Veracruz, fue asignada a la trasnacional española OHL, inmersa en escándalos de corrupción en México y en el extranjero y cuya relación con la citada élite ha sido ampliamente documentada por este semanario.

La mañana del 23 de abril de 2014, el presidente Peña Nieto presentó su PNI, ambicioso plan que incluía los “compromisos” que firmó en su campaña presidencial: 743 obras, de las cuales 222 correspondían al sector comunicaciones y transportes.

A cuatro años de gobierno, sólo hay 63 obras concluidas, es decir la tercera parte de lo que se comprometió Peña ante notario. Cerca de la mitad empezaron a construirse en el sexenio anterior, según comprobó el reportero al hacer una revisión de los avances del PNI en la plataforma Datos Abiertos.

Transcurridos dos tercios de su administración, el mandatario sólo ha podido realizar 35 obras originales de su gobierno, de las 222 programadas en el sector: menos de la sexta parte.

Con todo, los potentados del Estado de México no dejan ir obra ni programa emblemático. En uno de los proyectos de construcción más relevantes del sexenio, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), participa La Peninsular Compañía Constructora, subsidiaria del Grupo Hermes, de Hank Rhon. Y también Tracotamsa, una firma de prosperidad reciente cuyo dueño es primo de Juan Armando Hinojosa Cantú, además de Hycsa, consorcio integrado por priistas tabasqueños asociados con La Peninsular.

El proyecto hidráulico más importante del PNI es el acueducto Monterrey VI, que incluía a Hinojosa Cantú. El viernes 16 fue cancelado por el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.

Al revisar el PNI aparecen dos columnas con los costos, llamativos por elevados, pero cuya descripción general indica que corresponden a inversiones privadas facilitadas por el gobierno. Por ejemplo, en el sector Turismo, la inversión más costosa (102 mil millones de pesos) es el proyecto número 499, “Obras de iniciativa privada”, es decir, hoteles y atracciones.

Entre los primeros proyectos de este tipo en el sexenio destaca el hotel Secrets Playa Mujeres, en Quintana Roo, cuya primera piedra fue colocada por la entonces secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y Carlos Hank Rhon, el inversionista.

Entre las obras de mayor costo del PNI se enlista con el número 69, con 507 mil millones de pesos, la “inversión privada en telecomunicaciones”. Nuevamente se trata de una obra que no es del gobierno sino facilitada por éste a los inversionistas privados. En ese rubro participa desde 2013 VPN de México, de Carlos Peralta, quien obtuvo dos concesiones para servicios de telefonía e internet por 20 años.

Diversificación ventajosa

Los negocios de la élite mexiquense no sólo están en el PNI. Carlos Peralta, con su empresa JP IUSA, le vendió a la Secretaría de Educación Pública tabletas electrónicas por mil 809 millones de pesos en abril de 2015, pues los nuevos planes educativos incluyen esa herramienta.

En septiembre de 2014, Publicidad y Artículos Creativos, la imprenta de Hinojosa Cantú, obtuvo 1.8 millones por fabricar lonas con promoción de la reforma educativa. También es beneficiario de la operación del hospital de Alta Especialidad de Zumpango y remodeló el hangar presidencial por mil millones de pesos, una obra cuya utilidad será de corta vida, pues será sustituida cuando entre en operación el NAICM.

La dinastía San Román también ha incursionado en la construcción de dos hospitales en el Estado de México. Ahora lo hace en carreteras, sin menoscabo de los pagos del gobierno por los paseos de la burocracia de la Lotería Nacional y el Fondo de Cultura Económica, que van a su Parque Acuático Ixtapan.

La burocracia y los bienes muebles e inmuebles del gobierno también son buen negocio. El Grupo Financiero Interacciones, de Hank Rhon, ha vendido seguros por el orden de mil 200 millones al gobierno de Peña Nieto.

IUSA y subsidiarias, de Carlos Peralta, acumula en ventas transparentes 2 mil 787 millones de pesos en 382 contratos desde 2013 a la fecha, ya sea por medidores de consumo eléctrico de la CFE, por cuchillas o por otras refacciones eléctricas.

En aviación, Eolo Plus, de Hinojosa Cantú, de ser prácticamente inexistente se convirtió en un proveedor relevante, pues quintuplicó sus contratos federales hasta sumar 67 millones de pesos en los primeros dos años del peñanietismo, como documentó este semanario mediante solicitudes de acceso a la información pública.

El principal contratista en el sector energético es Alfredo Miguel, otro de los mexiquenses consentidos. Aunque enfrentó problemas judiciales en el sexenio de Vicente Fox, con Peña Nieto consiguió contratos que a principios de este año sumaban alrededor de 770 millones de dólares, principalmente con Pemex, según documentó la reportera Peniley Ramírez, de Univisión.

De la familia Miguel era la casa rentada a Peña Nieto para los trabajos de su equipo de transición cuando era presidente electo.

El sector energético es asimismo una fuente de ingresos multimillonarios para otros señores mexiquenses. Carlos Hank Rhon posee también el Grupo Transportes, que agrupa seis subsidiarias que dan a Pemex servicio de transporte terrestre.

Peralta incluso incursiona en negocios modestos, por ejemplo en las guarderías subrogadas del IMSS. Una de las razones sociales que integran su conglomerado es Convivencia y Educación Infantil Pastejé, a la que el IMSS contrató a un costo de 2 mil 500 pesos mensuales por niño, sin que se especifique a cuántos atiende.
 Placer y negocios

Como el presidente Peña Nieto, y a veces con él, la mayoría de los ocho zares mexiquenses del dinero juegan golf. A diferencia de los millonarios que se inscriben en un exclusivo club, ellos poseen los propios: Hank tiene uno en Playa Mujeres y Alfredo Miguel uno en Idaho, Estados Unidos.

San Román, heredero del apodo El señor de los balnearios que ostentó su patriarca a mediados del siglo XX, posee el exclusivo Club de Golf Ixtapan, donde la empresa Zona Uno construye las mansiones de otros potentados mexiquenses y las comercializa Inmobiliaria Ixtapan, también de San Román. Uno de los vecinos es Peña Nieto.

Al Club de Golf Ixtapan la Comisión Nacional del Agua le ha renovado al menos en dos ocasiones un permiso que ampara la extracción anual de 903 mil metros cúbicos del líquido. Ese volumen podría satisfacer casi la demanda de Chetumal, Quintana Roo, o abastecer con creces Atlacomulco.

Las concesiones no permiten conocer con detalle cuánto ganan los mexiquenses, o bien sólo cifras aproximadas. Roberto Alcántara –concesionario de transportes de pasajeros como ETN y Ómnibus de México, además de la aerolínea Viva Aerobús– consiguió en 2014 el servicio de telepeaje por 4 mil millones de pesos.

Carlos Hank fue el primer concesionario de generación de electricidad en México mediante su empresa AES Mérida III. Además de playas y concesiones de agua, posee la autorización para operar su Grupo Financiero Interacciones que, a través de sus divisiones, tiene como cliente principal al gobierno.

Peñaloza Sandoval y su hijo David Peñaloza Alanís, quien lo sucede en los negocios desde 2013, no son originarios del Estado de México pero se enriquecieron en el sexenio de Carlos Salinas a partir de las concesiones carreteras para Tribasa, bajo el padrinazgo del entonces titular de la SCT, Andrés Caso Lombardo, y la amistad del padre con el patriarca de los Hank. También estuvo en problemas legales durante el foxismo, pero ahora tiene concesionadas 17 autopistas y el puerto de Altamira.

IUSA, del mencionado Peralta, tiene al menos 58 permisos diversos: desde aduanas hasta el manejo de materiales peligrosos y prototipos normados, pero como su hobby son los toros, posee la Ganadería Pastejé, con permiso de agua por 436 mil metros cúbicos anuales. Ubicada en Jocotitlán, Estado de México, ese solo negocio consume lo mismo que la población total de ese municipio.

Inversionistas en medios

Carlos Peralta edita la revista 6 Toros 6 como una extensión de su pasatiempo favorito. Sin embargo, para Roberto Alcántara el negocio es ser el principal accionista del diario español El País.

Los Maccise, cuya empresa madre es El Diario de Toluca, crecieron en plena crisis de los medios impresos y colocaron su periódico Capital en 15 ciudades de la República, adquirieron el control del diario Reporte Índigo y se quedaron con la revista Cambio.

Las 30 empresas conocidas de los Maccise Uribe incluyen el Grupo Capital Radio, así como las televisoras de paga Efekto Tv y Green Tv. De acuerdo con la base de datos Comsoc, donde debe registrarse el gasto de publicidad oficial, sus medios han recibido más de 200 millones de pesos en lo que va del sexenio. No obstante, esta cifra es dudosa porque facturan con numerosas razones sociales.

“Transparencia” de parapeto

La transparencia no es real cuando de los señores mexiquenses se trata. Aun así, con lo que reportan en Compranet y el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT) suman juntos más de 11 mil millones de pesos en contratos.

Si se suman los presupuestos aprobados para 2016 en los ayuntamientos de Guadalajara y Monterrey, no alcanzan la cifra transparente de contratos obtenidos por los ocho empresarios mencionados.

Con todo, esa cifra resulta apenas un estimado ínfimo al contrastarse con información obtenida y corroborada a través de distintas fuentes. Por ejemplo, a Hinojosa Cantú un grupo de diputados le comprobó que obtuvo 60 mil millones en contratos tan sólo en los primeros dos años de gobierno.

La dispersión de los datos abiertos del gobierno federal y la franca opacidad complican el seguimiento de estos negocios. Algunos contratos que aparecen en la plataforma Compranet no están en el POT, y hay otros que, a pesar de ser públicos y de ejercicios fiscales cerrados, no aparecen en ninguna de las dos bases de datos.

Los propios magnates procuran la opacidad. El Grupo Financiero Interacciones de Hank Rhon, que se especializa en ofrecer servicios al gobierno, litiga desde abril de 2015 para evitar que se conozca a cuánto asciende la deuda y los intereses que numerosos gobiernos estatales y municipales contrajeron en los últimos años (Proceso 2049 y 2076).

Por eso, entre todas las concesiones, la dispersión de los datos oficiales, las múltiples razones sociales utilizadas y los litigios, los ingresos que acumulan en este sexenio los señores mexiquenses son literalmente incalculables.

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