Saltillo, Coahuila.- Ya han pasado cuatro años de la presunta muerte de “El Lazca”, y aún no hay cuerpo que lo evidencie.
Fue el 7 de octubre del 2012, en el municipio de Progreso, cuando sólo lo acompañaban dos gatilleros. Fue presuntamente muerto por tres balazos de marinos. Horas más tarde desapareció por novena vez en su historia delictiva.
Al hombre tirado sobre el asfalto en la entrada a uno de los municipios más pobres de Coahuila lo recogieron del piso seis horas después de muerto, cuando llegaron autoridades de la PGJE. Pero ni marinos ni estatales sabían quién era.
Pasarían horas para que lo identificaran. La versión oficial fue que el cuerpo llevado a la funeraria García, en el vecino municipio de Sabinas, era el de un narcotraficante que irónicamente nació en la fecha en que se celebra el nacimiento de Jesucristo: el 25 de diciembre, de 1974.
“El Verdugo”, “El Lazca” o “El Z-3” decía en las hojas de identificación que la Procuraduría, el Cisen y la Marina dieron a conocer al siguiente día, cuando según sus peritos, cotejaron las huellas digitales del fallecido con las bases de datos criminales del país. Para cuando lo anunciaron a la prensa, un día después, ya sólo tenían eso, fotos y huellas. “El Lazca” volvió a desaparecer.
ESCAPISTA EFICAZ
Hijo del militar Gregorio Lazcano García y doña Amelia Lazcano, allá en su natal Pachuca, Hidalgo, era temido por su bravura y arrojo. Algunos de sus biógrafos periodísticos cuentan que aún menor de edad gustaba de matar perros callejeros con el arma de asalto de su padre. Por eso, al llegar a los 17 años, don Gregorio no dudó en apoyarlo cuando se decidió por el Ejército.
En las Fuerzas Armadas llegó a teniente en 1997, y ahí la PGR lo reclutó para formar un grupo de élite, y combatir el crimen organizado en la zona del Golfo. No duró ni un año. Y todavía siendo miembro del GAFE enfrentó el primero de sus escapes.
El 18 de febrero de 1998 lo detuvieron en Reynosa, Tamaulipas. Manejaba una camioneta Chevrolet Silverado con 325 kilos de mariguana. Pero no fue consignado, sino puesto en libertad. Su único castigo fue ser dado de baja de la PGR y el Ejército.
Para ese entonces ya trabajaba para el cártel, al mando de Osiel Cárdenas Guillén, donde se convirtió junto con Arturo Guzmán Decena, el “Z-1”, en fundador de los Zetas, brazo armado del grupo criminal del que luego se independizarían para formar su propio cártel.
El segundo escape del “Lazca” fue durante un enfrentamiento con los militares, el 5 de septiembre de 2007, en Tamaulipas, donde la autoridad reportó haberlo matado. No fue así. Para ese entonces ya había muerto “Z-1”, y ahora lideraban el grupo Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño, “Z-40”.
La siguiente ocasión en que escapó fue el 5 de diciembre del 2008, cuando estaba en el rancho “El Atorón”, en el municipio de Santa María del Río, en San Luis Potosí. Al lugar llegó la Policía Federal e inició un enfrentamiento, capturando a dos cuidadores y dos lugartenientes más.
Heriberto logró huir corriendo entre la maleza, mientras se llevaba a cabo la balacera. Informes de inteligencia indican que el hombre sobrevivió tres días sin comer hasta que fue rescatado por su gente. Desde aquella ocasión, decide migrar su área de operación y vivienda a Coahuila.
Acá también le seguían los pasos. El 16 de febrero del 2010 la Marina sitió la colonia Brisas del Valle, en Monclova, buscando una de las casas donde decían habitaba “Z-3”, pero ni encontraron la casa, ni detuvieron a nadie.
La quinta ocasión que escapó fue el 18 de mayo del 2011, otra vez en Monclova. Fue durante una balacera entre el Ejército y la Policía Federal contra miembros de su escolta personal quienes contuvieron el ataque, mientras “El Verdugo” escapaba hacia el norte de la ciudad, cerca del Teatro de la Ciudad.
NI LOS GRINGOS
Ese mismo año, pero en junio, el periódico estadunidense Brownsville Herald, de Texas, publicó a ocho columnas que “El Lazca” había participado de un enfrentamiento en Matamoros, Tamaulipas, y que lo habían aprehendido. En efecto, el enfrentamiento existió, pero la captura no.
Para agosto se difundió la versión de dos cubanos que dijeron ser colaboradores de la DEA en México. Declararon ante las cámaras de la televisora Univisión haberle tendido una trampa a Heriberto Lazcano en altamar, donde lo capturaron y entregaron a las autoridades estadunidenses, por lo que exigían los 5 mdd de la recompensa.
La televisora informó haber consultado al Departamento de Justicia de aquel país, quienes negaron la información y descartaron que el narcotraficante estuviera bajo custodia americana, pero no desmintió la existencia de un operativo para la captura de un importante capo mexicano.
La octava ocasión en que estuvo en peligro de ser capturado fue durante una fiesta en el centro recreativo de la Sección 38, del SNTE, en Monclova, donde se dice celebraban el cumpleaños de una novia del “Lazca”, fiesta amenizada por la Banda Jerez.
Era un 23 de abril del 2012. A las 3:00 de horas llegó un operativo del Ejército e irrumpió en el lugar, deteniendo a los miembros de la Banda Jerez, meseros y algunos invitados. Pero no a Heriberto Lazcano. El rumor fue que un “pitazo” a tiempo lo hizo huir del lugar, con todo y novia.
LA ÚLTIMA
Para las autoridades mexicanas, la novena pudo haber sido la vencida, si no fuera porque también de esa se les escapó, incluso muerto.
Este 7 de octubre se cumplen cuatro años de aquel juego de beisbol amateur al que quiso ir un hombre fuertemente armado, con dos escoltas a su lado. El partido era entre el equipo local y el representativo de Juárez, quienes jugaban en el parquecito, a unos metros del arco que da entrada al municipio de Progreso, al norte de Coahuila.
Eran las 13:00 horas de aquel domingo cuando, según las autoridades, una llamada anónima reportó la presencia de personas armadas en el juego. Un convoy de la Marina llegó al lugar. Cuando los sospechosos se percataron, intentaron huir en una camioneta Ford Ranger blanca.
Les marcaron el paso. No se detuvieron. Entonces iniciaron los disparos, la persecución, el enfrentamiento. Se dice que desde la camioneta los delincuentes dispararon granadas con un rifle de asalto R-15 modificado e hirieron a un marino. Habían recorrido menos de un kilómetro cuando una bala mató al conductor de los perseguidos, y la camioneta paró.
Los otros dos salieron del vehículo y comenzaron a correr. Uno de ellos logró escapar. El otro corrió unos 300 metros sobre la misma carretera, mientras seguía disparando. Una primera bala en la cintura lo detuvo, otra en el abdomen lo tumbó y un tercer disparo en la nuca lo mató.
Eran las 14:00 horas cuando dos cuerpos yacían en el asfalto. Los peritos y agentes del Ministerio Público de la PGJE llegaron hasta las 20:00 horas y se los llevaron para tomar fotografías y huellas dactilares, y realizarles la autopsia, en la funeraria García, municipio de Sabinas.
Según el encargado de la funeraria, ninguna autoridad montó guardia afuera del establecimiento. Por eso, entre las 13:00 y la 13:30 horas del lunes, un comando armado llegó y se llevó los dos cuerpos. Pero él no reportó el robo sino hasta las 8:00 horas.
Fue hasta ese momento, cuando el cuerpo ya no estaba, que la Marina envió un comunicado con dos fotos, informando que uno de los cadáveres era el de Heriberto Lazcano Lazcano, el “Z-3”, a quien habían abatido un día antes. La PGJE secundó la información.
Y aunque las autoridades presentaron pruebas biométricas, de sangre, de antropología forense y ADN, en diversos medios circuló la duda razonable sobre la veracidad de las pruebas de la muerte de “El Lazca, dada la ausencia de un cuerpo. Pero haya sido o no ese el cadáver de Heriberto Lazcano, lo único cierto es que una vez más, la novena, el “Z-3” se les volvió a escapar.