Rosa Elena Escobar López, el día que fue levantada, llegaba a casa a bordo de su vehículo Tiida, color blanco, a su lado viajaba una de sus hijas y atrás su cuñada, al estacionar la unidad, aparecieron dos sujetos, uno de cada lado y las encañonaron; ella, volteándolos a ver, les pidió que le permitieran bajar a su familia del vehículo.
Los ejecutores dijeron ser de la PGR (Procuraduría General de la República), pero no mostraron identificación oficial; uno más esperaba en la camioneta color verde oscuro, tipo Explorer, según lo asentado en la investigación judicial abierta tras los hechos acontecidos.
Permitan que baje mi familia, suplicó la hoy extinta, con semblante aparentemente tranquila, lo hicieron, y en ese momento le abrieron la puerta a ella y la bajaron al tiempo que le colocaban las esposas, por lo que su cuñada, esposa de un hermano de Rosa Elena, exigió a los supuestos policías que le mostraran la orden de aprehensión, pero no hubo respuesta.
A Rosa Elena la condujeron a la camioneta cuyo motor siempre permaneció encendido; el conductor con aspecto nervioso espejeaba para ver si no llegaba la verdadera policía, una vez arriba, el chofer sumió acelerador a fondo para salir a toda velocidad de la colonia Campo Nuevo.
A los pocos minutos llegaron elementos de la Policía Municipal, ya que vecinos del lugar reportaron los hechos al ser testigos de la violenta acción, aunado a que en ningún momento estuvieron convencidos que se tratara de elementos de la PGR.
Irónicamente, ahora que se realizan las investigaciones por el crimen de Escobar López de 47 años de edad, ningún vecino ha querido declarar, todos dicen no haber visto ni escuchado nada; hay miedo y prefieren callar ante los cuestionamientos de agentes judiciales enfocados a las indagatorias.
De acuerdo con información a la que se tuvo acceso, en un principio su familia pensó que realmente sí se trataba de elementos de la PGR, pues Rosa Elena Escobar anteriormente había tenido algunas diferencias con personal de la Comisión Federal de Electricidad, quienes en más de dos ocasiones llegaron a su domicilio a realizarle algunas notificaciones relacionadas al consumo y la reconexión del servicio.
Sin embargo, la delegación de la PGR de Coatzacoalcos descartó al siguiente día tener en su poder a dicha persona o tener alguna investigación abierta contra ella, por lo que sus familiares presentaron la denuncia de manera formal contra quien resultara responsable por el delito de privación ilegal de la libertad.
Como ya se informó oportunamente, el desenlace fue fatal; Rosa Elena apareció ejecutada y con manos amordazadas con cita canela en un camino de terracería del ejido Francisco Villa, perteneciente al municipio de Minatitlán, a escasos cuatro kilómetros de la congregación El Cerro de Nanchital.
La agencia del Ministerio Público Especializada en Delitos contra la Libertad, Seguridad Sexual y contra la Familia a cargo de la fiscal Mercedes Robles Antonio, es quien se encuentra a cargo de las investigaciones, pero ante la ausencia de su titular, quien está incapacitada por cuestiones de salud, se tornan lentos los avances y guardan total hermetismo con respecto al caso. Las únicas declaraciones que hay hasta el momento son las de sus familiares.