Cuando el líder del cártel del Golfo fue detenido en Matamoros en el año 2003, su anecdotario era tan amplio que sus enemigos lo llamaban El Mata Amigos. Hay un episodio que lo retrató de pies a cabeza cuando ordenó eliminar a Rolando Gómez, uno de sus más cercanos colaboradores. ¿La razón? Se llamaba Hilda, le decían La Güera, traía vuelto loco a Osiel por su belleza y no reparó en hacer a un lado a su marido, su viejo camarada Rolando, para quedarse con ella.
Sucede con narcotraficantes de infantería y “poquiteros”. Son enamorados por naturaleza, dinero fácil y poder. Les apasiona lucir mujeres encantadoras. Las visten elegantes. Otros con mal gusto hasta resbalar en extravagancia. Pero entre los capos es distinto. No confían mucho en amores fuera del matrimonio o su pareja. Temen indiscreciones del “segundo frente”. Saben cómo a las mujeres les encanta presumir tener lo nunca soñado.
Muy en secreto pronunciarán el nombre del amado. “Me regala joyas, ropa, auto y hasta casa”. Si no, los vecinos la maliciarán. Conociéndola desde chiquita dirán “...mira nada más. Imagínate de donde sacó tanto. Ahora hasta ‘guarura’ tiene día y noche. No. Para mí segurito que un narco anda con ella”. Y así abren la puerta al peligro de captura. Lo mismo si por una se abandona a otra. Entonces utilizan desde la brujería y caen hasta el despecho.
Osiel Cárdenas Guillén era el patrón del cártel golfero. Cuando estaba libre se parecía al Gabino Barrera del corrido famoso: “...con amores por donde quiera”. Pero encarcelado le resultó más caro el caldo que las albóndigas. Tres damas pelean su amor y dinero. Tanto así hasta convertir la rivalidad en espectáculo público. Que conste. Nunca sucedió esto con otros grandes capos luego de capturados. Los que están prisioneros normalmente dieron y dan lugar a las esposas.
Celia Salinas Aguilar es la esposa legítima de Osiel. Ya tiene buen rato encorajinada. Sabía muchas diabluras pasionales de su marido antes de ser detenido. Lejos de celos y sentirse traicionada, le punza hasta el alma haberle sido fiel. Hasta se metió en sus cochinos negocios. Cuando menos esperaba quedó embarrada en el delito. Ahorita es oficialmente prófuga. Está comprobadito cómo participó en “lavado de dinero”. Supe de fuerzas federales anti-drogas: La tienen ubicada. “No te extrañe si la detenemos pronto”. También es conocida cómo la única que deveras ama a Osiel. Por eso se casó y tuvieron hijos. Pero el capo la desaira.
Hasta los amigotes de Cárdenas Guillén son indiferentes. No le ayudan. Y Celia está molesta por el menosprecio a sus hijos. Por eso es un peligro. Ya le contaron y lo gritó: Osiel tiene intención de pedirle divorcio. Y ella quiere hablarle pero no puede. Si fuera a la prisión no saldría. La mujer está desesperada. Ninguneada, perseguida y cargando con la prole. Todos los ingredientes para hacer bueno aquel refrán “...no hay peor enemigo para el hombre que una mujer despechada”. Osiel Cárdenas Guillén prefiere el amor de Hilda Flores. Todo mundo sabe de ella en Matamoros y Reynosa. Bien conocida cómo “La Güerita”.
Sobre este romance, no había necesidad de meterme en la vida privada del capo. El mismo la hizo pública. Pero ahora la dama de pelo oxigenado solo recibe atención y dinero de la mafia ya que no puede ver a su "Osito" como le llamaba a Osiel Cardenas. Aparte el capo está endiosado. Y lo más importante para Hilda: Tiene libertad y ningún delito encima. En eso lleva ventaja a la señora de Cárdenas. Cómo si fuera telenovela hay otra dama en todo esto. Se llama Ana Amelia Román Goytia. Contrario a Celia y “La Güerita” no pretende las caricias de Osiel. Es más inteligente y por eso práctica. Quiere dinero y poder.
El capo golfero la conoce muy bien. Pidió inscribirla en “La Palma” como “persona de confianza” para que pudiera verlo. Pero nada de visitas conyugales. Puro negocio. Sábese bien. Ana Amelia es enlace entre Cárdenas Guillén y abogados. Aparte manejaba informantes gobernícolas o particulares.
Para el Ejército, Osiel se convirtió en una obsesión en 1999 casi a finales del sexenio de Enrique Cervantes Aguirre como secretario de la Defensa Nacional. Había hecho lo que ningún capo había logrado: seducir a los oficiales y tropa de élite al ofrecerles jugosas ganancias, mucho más que sus "haberes" como se conoce en la milicia a la paga, y pronto tuvo en un ex oficial y antiguo GAFE desertor de nombre Arturo Guzmán Decena, llamado Z-1, al fundador del grupo paramilitar conocido como Los Zetas.
Con esta banda de brazo armado, el cártel del Golfo impuso el terror en la llamada frontera chica que comprende el corredor que va de Matamoros a Reynosa, Nuevo Laredo y Ciudad Miguel Alemán. Especializado en amedrentar periodistas, Osiel era buscado por la DEA desde fines de los años 90 al quedarse con el control absoluto de la región de Tamaulipas luego de la detención en 1996 del viejo capo Juan García Ábrego.