En lugares equivocados, caminando por la calle, conviviendo en un bar y hasta en el abarrote de su colonia, en los primeros dos meses del año han muerto en Sinaloa ocho víctimas colaterales, tres de ellos menores de edad, ciudadanos que no tenían relación con hechos delictivos pero murieron alcanzados por las balas que se disparan en la entidad.
A pesar de que desde el inicio del gobierno de Ordaz Coppel comenzó a patrullar por Sinaloa la policía militarizada, hasta la fecha no hay un sólo detenido por los homicidios de las personas que se convirtieron en víctimas colaterales.
Tan sólo la madrugada de este 24 de febrero, tres personas fueron asesinadas luego de una riña en una concurrida plaza comercial que alberga varios restaurantes y bares. En la popular Plaza 2255 era común ver a personas armadas que se reunían a convivir en el estacionamiento de la plaza hasta altas horas de la noche.
De acuerdo con la versión oficial, este viernes por la madrugada dos personas tuvieron una discusión al interior del bar El Pirata y uno de ellos habría sacado un arma pero de inmediato fue desarmado por el guardia del lugar. Sin embargo, momentos después, los involucrados bajaron al estacionamiento de la plaza y sacaron de la cajuela de un vehículo armas AK 47 y AR15 con las que dispararon a los comensales.
En el lugar fallecieron Gabriela de 17 años, Susel, quien trabajaba como mesera y Raúl, un extranjero que radicaba en Culiacán.
Además quedaron heridos David de 24 años, Luis Daniel de 21 años, Jesica de 32 años, Adriana de 30 y Evelin Fernanda de 16 años. En el lugar se recogieron 48 casquillos.
Apenas dos semanas atrás, el 8 de febrero en la sindicatura de Villa Juárez, Navolato, tres personas murieron alcanzadas por las balas de un fuerte enfrentamiento entre dos grupos delictivos que se disputan el poder de un cártel.
Rosy de 22 años, jornalera madre de una niña de seis años, caminaba por la calle La 50 junto con su esposo cuando una bala le perforó el pecho y le arrancó la vida de inmediato, su esposo también quedó herido.
Metros más adelante, sobre la carretera La 20, dos trabajadores del campo, Aristeo y Zenen circulaban en su camioneta cuando quedaron en medio del enfrentamiento y aunque intentaron refugiarse debajo de la camioneta no lograron sobrevivir.
La violencia que impera en Sinaloa en los primeros meses del año también le arrebató la vida a Mari Carmen, una niña de 9 años que fue herida por las balas disparadas cuando esperaba ser atendida en un abarrote de la Colonia Industrial El Palmito. Después de semanas de luchar por su vida, la niña murió 18 días después. Por su asesinato tampoco hay detenidos.
La vida de Jonathan de tan sólo 15 años terminó durante las primeras horas del 2017, cuando un policía federal que sostenía un altercado con su novia disparó para amedrentar a la joven y terminó asesinando a Jonathan, quien pasaba en ese momento por la zona.
A pesar de que el policía federal se entregó ante las autoridades, un juez le permitió enfrentar el proceso en libertar y el ex policía huyó por lo que actualmente se encuentra prófugo de la justicia.