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Expediente 2016: Narco fosas en Veracruz

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Por culpa de Javier Duarte, JD, y su gabinete de seguridad y de justicia, Veracruz está convertido en el peor infierno. Será la peor herencia que dejará.

Por ejemplo, resulta inverosímil lo que está descubriendo la ONG “Solecito” en el terreno anexo al Frac. Colinas de Santa Fe, en el puerto jarocho del alcalde Ramón Poo Gil, quien todo lo pretende solucionar con una sonrisa Colgate y que a estas alturas únicamente ha de caer bien a sus amigos. 

Al momento, el Solecito lleva 52 fosas clandestinas descubiertas con un número incuantificable de restos óseos y cadáveres. 

De acuerdo con ellos, tan sólo en seis fosas encontraron 19 cuerpos, sepultados a 2.5 metros de profundidad, lo que manifiesta que utilizaron hasta maquinaria pesada, sin que nunca las corporaciones policiacas hayan volteado, a pesar, incluso, de las denuncias vecinales. 

El trabajo exploratorio de la ONG está dejando perplejos a todos en un Veracruz convertido en un largo y extenso cementerio privado de los malandros. 

Bastaría un repaso breve al infierno que estamos viviendo con las narcofosas halladas en el sexenio que corre: 

En Mata Loma, Manlio Fabio Altamirano, unas fosas clandestinas con 28 cuerpos. 
En Alvarado, otras más, con 33 cadáveres. 
En Tres Valles, otras más con 33 cadáveres. 
Chacaltianguis, 30 osamentas. 
Emiliano Zapata, 12 cadáveres. 
Acayucan, 15 más. 
Lerdo de Tejada, otras más con ocho cuerpos. 
Cosamaloapan, ocho cadáveres más. 
Perote, ocho más. 
Antón Lizardo, Alvarado, siete más. 

Y por añadidura, los 80 cadáveres tirados a la fosa común por el Instituto de Medicina Forense, ubicado en Boca del Río, cuerpos hallados desde Medellín hasta La Antigua, nunca reclamados. (Recuento de Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso, exiliado de Veracruz gracias al góber tuitero) 

He ahí el Veracruz de JD. Y el Veracruz que dejara Arturo Bermúdez Zurita como secretario de Seguridad Pública. Y el Veracruz que está heredando el Fiscal General de nueve años.

EL HALLAZGO MÁS TÉTRICO EN LA HISTORIA LOCAL

El Solecito ha documentado 90 personas desaparecidas, cuyos familiares esperan la justicia del llamado sexenio próspero que se entristece con la muerte de Juan Gabriel y también se entristece porque Enrique Peña Nieto le deja de hablar con la misma efusividad de otros tiempos, los tiempos felices. 

Y como dicen las señoras que integran esta ONG: el Fiscal sólo les ha enviado palas para seguir escarbando el terreno anexo al fraccionamiento Colinas de Santa Fe, donde caben diez estadios de fútbol y en donde, presumen, cada dos metros habría fosas. 

Se trata, entonces, del hallazgo más tétrico en la historia de Veracruz y también del país, porque sumando narcofosas y cadáveres y restos óseos (que en ningún momento son de perros y gatos como se ha pitorreado el Fiscal burlón), entonces, el paraíso terrenal que fue la tierra jarocha… mudado en el infierno. 

Por eso mismo, el Solecito sigue con firmeza inalterable buscando cadáveres de desaparecidos, entre ellos, a sus propios hijos. 

Incluso, con un sentido social ejemplar, excepcional, a diferencia, por ejemplo, de cuando el 14 de abril de este año, elementos de la SIEDO llegaron al mismo fraccionamiento de la muerte a buscar, según trascendiera, pistas de aquel delegado de Tránsito en el puerto jarocho, secuestrado y desaparecido, se afirma, por los malandros, y que era amigo del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. 

El Solecito se ha abierto a todos los familiares de desaparecidos, tanto de Veracruz como del país y sigue tomando muestras de sangre para el ADN correspondiente como parte de una misión apostólica fuera de serie. 

En contraparte, el menosprecio y el desprecio y la indolencia y la indiferencia del duartismo.

TOQUECITO DE PEÑA NIETO A DUARTE

El Solecito ha encendido los focos rojos sobre el Veracruz sórdido, truculento y revolcado. 

El mismo que llevara al sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue de migrantes, “Hermanos en el camino”, a decir que somos “el cementerio de migrantes más largo y extenso del país”. 

El mismo que hiciera exclamar a fray Tomás y al activista Rubén Figueroa que Veracruz “es el peor paso de México para los migrantes de América Central”. 

El mismo que originara en varios ONG (Artículo 19, Reporteros Sin Fronteras, Comité de Protección a Periodistas de Washington, Periodistas de a Pie, etcétera) la indignación y el coraje porque aquí está “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”. 

Y, lo peor, sin estar en guerra como en Afganistán o en Siria, en el Medio Oriente, por ejemplo. 

Con Patricio Chirinos Calero, José Albino Quintero Meraz, ex convicto del penal de Almoloya por delitos contra la salud, inició la noche más sórdida de Veracruz, aun cuando nunca llegó a la muerte de civiles. 

Miguel Alemán Velasco gobernador, Quintero Meraz siguió operando hasta que la comandancia militar de La Boticaria lo detuvo. 

Pero entonces con Fidel Herrera empezaron a llegar los narcos, y aun cuando hallaron terreno fértil, tampoco la sangre de civiles fue desparramada en el territorio estatal. 

Ha sido con Javier Duarte donde la rebatinga de los carteles y cartelitos por la jugosa plaza jarocha mudó en ajustes de cuentas entre ellos y en narcofosas, pero también, en la muerte de civiles, niños, mujeres y ancianos entre ellos. 

El martes 30 de octubre, el presidente de la república hizo un nuevo llamado a los gobernadores “para ocuparse del problema de la seguridad pública con sus propias corporaciones, porque las fuerzas federales actuarán de manera subsidiaria y temporal, pero no para suplir ni reemplazar a las policías locales” (La Jornada México, Rosa Elvira Vargas, 31 de agosto, 2016). 

Es decir, y dada la indolencia del duartismo, “Dios nos agarre” confesados a todos en los próximos tres meses que faltan…

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