Dámaso López Núñez “El Lic”, se escondía frente a muchos. En la Ciudad de México habitaba un condominio en uno de los lugares más lujosos en Ejército Nacional número 225 de la colonia Anzures, Delegación Miguel Hidalgo. Ahí el capo disfrutaba a lo grande, salas tipo lounge, gimnasio con áreas de spinning y aeróbicos, baños de vapor, alberca, salón de usos múltiples, terrazas, áreas infantiles y hasta una cancha de paddle (una adaptación del tenis).
Y justo ahí llegaron elementos de seguridad pública federales a detenerlo la madrugada del martes 2 de mayo, la historia sangrienta de Sinaloa, comenzó a cambiar. Tanto, que el gobernador Quirino Ordaz Coppel espera que la violencia que contabiliza 548 ejecutados en lo que va de 2017 en aquella región, vaya ahora a la baja.
La aprehensión de Dámaso López reordena la organización criminal del Cártel de Sinaloa. Se consolida el liderazgo criminal de Ismael “El mayo” Zambada, y con él, de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, contra quienes López Núñez mantenía un enfrentamiento desde la extradición de su padre a los Estados Unidos.
Sin embargo, la célula criminal que manejaba “El Lic” tiene elementos que no han sido desarticulados, empezando por el hijo de éste, Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, quien fue sacado de Sinaloa desde que inició el conflicto entre su padre y los hijos de “El Chapo”, luego que el vástago de López se enfrentara con Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hombre en quien recaen las operaciones que mantenía “El Chapo”.
Ambos narcojuniors se habrían reclamado en una fiesta a principios de 2016 los derechos del Cártel de Sinaloa. De amigos que eran, pasaron a incordiarse.
Además de “El Mini Lic”, las autoridades han detectado que “El Licenciado” cuenta con dos hermanos, Adolfo y Álvaro López Núñez, de los cuales el primero estaba más cerca de su consanguíneo y controla parte del negocio familiar. Sobre Adolfo se sabe que fue agente de la extinta Policía Judicial del Estado en los años 90, según archivos, asignado a la base de la sindicatura de El Salado, de donde es originario Ismael “El Mayo” Zambada.
De Álvaro, en cambio, se sabe es el hermano menor de “El Licenciado” y que no ha estado relacionado en el negocio que por 16 años trabajó Dámaso, desde que se unió al clan de Guzmán tras la fuga de Puente Grande, Jalisco, en 2001.
Los condominios de lujo donde vivia Damaso Lopez en Ciudad de Mexico
Otro de los hombres de confianza de López Núñez es Javier, conocido simplemente con el apodo de “El Javi”, quien se convirtió en su secretario personal y de confianza, también encargado de controlar operaciones logísticas de la organización.
Así, la herencia criminal de Dámaso en Sinaloa, alcanza a esas cuatro personas: Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, Adolfo López Núñez, Álvaro López Núñez y Javier “N”, “El Javi”.
Además integran la célula criminal, sicarios diversos conocidos para las autoridades de Sinaloa, solo por apodos:
* “El Quince”, jefe de seguridad de Dámaso y su hijo “El Mini Lic”.
* “El Tigrillo”, área de Navolato; lidera a “Los Tigrillos”.
* “El Solitario”, área de Elota; encabeza a “Los Solitarios”.
* “El Montana”, área de Navolato, comanda a “Los Montana”.
* Arley Pérez, pistolero. Anteriormente era cantante de narcocorridos.
De todos ellos, según las fuentes de seguridad, “El Mini Lic” y su tío Adolfo podrían continuar digiriendo la estructura en Sinaloa, la cual durante los meses que lleva la guerra sobre todo en los municipios de Culiacán, Navolato y extendida durante semana santa a Elota, fue sumamente golpeada por “Los Chapitos”.
Son precisamente esas zonas las que de acuerdo con la Fiscalía General de Justicia, donde “Los Dámaso” ejercen un férreo control criminal, y donde se han llevado a cabo las ejecuciones sumarias y privaciones de la libertad; en muchos casos las víctimas siguen desaparecidas.
Se trata de la zona de la sindicatura de Villa Juárez, compartida con otras áreas de Navolato con César Carrillo Leyva “El Cesarín”; las sindicaturas de Culiacán: Eldorado, Emiliano Zapata, Higueras de Abuya y Chiqueritos; así como el municipio de Elota y parte de San Ignacio y Mazatlán.
La reestructuración del cártel sin “El Lic”
En el organigrama que advierte el Grupo de Coordinación tras la captura de Dámaso López, ante el repliegue momentáneo de sus operadores, es Ismael “El Mayo” Zambada quien todavía figura como máximo líder criminal del Cártel de Sinaloa.
Junto a él, otros operadores de nivel se mantienen en bajo perfil, incluyendo tres de los cabecillas que se fugaron del penal el pasado 16 de marzo.
Reportes de inteligencia de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) refieren que en el conflicto Dámaso-Chapos, Zambada y su grupo compacto no participaron. Permanecieron neutros, aunque “El Mayo” parecía inclinarse más a favor de los hijos de su compadre Guzmán. En todo caso, precisa la información, la guerra no alcanzó a sus territorios controlados.
Dichos territorios se limitan a Culiacán, las sindicaturas del mismo municipio: El Salado, Costa Rica, Tacuichamona (donde controla José Guadalupe “Lupe” Tapia), Pueblos Unidos, San Lorenzo, además de las sierras baja y alta de Cosalá.
En plena Sierra Madre Occidental, el equipo de Zambada se extiende por Durango, donde tiene a la familia Cháidez en Santiago Papasquiaro como la predominante en la siembra de amapola y marihuana.
Del organigrama en Sinaloa se desprende la estructura criminal del cártel:
* Ismael Zambada García, líder de la facción Zambada, y visto como líder de todo el cártel.
* Ismael Zambada Sicarios “El Mayito Flaco”, segundo al mando de la facción.
* Alfonso Limón Sánchez “El Poncho”, operador de primer orden (fugado con orden de extradición).
* Rafael Guadalupe Félix Núñez “El Chango Ántrax”, operador financiero (fugado con orden de extradición).
* Porfirio Díaz Medina, hijo de Baltazar Díaz Vega, compadre de “El Mayo”.
* José Guadalupe Tapia Quintero, señalado por Estados Unidos como coordinador logístico de trasiego de droga.
* Jesús Peña González “El Peña”, jefe de sicarios (fugado, sin orden de extradición).
Acorde con reportes de las fuentes consultadas, la estructura de los Zambada permanece inamovible.