Proclive al silencio o en el mejor de los casos, a los monosílabos, Mario Aburto Martínez, ha sido analizado más a través de su palabra escrita que dicha. De 1994 a 2000, escribió decenas de fábulas y otros cuentos; además de mensajes detrás de sus pinturas. Los psicólogos jamás se retractaron del diagnóstico de trastorno narcisista de la personalidad del asesino confeso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien fuera candidato a la Presidencia de la República en 1994 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Pero a la vez, esos mismos analistas de la conducta reconocieron en Aburto la expresión reiterada de que es inocente. Si bien el interno prefirió escribir a hablar en sus primeros años de reclusión, referidos en el Informe de la Investigación del homicidio del licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta de la Subprocuraduría Especial para el Caso, hubo alguien con quien sí conversó de viva voz: Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán…
Fue una plática rápida, acaso no completó el minuto, de celda a celda, con el apuro natural de las prisiones, bajo el único vínculo de la desgracia. Además, predominó la brevedad a la que es proclive Mario Aburto Martínez, el asesino confeso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien fuera candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República en 1994. El otro interlocutor era Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán.
¿Qué relación había entre ellos? Ninguna. Ni siquiera se conocían. Pese a un cúmulo de versiones de fuentes periodísticas, declaraciones ministeriales e interrogatorios, que de 1994 a 2000 sostuvo que el narcotráfico pudo ser el gran móvil para matar al candidato, los tres fiscales que estuvieron a cargo del caso en diferentes periodos, no lograron resultados bajo esa línea de investigación.
En el Informe de la Subprocuraduría Especial para el Caso Colosio hay cuatro versiones que indican la posibilidad de un vínculo entre narcotraficantes y miembros del equipo de campaña de Luis Donaldo Colosio. Hay otras tres que aluden a que la campaña se financió con fondos de esa actividad ilícita (aquí es donde aparece el nombre de Joaquín Guzmán Loera, como simpatizante de Colosio y proveedor de la campaña). Nueve versiones sugieren que por muchas razones, los cárteles pudieron haber ordenado el asesinato. Seis versiones llevan a la frase consabida: ajuste de cuentas. Ello porque para los cárteles, el escenario de Colosio en la Presidencia no les auguraba buen destino o porque ya habían resultado afectados por “algo”. Tres versiones indican que Aburto Martínez pudo haber estado relacionado con el trasiego de droga.
“El Chapo” Guzmán fue llamado a cuentas dos veces sobre el crimen y las dos veces respondió que él no sabía nada de esa muerte porque el 23 de marzo de 1994 ya se encontraba preso. Tras el deslinde, no se quedó callado. Dijo algo que el escribiente de la Fiscalía reprodujo así: “Estando en el Cefereso de Almoloya de Juárez, en un cuarto cercano al de Mario Aburto Martínez, éste mencionaba que él no había sido quien atentó contra el licenciado Luis Donaldo Colosio, sino Jorge Sánchez Ortega”.
Las Fiscalía para el Caso Colosio descartó por completo el señalamiento de Joaquín Guzmán Loera, de acuerdo con la exposición de la línea “Existencia o no de un segundo disparador”, contenida en el tomo III del Informe de la Investigación del homicidio, editada por la Subprocuraduría Especial, en el capítulo “Posibles cómplices y encubridores”.
SÁNCHEZ ORTEGA
Alguien extiende el brazo y acerca la Taurus .38 con cachas de madera a la cabeza de Luis Donaldo Colosio Murrieta, este día 23 de marzo de 1994, en acto de campaña presidencial. El candidato acaba de bajar del templete. Saluda de mano. Se desvanece con la cabeza chorreada de sangre. Segundos después Jorge Antonio Sánchez Ortega, agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), es detenido por la policía municipal de Tijuana. Él habla por radio dentro de un volkswagen, el mismo vehículo en el que llegó a Lomas Taurinas, una colonia periférica de la frontera. Alguien lo ha visto correr. Y ese alguien ha visto que lleva la chamarra pintada de sangre, en la parte del antebrazo izquierdo. Ese alguien es el comandante Carlos Federico Torres Ramírez, jefe dela Policía Municipal y Tránsito de Tijuana y es quien ahora lo detiene mientras los cubre un remolino de polvo y personas.
Jorge Sánchez Ortega es llevado a la Subprocuraduría local. Le practican la prueba de rodizonato de sodio. Es el método con el que se detecta si hay residuos de plomo y bario, dos de los componentes químicos de un cartucho de arma de fuego. Da positivo. A partir de ahora, Sánchez Ortega se convierte en uno de los posibles tiradores. El segundo o tercero, según se armen las piezas de este rompecabezas en la memoria pública.
Estaba en Lomas Taurinas porque Alejandro Ibarra Borbón, subdelegado del CISEN en Tijuana, lo había instruido –además de a Moisés Aldana Pérez y José Luis Pimentel- para que recabaran información del ambiente sociopolítico del acto de campaña. Cuando ocurre el disparo lo separaba 1.50 metros del candidato, según su declaración ministerial.
LA SANGRE, ¿CÓMO SE EXPLICA?
Esa mancha de sangre de Jorge Sánchez Ortega fue explicada por él mismo de esta forma ante Ministerio Público.
• El 24 de marzo de 1994 declaró:
“…que al tratar de acercarse al licenciado Colosio, alguna de las personas que ahí se encontraban haciendo el traslado del herido, le mancharon la manga izquierda
de la chamarra de color blanco que traía puesta el de la voz, de sangre, no habiéndose percatado de ello…”
• El 25 de agosto de 1994 aseveró que estaba
“…mirando que llegaba una ambulancia que se paraba detrás de las camionetas, observando entonces que bajaron a una persona herida de (una) Blazer negra, que esto lo vio como a un metro de distancia, ya que el emitente se acercó a ver qué sucedía, observando herido al licenciado Colosio, al que pasaron a la ambulancia para enseguida arrancarse, que se percató eran como seis hombres los que
cargaron al licenciado Colosio, que ellos se encontraban con sus ropas manchadas de sangre, que entre ellos gritaban que todo fuera rápido, que no puede proporcionar la media filiación de los mismos por lo rápido de los hechos, pero si ubica a uno de ellos como una persona blanca de cabello castaño claro y calvo, que este sujeto le llamó la atención por parecerse al presidente estatal del
PRI, refiriéndose a lo escaso de su cabello y su estatura, que el de la voz piensa fue en ese momento en que lo mancharon de sangre, sin poder precisarlo, ya que nunca observó su ropa”.
• El 31 de enero de 1995 manifestó que:
“…se percata como a 150 metros aproximadamente, tomando como referencia el puente de madera, se detiene (una) la camioneta Blazer y los otros vehículos, ya que fue alcanzada por una ambulancia que tenía las letras Delta, percatándose que efectivamente se trata del licenciado Colosio el cual se veía herido y manchado de sangre en el pecho y la cara, encontrándose el de la voz a una distancia aproximada de un metro con cincuenta centímetros, a un metro de distancia se da cuenta que diferentes personas al parecer de su cuerpo de seguridad lo pasaron a la ambulancia y arrancó inmediatamente con sirena prendida, siguiéndole todos los
automóviles, que el de la voz no ayudó en ningún momento a pasar el cuerpo del licenciado Colosio de un vehículo a otro y solamente observó
que posteriormente se dirigió corriendo a donde se encontraba estacionado su vehículo el cual lo abordó y entabló comunicación por radio con el
señor Alejandro Ibarra”.
EN TODO ESTO, ¿QUÉ TENÍA QUÉ VER “EL CHAPO”?
El periódico estadounidense The Dallas Morning News publicó el 7 de agosto de 1999 un artículo firmado por Tracey Eaton en el que refería un reporte del Centro de Inteligencia de El Paso, dependiente de la DEA, así como del FBI.
El reporte sostenía que Joaquín Guzmán Loera había ayudado a financiar la campaña presidencial y que uno de los socios del traficante planeaba contribuir con 3.5 millones de dólares. Más aún, el documento indicó que “El Chapo” buscó al candidato presidencial porque consideraba que era “el puntero”.
El 25 de enero de 2000, las autoridades de Estados Unidos informaron a la autoridad mexicana que según una fuente confidencial, una persona, de quien omitieron el nombre, había declarado que el dinero de Guzmán Loera fue utilizado para cubrir los gastos de la campaña de Luis Donaldo Colosio, a través de una persona que había ostentado la dirección del aeropuerto de Tijuana.
Relataron también que se había organizado una reunión de alto nivel en esa ciudad antes del asesinato de Luis Donaldo Colosio para acordar la forma de dirigir fondos de un socio de la campaña.
El oficio 179/2000 del 3 de marzo de 2000 contenía los informes PGR-00-0038, PGR-00-0039 y PGR-00-0040, signados por Michael G. Garlan, agregado de la Embajada de Estados Unidos. Los tres comunicaron que en Estados Unidos había antecedentes criminales de la persona que dirigía el Aeropuerto de Tijuana. Todos relacionaban a esa persona con actividades de narcotráfico y lavado de dinero en varios estados de la Unión Americana y México, así como con miembros muy importantes del narcotráfico mexicano. Pero el legajo de reportes también indicó que esa persona se encontraba detenida y sentenciada a cadena perpetua, acusada por conspiración y posesión de cuatro toneladas de cocaína en Texas.
En efecto, en México, la Policía Judicial Federal encontró una historia de narcotráfico. Había alguien detenido en Estados Unidos que había traficado grandes cantidades de droga hacia Estados Unidos. En 1993, esa persona había sido detenida en Baja California con un tráiler en el que transportaba siete toneladas y media de cocaína dentro de latas de chiles, destinadas a ser entregadas en una bodega de su propiedad, en Tijuana.
Esos datos se desvirtuaron con el tiempo.
Jamás se encontró la coincidencia entre un director del Aeropuerto de Tijuana y droga en latas de chile.
Y cuando se le llamó a cuentas, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán manifestó que no poseía ninguna pista sobre el crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Lo que sí transmitió es que Aburto le dijo que él no había matado al licenciado Colosio, que había sido Jorge Sánchez Ortega.
ABURTO EN SUS FÁBULAS
Cuando conversa, Aburto Martínez es un hombre proclive a los monosílabos o al silencio. Pero en la palabra sobre papel, sí ha sido generoso: ha escrito incluso detrás de sus dibujos o pinturas, casi siempre sobre historias de desventura y justicia. Para elaborar su perfil psicológico, los especialistas se basaron más en su escritura que en su palabra dicha. Ya fuera en la breve conversación -la que mantuvo con “El Chapo”- como en la escritura, el mensaje de Mario Aburto Martínez ha sido uno: “Yo no le disparé al licenciado Colosio”.
Entre 1994 y 2000, Mario Aburto Martínez escribió 12 fábulas y decenas de cuentos cuya estructura y contenido fueron analizados para los fines de la investigación criminalística de su caso. El chivo, el búho, la tortuga, el camaleón, el gusano, el cerdo, el pato, las hormigas, el topo, la víbora y el zopilote son algunos de los protagonistas de sus relatos. Los juicios y la injusticias son las circunstancias. La libertad –siempre una justicia divina que llega a poner orden y brindar libertad- es la moraleja.
Los psicólogos contratados para el caso Colosio, dudaron de la autenticidad de la autoría y calificaron esos textos como “lejanos a las reglas de la Literatura”. Pero a la vez, los mismos analistas de la conducta reconocieron la insistencia del interno a decir que es inocente.
“A través de sus fábulas, Mario Aburto indica que recibió presiones de infinidad de gentes de diferentes estatus sociales: Presidentes, Congresistas, legisladores de diferentes partidos (…) Gobernantes del Estado”, se indica en los documentos de los psicólogos contenidos en el Informe de la Investigación del homicidio del licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta, El Autor Material, elaborado por la Subprocuraduría Especial para el Caso Colosio.
El escritor Augusto Monterroso, en 1996, en una entrevista, poco antes de presentar su libro “Cuentos, fábulas y lo demás es silencio”, dijo: “La vida es cruel. La literatura tiende a suavizar esa crueldad”. En la introducción a uno de sus textos de apuntes históricos, políticos y culturales, el asesino confeso, dice:
“Pero Quién pudiera pasar por algo la necesidad imperiosa de escribir cuando por sus venas corre la tinta que le apremia a realizar el rito sagrado de plasmar en el papiro las inquietudes; las interpretaciones más claras, precisas, veraces y esactas de las cosas, que a juicio del actor y Su libre albedrio le parescan”.
Para él, escribir fue una actividad incesante en los primeros años de cautiverio. Leer, también. En el tomo II del informe, se indica que desde su ingreso al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Almoloya de Juárez (hoy de El Altiplano) en 1994 y hasta 2000, solicitó 370 libros y 175 revistas. Los temas que más le interesaron fueron Economía política, textos clásicos y pintura. A partir de 1999 fue menos asiduo a la lectura porque, según refirió, requería un ajuste en la graduación de sus anteojos.
CUANDO LA PINTURA SIRVE PARA ESCRIBIR
La otra actividad ocupacional que Mario Aburto Martínez realizó con más constancia en sus primeros años de reclusión fue la pintura. A las clases de música –donde aprendió a tocar guitarra y cantar corridos- dejó de asistir a los dos años de ingresar al Cefereso. Al cine-debate fue de manera esporádica. A las obras del taller mecánico no se adaptó porque no le permitieron utilizar el torno con el alegato que sus manos eran lentas y hasta torpes (él le escribió una carta a la directora, pero la respuesta fue negativa).
Los especialistas analizaron 32 dibujos y pinturas. Mario Aburto eligió como temas, los religiosos, los paisajes, los bodegones, dos retratos de hombre, dos autorretratos y bustos de mujeres o mujeres completas. Al analizar sus trazos, los especialistas no encontraron datos que reforzaran los aspectos psicóticos de personalidad, atribuidos a su ser poco después de su detención. Reconocieron “psiconeurosis mixta” que significa obsesión, histrionismo, depresión y quizá, hipocondria.
Al final, quedó asentado que Mario Aburto Martínez vive enojado, a disgusto con la sociedad, con sus circunstancias, consigo mismo, que se opone a todo, que se contradice y que detesta su insatisfacción. Refirieron que mostraba regresiones frecuentes que quizá coincidían con las experiencias cuajadas en la impotencia para lograr la defensa y que esa, al parecer, era el área más afectada de su vida.
Si se toma en cuenta la opinión del tallerista y que cada cuadro y dibujo que hizo entre 1994 y el 2000, tiene palabras escritas detrás o en un margen, lo que al interno le interesaba, en realidad, era la escritura.
En 1997, el responsable de la clase de Pintura, indicó que el interno no hacía los dibujos frente a los demás compañeros por temor a equivocarse pues no aceptaba nada que pudiera ridiculizarlo. En la selección de colores, no usaba el negro porque para él significaba depresión. También prescindía del rojo que era agresión. Sólo usaba colores pastel.
Un año después, el tallerista de pintura dijo que Mario Aburto Martínez tenía errores de perspectiva y manejo de línea, y volvió a decir que no aceptaba errores. “Cuando se le corrige asume una actitud de enojo, se molesta y dice que a él, nadie le enseñó nada”. Dijo el profesor de Pintura que Aburto era muy detallista en lo que pintaba, pero ese año -1998- evitaba el amarillo porque le causaba mareos.
“Mario tiene facilidad para dibujar, no así para la conceptualización de la idea; también se le dificulta el manejo con los colores, prefiere los suaves que para él representan tranquilidad, no utiliza el contraste, sus tonos los mantiene en una monocromía y dice que el color amarillo lo bloquea”, expuso el profesor ante elementos de la Subprocuraduría de los trazos de Aburto.
Hay dos dibujos que a la Subprocuraduría le parecieron importantes en la elaboración del expediente. En uno aparecen dos niñas, una de las cuales es su hermanita, según dijo. El otro fue un autorretrato en óleo con acuarela donde se encuentra sentado con un símbolo patrio. En realidad, el tallerista le explicó a los psicólogos que no se trataba de ninguna alusión ideológica. La idea era dibujar a Venustiano Carranza o Benito Juárez, pero como no le iban a salir bien, le pareció una falta de respeto y prefirió dibujarse él.
Aunque, según el informe, la pintura ha estado en sus preferencias para ocuparse, Mario Aburto tuvo uno de esos enojos que a través de estas dos décadas se le han atribuido en los perfiles psicológicos dados a conocer por la PGR. Presentó sus trabajos en una exposición, pero dado que no le compraron, se molestó y expresó que jamás volvería a participar. Una de las cosas que dijo es que le parecía morboso exponer su obra.
En 2000, Mario Aburto le vendió algunos de sus trabajos a la encargada de la actividad de cine-debate en 600 pesos. De esa cantidad, gastó 254 pesos en artículos para manualidades (pinceles y pinturas). Ese mismo año se realizó una Expo Venta en Toluca donde Mario Aburto se animó a exponer de nuevo.
PERFIL INASIBLE, SÓLO POSIBLE POR SUS PALABRAS
Con Mario Aburto Martínez se siguió una psicoterapia con temática libre, que durante los primeros años se mantuvo en un nivel superficial, dado que el interno pidió cambio de psicólogos varias veces y se mostró callado. En el informe sobre su caso, se reconoce que hasta el 2000, los profesionales de la conducta no habían podido penetrar al nivel inconsciente.
Los psicólogos jamás se han retractado del diagnóstico de transtorno narcisista de la personalidad de Mario Aburto Martínez. En 1998, ampliaron el diagnóstico con un transtorno paranoide, para lo cual, consideraron que el interno debía ser evaluado en el contexto de la realidad que vivía. Aburto reaccionaba al encierro con un mecanismo de defensa.
Si se toma en cuenta el número de visitas de Aburto Martínez en los primeros años de su prisión, puede decirse que fue un hombre con muy poco contacto con el exterior. Entre 1995 y 1996, lo visitaron su abogado, Héctor Sergio Pérez Vargas 16 veces; su defensor legal provisional, José Clemente Navarro Marqués cuatro veces y el médico Jorge Mancillas Treviño, dos veces. También estuvo María Luisa Martínez Pinones, su madre, sólo una vez, el 19 de abril de 1994. Acudió, por su parte, la religiosa Mary Antonia Brenner en un par de ocasiones, en 1994 y otra en 1998. Una cuñada, Alma Elizabeth Aburto, estuvo dos veces, en 1996. Y además está el registro de una amiga, Irma Guerrero Magaña, en 1996, según datos de la PGR.
Esa instancia se negó a brindar información a la solicitud de un ciudadano para conocer las visitas que Mario Aburto ha recibido en el penal de Puente Grande, Jalisco –a donde fue trasladado- ni en el de Tabasco, donde su familia ha dicho que se encuentra ahora.
Escrito que aparece al reverso de la pintura
Núm. 1 (Paisaje) elaborado por Mario Aburto
Martínez
Empece a tratar de pintar para recordar como es un ce-
rro, el campo, los arboles, los animalitos, el agua, las
plantas, las piedras; el cielo, las nuves, el sol, y todo
cuanto hay en la vida; esto por que en las condiciones
en que se me tiene esta probocando que me olvide de
muchas cosas.
Con los pocos medios a mi alcanse trate de imaginar-
me ésta esena campirana, añorando volver a ver lo que
ahora se me tiene proivido por la corrupción imperan-
te. Una vez alguien dijo: “¿En que país no se ha visto
a personas buenas víctimas de los malvados?”. Pues aho-
ra que me han acusado de un delito que nunca cometi
y me agarraron de chivo expiatorio, también hoy digó
que: a esa gente corrupta sus propios herrores e injusti-
cias les haran pagar.
Antes estaba perfectamente bien de todas mis faculta-
des y ahora ya empece a olvidar muchisimas cosas y em-
pieso a sentir las repercusiones de las torturas fisicas y
psicologicas a las que he sido sometido. Sólo les pido
que sean y traten de ser fuertes como yo, para no so-
cumbir ante gentes tan malvadas, sin escrupulos y co-
rruptas. Pero ante las advercidades no hay que perder
la ecuanimidad y tratemos de ver las cosas con más op-
timismo, sé que es dificil pero intentemoslo. Por lo pron-
to resivan saludos y abrazos, y todo mi cariño
Los Quiere:
Mario A. Mt
sep
Escrito que aparece al reverso de la pintura
Núm. 2 (Mujer con pelo largo) elaborado por
Mario Aburto Martínez
Hoy que tienen hacilo político, no olviden que este es
su país, el que un día los volvera a resivir con los bra-
zos abiertos; esta es la tierra que nos vio nacer, que
regamos con nuestras lagrimas y nuestro sudor, que ali-
mento la tierra de labranza y el espiritu de nuestra raza.
Hoy en el mes de la patria, me he inspirado para pin-
tar este tema que habla más que mil palabras, con los
pocos medios a mi alcanse, a manera de festejo lo he he-
cho. Estoy conciente de que, tal vez nollegue a ser el me-
jor pintor; pues, solo he aprendido, pero lo que cuenta,
creo, que es la intencion.
Inculquen a los niños el amor por la tierra, Por esta gen-
te, por esta raza.
Nada hay mas bello que amar la patria donde se nace.
Aunque se encuentren lejos de élla, se añora volver al-
gun día a su regazo, su abrigo y su calor.
Tierra prodigio que nos tiendes la mano a tus hijos, un
TEDEUM cantar para tí.
Es indudable de que añoran volver algun día, y que
sientan y piensan muy similar amí. Les pido una vez más
de que no pierdan la fe, algun día habra alguien que
nos hara justicia y entonces todo sera distinto.
Su hermano que los quiere mucho.
Mario A. Mtz.
sep
Escrito que aparece al reverso de la pintura
Núm. 3 (Paisaje) elaborado por Mario Aburto
Martínez
Sé que sin duda han de extrañar nuestra bendita tierra
mexicana y que la seguiran amando tanto como yo; así
que, pensando en ello les hice algunos rincones mexi-
canos sacados unica y exclusivamente de mi imaginación.
Hay es nuestra patría tantos lugares hermosos, que po-
siblemente Queda existir en verdad mi paisaje en algun
lugar de nuestro país, o se paresca en algo a alguno de
nuestro gran territorio.
524
Una de mis finalidades es: también fomentar lo hermo-
so de nuestra nación, rica en cultura, con sus lugares
de ensueño y algunos casi el paraiso terrenal.
Nuestra gente hospitalaria que resive con los brazos
abiertos a todos sus visitantes: gente trabajadora, noble
y buena, y muy solidaria con los demás. ¿Cómo poder
olvidar una tierra así? ¿Cómo no extrañarla cuando uno
se encuentra lejos?.
Nuestro pecho se incha de orgullo y, nos sentimos di-
chosos y afortunados haber nacido ahí.
Si tuviera la fortuna de volver a nacer, pediria volver a
nacer aquí.
Es tan grande el amor a mi pueblo, que me faltan las
palabras para explicar todo lo que quisiera.
Espero que algun día mis sueños se hagan realidad y pue-
da ver todas mis ilusiones hechas una verdad.
(Democracia, Justicia y Libertad)
Sé que sienten y piensan como yo; por eso, no pierdan
la fe, esa fe que mueve montañas y nos recuerda la gran-
deza de Dios.
Los quiere y Recuerda Siempre.
Mario A. Mtz.
sep
Escrito que aparece al reverso de la pintura
Núm. 4 (Autorretrato) elaborada por Mario
Aburto Martínez
Furst Self-Potrait.
(1997)
Len ́avais pas encore commencé.
(Todavía no había empezado, comenzado).
Y ya penzaba en no caer en el academicismo, es decir,
la tendencia a seguir con rigor normas clasicas en un
formalismo artístico desprovisto de “Verdadera virtud
creadora”.
Los únicos profesores con los que he contado son: los
libros (Apunte de los psicólogos: dato que refuerza su afición por la lectura y su
interés por ser autodidacta).
En ellos encontre el amor al
conocimiento, el entendimiento, la razon, la verdad; y un
inmenso mundo por explorar, descubrir y conoser más.
También me puse a buscar la verdad y la encontré; tam-
bién en las palabras y doctrinas del dicipulo del filóso-
fo Rene Descartez; Spinoza, que dijó sobre la libertad
de pensamiento: “Suponiendo que esa libertad pudiera
ser tan reprimida y, que los hombres pudieran estar res-
tringidos que no osaran ni siquiera moverse sin el per-
miso de los poderes superiores, ese estado de cosas
nunca podria lograr que pensaran otros lo que quisie-
ran… Una consecuencia necesaria sería la de que los
hombres hablarían cotidianamente en forma diferente
de lo que realmente piensan; así que se corromperían la
confianza y la fe, que son las cosas más necesarias en el
Estado y reinarían la hipocrecía y la reticencia desprecia-
bles, de modo habría corrupción y engaño de todas las
buenas costumbres…
¿Puede pensarse en una desgracia mayor para un estado
que el hecho de que hombres respetables sean desterra-
dos como criminales solamente porque piensan en otra
forma y no conocen la hipocresía?
¿Qué puede ser peor que el hecho de que a seres hu-
manos se les declare enemigos y se les condene, no por
malas acciones o delitos, sino porque son espíritus libres
y que el patíbulo, el (ilegible) para los malos, se con-
viertan en el más hermoso teatro para mostrar el ejem-
plo más sublime de estoicismo y virtud?”
Recordemos que también dijó: “No es nuevo el hecho
de queresulte cara la verdad; pero las maledicencias no
lograrán que la abandone a mitad del camino”.
Hermanos, hermanas, el camino es largo y lleno de es-
pinas; pero, para triunfar debemos caminarlo; pues, hay
una sola verdad por la que se tiene que luchar y vivir.
Preferible ser una persona que escribe verdades a una
persona que escribé bien, pero sólo necedades.
Buscando la luz en la obscuridad, me dí cuenta otra vez:
que no ha más luz que la verdad que todo mundo ve;
pues, algunos creen lo que quieren creer y lo que real-
mente es.
Algunas veces les resulta caro la verdad y, por eso la dis-
frasan, la corrompen yla esconden con temeridad.
Por eso, es menester recordarles que no todo se puede
coartar, pues, lo que el mundo y ustedes quieren, eso
prevalecera.
Los Quiere:
Mario A. Mtz.