A 35 policías ministeriales les fueron asegurados sus teléfonos celulares durante la revisión que ayer realizó personal del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano, que durante nueve horas tomaron las instalaciones de la policía Ministerial, en Culiacán.
Las Fuerzas Especiales a bordo de ocho patrullas con 50 elementos sitiaron las instalaciones e inmediaciones de la Policía Ministerial en una revisión al padrón de armas de fuego de rutina, sin embargo, trascendió que también se trató de un interrogatorio a 35 elementos a los cuales les confiscaron sus equipos celulares.
El interrogatorio culminó a las 3:33 horas y fue llevada a cabo por agentes de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), sin llevarse a ningún detenido, en un operativo que mostró un amplio despliegue militar.
A los agentes se les preguntó por su paradero durante la madrugada del 30 de septiembre, cuando cinco soldados fallecieron y diez más resultaron heridos, y a todos ellos les confiscaron sus teléfonos, y a todos les solicitaron remover contraseñas con la promesa de que en 15 días se los regresarían.
Los hechos
Minutos antes de las 19:00 horas, desperdigados sobre el bulevar Emiliano Zapata, los militares de los llamados GAFES bloquearon totalmente la vialidad lateral poniente-oriente del bulevar mientras que agentes ministeriales llegaban al recinto.
Unos francos, otros de permiso, algunos de servicio y otros uniformados, hombres en sandalias y pantalones cortos, mujeres en “leggins” y ropa deportiva, incluso otras con ropa elegante, pero todos entraron a la base de la Policía Ministerial con sus armas en mano. La instrucción era una revisión de rutina.
Entre las 19 y las 20:00 horas el lugar se llenó de policías, militares y reporteros en medio de la tensión y decenas de armas de alto poder.
Había pasado apenas una semana del atentado al norte de la ciudad.
La versión oficial
-“No, no”.
Eso fue lo único que dijo Héctor Ochoa Polanco, titular de la Dirección de Seguridad Pública de Culiacán cuando fue abordado por los medios de comunicación. Iba saliendo del recinto cuando se le llama por su nombre, voltea y regresa casi corriendo.
El tiempo continuó y la tensión se mantuvo. El flujo de policías ministeriales siguió: todos entraban preocupados, nadie sabía qué sucedía, sólo que era una revisión de armas de cargo “de rutina”, o al menos eso dijo Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, titular de la corporación.
“Ellos puede hacer las (revisiones) que quieran, está en la Ley”, dijo a la mañana siguiente al noticiero Línea Directa, en donde no explicó la versión de los celulares confiscados.
Sin embargo, ha trascendido que en la reuniones del gabinete de seguridad, donde participan las autoridades locales y los mandos militares, éstos han estado señalando al gobernador, Mario López Valdez, la gran corrupción que existe en las policías estatales y municipales.
Hacía apenas un mes les habían revisado las armas.
El tiempo continuó su marcha y alrededor de las 10:30 horas los primeros reporteros comenzaron a irse. Apenas quedaron unos seis en el área. Las patrullas militares continuaban, eran alrededor de 50 elementos, todos de la crema y la nata de las fuerzas especiales.
Poco a poco la tensión fue desapareciendo. Un militar se para frente a una máquina expendedora de refrescos. Hurga en sus bolsillos, saca unas monedas y las deposita, y luego el sonido de sus bebida. Era un refresco de toronja. Lo toma y regresa donde sus compañeros.
En la entrada principal, el flujo de agentes ministeriales bajó y la tensión también. Ya había bromas entre ellos, el nervio podría seguir ahí, pero al menos ya bromeaban.
A las 01:00 horas prácticamente no había reporteros en la zona y la tensión poco a poco se disipó.
Las ocho patrullas militares continuaron con el cerco sobre el bulevar Zapata, un indigente se acerca, curioso, y rápidamente lo interceptan tres GAFES.
“No traigo nada, no traigo nada”, repitió el indigente al tiempo que le obligaron a darse media vuelta.
A las 2:35 horas, se le pregunta a un agente ministerial si quedaban otros adentro. Él respondió que en cuestión de media hora acababa todo, y a las 3:00 horas sale un contingente de militares del interior del edificio.
En apenas 10 minutos dejaron la zona. Subieron a las patrullas militares y el convoy se retiró rumbo al poniente sobre el bulevar Zapata. Afuera, la espera por los agentes de la SEIDO y nada.
“No van a salir mientras estén ahí”, dice un agente.
Transcurrieron 15 minutos desde la partida del convoy militar cuando éste regresa. Se dio la vuelta nada más y regresó. El portón metálico color blanco se abre y dos patrullas maniobran y entran de reversa, luego lo cierran.
A las 3:33 salen, adentro de las patrullas militares los agentes de la SEIDO. Nadie dio declaración, sólo fue una revisión “de rutina” entre 19:00 horas del lunes 10 y 3:33 horas del día siguiente.