Quantcast
Channel: Blog del Narco Oficial
Viewing all 3573 articles
Browse latest View live

Llegaron comandos ÁNTRAX a Baja California Sur a recuperar terreno CDS. El Comandante Chikis Ántrax o el 12”

$
0
0
La matazón que ocurrió el domingo en la colonia INDECO de la capital de Baja California Sur, donde asesinaron a tres personas e hirieron a otras tres en la llantera Marrufo (que permanece cerrada desde entonces), es el indicio de lo que puede ser otra escalada de violencia que abarque también el municipio de Los Cabos, puesto que el Cártel de Sinaloa no está dispuesto a perder terreno a manos del Cártel Jalisco Nueva Generación, que también les está presentando resistencias en Tijuana y Mexicali.

Ayer el medio de comunicación METRÓPOLI, reveló que mandos policiacos recibieron mensajes en sus celulares advirtiéndoles que no se metan: “Les pedimos que no se metan en está guerra, es entre nosotros compas, aye (ahí) que ponerle un basta a CJNG. Atentamente: CDS. El Comandante Chikis Ántrax o el 12”.

El domingo por la mañana, un comando armado llegó a la llantera Marrufo ubicada en las calles de Francisco J. Múgica y Delta, de la colonia INDECO, donde le dispararon por igual a clientes así como a trabajadores del establecimiento en un baño de sangre que pocas veces se había visto en esta localidad, por la saña en que se perpetró el ataque, con rifles AR 15 y AK 47.

Se menciona que el objetivo principal era un narcomenudista de nombre Jesús Manuel Cota Castro “El Pelón” que se encontraba en ese lugar, sin embargo los sicarios rafaguearon a todas las personas del establecimiento, donde también perdieron la vida el ciclista y promotor del deporte Ernesto Núñez Manríquez y Alberto Rojas. Los dos últimos sin antecedentes penales y sin ninguna actividad relacionada al crimen organizado.

También resultaron lesionados en medio de la lluvia de plomo Víctor Manuel Reyes Polanco, de 51 años de edad y comerciante de ocupación; Jorge Geraldo, de 46 años de edad y empleado de la llantera, así como Pablo Valdez, de 81 años de edad, comerciante. Ninguno de ellos está relacionado con el crimen organizado.

Ayer lunes por la noche, el gobierno estatal a través del responsable de la política interior, Álvaro de la Peña Angulo, lamentó lo sucedido y prometió dar con el paradero de las personas que cometieron esa atrocidad que generó una ola de reprobación en redes sociales.

VIDEO: MARINOS ACRIBILLAN desde HELICOPTERO a SICARIOS en Reynosa Tamaulipas

$
0
0
El inicio de una fuerte balacera en Reynosa, fue reportado la tarde este jueves en esta ciudad, cerca de las 15:00 horas. 

Segùn reportes ciudadanos los hechos habrìan iniciado como una persecuciòn vehicular entre elementos de seguridad y presuntos integrantes del crimen. 

Ante los hechos un helicòptero de la Secretarìa de Marina Armada de Mèxico leventò el vuelo en bùsqueda de presuntos delincuentes que habrìan huido a pie. 

Reportes indican incluso que desde el aire se habrìan realizado detonaciones de arma de fuego. Las colonias afectadas son Vista Hermosa, Villa Florida y alrededores. 

El helicóptero de la Marina disparó contra una camioneta oscura en los límites de la colonia Vista Hermosa. 

Al parecer hay 3 personas muertas en la brecha entre el IEEST y las Maquiladoras atrás de la colonia Vista Hermosa. Se dice que se incautaron 3 armas. Sin embargo la PGR aún no se da por notificada.

Fuertes ràfagas de armas de fuego fueron escuchadas a las 15:30 horas. Hasta el momento autoridades no han emitido informaciòn oficial.

Normalistas de Michoacán bloquean vías del tren, queman vehículos y se enfrentan a policías

$
0
0
LÁZARO CÁRDENAS.- Elementos del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) y estudiantes se confrontaron luego de que normalistas de Arteaga y Tiripetío bloquearon las vías del tren Kansas- México y quemaron la unidad de una empresa comercial de alimentos chatarra en este puerto.

Los inconformes se manifiestan en exigencia de plazas automáticas para los egresados de las diferentes Escuelas Normales de la entidad.

Luego de mantener presencia en las vías del tren en la comunidad de Guacamayas, perteneciente al municipio, estudiantes normalistas y docentes se enfrentaron con elementos policiales.

El hecho se registró la tarde de este jueves luego de que los normalistas intentarán bloquear el paso al tren. Los policías intentaron desalojar a los estudiantes para que permitieran el paso, lo que originó que los inconformes lanzaran piedras contra los uniformados.

Más tarde, los inconformes atravesaron y quemaron una unidad sobre las vías del tren y prendieron fuego a la unidad en forma de protesta ante las presuntas acciones de represión por parte de los cuerpos de seguridad.

Por la tensión que se vive se ha reportado mayor presencia de seguridad en el lugar. El tren logró pasar por la zona, a pesar de que los estudiantes pretendían boicotear su rumbo.

Hasta el momento se desconoce si hubo personas lesionadas o detenidas tras los sucesos.

Ayer, presuntos estudiantes también hicieron lo mismo en el municipio de Arteaga, y hace no más de siete días llevaron a cabo el bloqueo de las vías del tren en el municipio de Tiripetío.

LA GUERRA POR LA PLAZA DE LOS CABOS; CJNG EJECUTA a "El Coyote" líder del Cártel de Sinaloa

$
0
0
LA GUERRA POR LA PLAZA DE LOS CABOS

La división y guerra en Los Cabos

San José del Cabo, México.- Cuando alguien circula sobre las colonias de San José Viejo, San Carlos, El Zacatal, Puerto Nuevo, San Bernabé, Colosio, Buenos Aires, Guaymitas, Monte Real y Primero de Mayo, corre el riesgo de quedar atrapada en medio de una batalla que se desató entre células criminales del Cártel de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación en la cabecera municipal de Los Cabos, Baja California Sur.

“Yo iba entrar a cenar, cuando escuche balazos, me regresé y corrí hacia la terminal de autobuses, y me puse atrás de unos vehículos”, relató un testigo del tiroteo registrado la noche del tres de noviembre pasado dentro de la taquería “La Caperucita”, localizada sobre la calle Valerio González entre Magisterio y Primero de Mayo en San José del Cabo.

El hombre tiene poco de haber llegado a Los Cabos, y dice que de “sino me hubiera quedado a pedirle mi cambio al chofer del camión que me bajo en la esquina, ahorita estaría muerto”.

Descripciones como la de este testigo ocular, comienzan a ser tema de plática entre los pobladores de esta pequeña ciudad de 69 mil 788 habitantes, acostumbrada a la tranquilidad y gobernada por el alcalde de Los Cabos, Arturo de la Rosa Escalante, y quien luce más preocupado por coronar reynas en fiestas tradicionales que en la seguridad de la propia población.

La disputa sangrienta, y tan solo en las últimas 24 horas, dejó un saldo de 4 personas ejecutadas, dos de las cuales fueron identificadas como Kener Esteban Rodríguez “El Kener” y Esaú Soto Pérez “El Wachu”, asesinados en la taquería de “La Caperucita”.

La guerra que se veía venir comenzó el 8 de julio pasado, cuando el jefe de la plaza del narcomenudeo en San José del Cabo, José Guadalupe Acosta López “El Javier” o “El Javy” fue ejecutado en Culiacán, Sinaloa.

El jefe criminal y cabecilla del Cartel de Sinaloa (CDS) fue emboscado por sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la calle de Isla Guadalupe entre Boulevard Sinaloa y El Dorado, quedando muerto a escaso metro de su lujosa camioneta de color blanco “Lincoln”.

Desde entonces la organización criminal de “Los Javieres”, entró en franca descomposición, generando división y estallando una guerra entre sus herederos por el control de la agrupación, y la cual se viene a sumar a las pugnas de La Paz y de Comondú.
Según el último mapa delictivo elaborado por autoridades federales y militares, los grupos que en este momento están chocando entre sí son los encabezados por:

1.- Alfredo García Torres "El Coyote", quien presuntamente era considerado el brazo derecho de “El Javier”, y actualmente célula criminal del CDS.

2.- Román, un sujeto que es el lugarteniente del otrora operador de “Los Javieres”, identificado con el alias de “El Güero Plaza”, y célula del CJNG.

La división dentro de la organización delictiva –según reportes de inteligencia federal y militar— había iniciado un par de meses atrás, cuando afloraron desacuerdos entre “El Javier” y “El Güero Plaza”, después de que el jefe criminal –y tras la recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán-- decidiera integrarse a la organización del capo del CDS, Dámaso López Serrano “El Licenciado”.

El principal argumento de “El Güero Plaza”, y de acuerdo al informe de inteligencia—es que “El Javier, con ese paso, se había subido en la guerra de Los Dámaso en La Paz, por lo que se estaba colocando en la mira de los grupos rivales”, lo que obviamente sucedió hasta que fue asesinado.

Después de su muerte, en el bajo mundo, comenzaron a correr nombres de los posibles sucesores del trono criminal, decidiendo los hermanos de “El Javier”, identificados en el último mapa delictivo, como Martín, Julián y Jesús Octavio de apellidos Acosta López, darle todo el respaldo a “El Coyote”, lo que obviamente generó una terrible división principalmente con “El Güero Plaza” y “Román”.

Lo Cazaron

Después de que desde principios del mes de octubre, detonara la guerra entre células delictivas, no había caído abatido por las balas un jefe criminal del nivel de Alfredo García Torres “El Coyote” en San José del Cabo.

La tarde de hoy –y según las primeras investigaciones oficiales—fue ejecutado, cuando viajaba a bordo de un automóvil de color blanco línea Corolla y marca Toyota, acompañado de su escolta, y de una hermana del ex jefe de la plaza del narcomenudeo en esta ciudad, José Guadalupe Acosta López “El Javier” o “El Javy”, ejecutado el 8 de julio pasado en Culiacán, Sinaloa.

El sucesor del mando criminal de “Los Javieres”, de acuerdo a las primeras investigaciones oficiales, fue cazado la mañana del 4 de noviembre sobre la carretera federal de San José del Cabo a La Paz, en el cruce de las calles Javier Sandoval y Ciencias Sociales en la colonia Guaymitas.

El líder de la organización delictiva --según testigos—venía sentado en el asiento del copiloto, su escolta manejaba, y la mujer identificada como Ileana Acosta López, estaba en la parte trasera del automóvil.

Los matones –y de acuerdo a las investigaciones— prácticamente ya los estaban esperando, después de observar que el vehículo de las víctimas bajaba por el Boulevard Don Guillermo, proveniente de la colonia Monte Real.

Las victimas doblaron al lado derecho, luego de finalizar la avenida, tomando la carretera federal, y no habían avanzado ni 500 metros, cuando sobrevino el ataque armado.

Los testigos revelaron que después de iniciado el tiroteo, el chofer de “El Coyote”, abrió rápidamente la puerta del automóvil, bajando, repeliendo la agresión y corriendo hacia la tienda de la gasolinera.

Por su parte, “El Coyote”, abrió la puerta y corrió hacia la gasolinera, en donde quiso acomodarse para disparar en contra de sus agresores, pero fue alcanzado por las balas criminales.

La hermana de “El Javier”, y durante el enfrentamiento, se quedó escondida en el asiento trasero del automóvil, y no salió hasta que paso todo.
Los sicarios –entonces—salieron rápidamente de la zona, en virtud de que el cuartel general de la policía municipal de San José del Cabo, estaba a escasas tres cuadras de la escena del crimen.

Cuando la policía preventiva municipal de Los Cabos, reaccionó y llegó a la zona de conflicto, el jefe de la plaza del narcomenudeo de San José del Cabo, ya había muerto.
El escolta y la hermana de “El Javy” fueron trasladados de inmediato al hospital general de San José del Cabo, y donde el hombre finalmente falleció, cuando recibía atención médica.

Lo que Viene

Luego del asesinato de Alfredo García Torres “El Coyote”, la organización delictiva de “Los Javieres”, prácticamente quedó descabezada.

Hasta este momento –y según reportes de inteligencia--- “no se vislumbra algún sucesor del mando criminal”, porque los hermanos de “El Javier”, salieron de San José del Cabo, desde el asesinato de su familiar y regresaron a vivir a Sinaloa.

Según un integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública del Estado, existen dos hipótesis de lo que puede venir.

1.- La plaza del narcomenudeo de San José del Cabo, vaya a ser tomada por las células del Cártel Jalisco Nueva Generación, y las cuales tendrá que alinear a los vendedores de droga de “Los Javieres”, a fin de que trabajen para el nuevo jefe de la plaza que todo apunta habrá de ser “El Güero Plaza”.

2.- La reorganización del grupo de “Los Javieres”, y los cuales puedan salir a pelear por el control de su territorio por el apoyo logístico y económico de las Fuerzas Especiales de Los Dámaso.

Cualquier de estos dos escenario –y según el miembro del grupo interinstitucional—habrá de generar más violencia en el tiempo que dure el reacomodo criminal.

Con el asesinato de “El Coyote” y su escolta, sube a 19 el número de muertos en Los Cabos, y el cual ocupa el segundo lugar en la posición de las estadísticas de los crímenes, apenas por debajo de La Paz.

Nadie sabía quién era y ya era dueño del aeropuerto de la ciudad de México, dice El Chapo Guzmán

$
0
0
Nadie sabía quién era y ya era dueño del aeropuerto de la ciudad de México. Todos saben quién es y nadie puede encontrarlo. Joaquín Guzmán Loera ha sobrevivido a cinco presidentes, 11 procuradores, una prisión y a su propia adicción al poder y las mujeres

En los meses que siguieron a su fuga del penal de Puente Grande, Joaquín El Chapo Guzmán saltaba desesperado de una ciudad a otra. Un grupo especial de la Policía Judicial Federal, a cargo del entonces director Genaro García Luna, y al menos 500 agentes de diversas corporaciones, le mordían los talones. Las autoridades sostenían que El Chapo realizaba la huida prácticamente sin recursos materiales: disponía sólo de cuatro vehículos, cuatro pistolas, algunos rifles AK-47, y un trío de escoltas incondicionales que desde fines de los ochenta lo seguían a todas partes: Juan Mauro Palomares, El Acuario, Jesús Castro Pantoja, El Chabelo, y Arnoldo Martínez, El Trece.

El fiscal antidrogas Mario Estuardo Bermúdez declaraba que el radio de movilidad y operación del narcotraficante se hallaba “bastante reducido”. El procurador Rafael Macedo de la Concha afirmaba que su organización estaba “significativamente” fracturada. El presidente Vicente Fox anunciaba que su captura era cuestión de tiempo: “Ahí lo traemos de cerquita”.

La policía acababa de asegurarle un laboratorio de procesamiento de drogas en Zapopan. Cada 15 días era detenido uno de sus cómplices. Las redadas federales habían provocado la detención de su hermano, Arturo Guzmán, El Pollo, y de 24 personas asociadas a su grupo delictivo: desde el hombre encargado de comprarle la comida, hasta pistoleros, operadores, pilotos y lavadores de dinero. El procurador tenía en su escritorio la lista de sus principales colaboradores: abogados, ex militares, ex comandantes de la Policía Judicial Federal. Se sabía que su segunda esposa, Griselda López Pérez, le ayudaba a rentar casas en las cuales esconderse. A cuatro meses de su fuga, en mayo de 2001, El Chapo se guareció en una residencia de la delegación Cuajimalpa. En julio de ese año se ocultó en el Fraccionamiento Las Ánimas, de la ciudad de Puebla, y luego anduvo a salto de mata en casas de El Pedregal, La Marquesa y la delegación Tlalpan.

Uno de sus escoltas, Jesús Castro Pantoja, fue localizado cuando envió un regalo a su mujer, por el nacimiento de su hijo. Las cámaras de video de la tienda donde había adquirido el obsequio permitieron que las fuerzas de seguridad determinaran su filiación. Fue cazado en estado de ebriedad a las puertas de un hotel en Guadalajara. Castro Pantoja declaró a las autoridades que El Chapo estaba deprimido y a las puertas del suicidio. La detención de su hermano El Pollo le había puesto el ánimo al nivel del piso. Le aterrorizaba la idea de ser extraditado y juraba que antes de volver a La Palma —la prisión en donde purgó los primeros dos años de una condena de 20— iba a darse un tiro.

A fines de 2001, parecía copado. El ejército le cateaba fincas, ranchos, domicilios. La policía le decomisaba vehículos, armas, droga, dinero. Guzmán Loera, sin embargo, parecía ir siempre un paso adelante. “Se esfuma minutos antes de que aparezcamos”, declaró el director de la DEA, Anthony Placido.

El narcotraficante había montado a su alrededor un sistema de seguridad que consistía en el envío de mensajes por bíper. Su grupo más cercano debía recibir cada 30 minutos un mensaje de reconocimiento enviado por escoltas ubicados en puntos alejados. Estos escoltas, a su vez, recibían mensajes procedentes de un tercer círculo de protección. Si la cadena se rompía en algún momento, se tomaba la decisión de huir: “Quería decir que alguien del grupo había sido detenido”, declaró Castro Pantoja.

La fuente más veraz de información, sin embargo, provenía de las estructuras de seguridad nacional. Durante los ocho años que El Chapo estuvo en prisión, su hermano El Pollo heredó una parte de su organización y se dedicó a reclutar enganchadores —entre ellos, los publirrelacionistas Jesús y Humberto Loya— cuya función era sobornar a militares y comandantes de la PGR asignados a cargos estratégicos.

El Chapo tenía razón cuando afirmaba que prefería el suicidio al laberinto de pasillos, muros de concreto y rejas controladas electrónicamente del penal de La Palma. Recluido allí entre 1993 y 1995 —año en que fue trasladado al penal de Puente Grande—, tuvo tiempo de advertir cómo el aislamiento, la inactividad, las estrictas reglas de seguridad y disciplina, provocaban entre los reclusos trastornos físicos y mentales. La Palma, inaugurada en 1991 como el primer penal de máxima seguridad del país, prohibía la comunicación entre internos, salvo en zonas de uso común. Entre el pase de lista a las seis de la mañana y el apagado de luces a las 10 de la noche, sólo había pequeñas visitas al comedor, los talleres, los patios. Los internos no podían formar grupos de más de tres personas y por lo general se prohibía que hablaran entre ellos. La mayor parte del tiempo vegetaban en sus celdas. En 1994 hubo dos suicidios en sólo dos semanas. Ese año, El Chapo se quejó con una organización de derechos humanos porque cerca de su celda había “dos cuartos con paredes acolchonadas, donde constantemente se escuchan gritos de personas, algunas de las cuales son maniatadas con camisas de fuerza”. Se quejó, también, porque las autoridades se la pasaban “inyectando y dando pastillas a los internos, para volverlos locos”.

A excepción de las visitas conyugales, su única distracción consistía en las largas partidas de ajedrez que sostenía con algunos de sus lugartenientes: Baldemar Escobar Barraza, Martín Moreno Valdés y Antonio Mendoza. Las autoridades del penal lo consideraban un hábil ajedrecista. También una persona “peligrosa” y “mentirosa”.

Uno de los perfiles psicológicos que se le realizaron, subraya el sentimiento de inferioridad que le produce su estatura (alrededor de 1.65 metros) y la tenacidad con que se empeña en demostrar “superioridad intelectual” y alcanzar “un estatus de omnipotencia”. De acuerdo con ese diagnóstico, “en su realidad interna no existe la culpa”, posee habilidades “para manipular su entorno” y pretende mantenerse “en el centro de la atención”. Seductor, afable, espléndido, sabe generar “sentimientos de lealtad y dependencia hacia su persona”. Es tolerante a la frustración, “pero no indulgente con sus detractores”. Sus respuestas son siempre calculadas y define claramente sus metas.

Tales características debieron ayudarle a superar la depresión. Cuatro años después de la fuga, el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos lo definió como el criminal más inteligente y con mayor capacidad de reacción que la PGR había enfrentado. En poco tiempo, el hombre que recorría el país con sólo tres pistoleros cuidándole las espaldas había extendido su área de influencia a 16 estados y 20 países. Controlaba el Pacífico mexicano y buena parte de la frontera. Sus redes llegaban incluso a Tailandia. Tenía bajo su servicio a funcionarios de primer nivel. Había penetrado las estructuras de seguridad del Estado a niveles inimaginables. Soñaba con crear una federación de cárteles que él iba a manejar desde la sombra...

Estuvo a un paso de lograrlo. Pero, como decía el perfil, no era indulgente con sus detractores y convirtió el país en una balacera. Un baño de sangre que en los nueve años de su fuga ha arrojado en la República un saldo de 30 mil muertos.

El vuelo de Tapachula
“Esto se va a poner de la chingada”, le dijo El Chapo Guzmán a su administrador, Hernán Medina Pantoja, el 24 de mayo de 1993, el día en que una balacera en el aeropuerto de Guadalajara cobró la vida del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Los reportes oficiales indican que El Chapo se había hospedado en el Hotel Holiday Inn de esa ciudad y pensaba viajar, en plan de descanso, a Puerto Vallarta. La pugna que desde 1989 mantenía con los hermanos Benjamín y Ramón Arellano Félix, cabecillas del Cártel de Tijuana, trastocó sus planes. Un comando de asesinos reclutado en el barrio Logan de San Diego viajó a Guadalajara para matarlo. Lo que siguió después —la balacera en la que los sicarios confundieron el auto de El Chapo y barrieron el cuerpo del cardenal Posadas Ocampo, según la versión oficial— lo condujo al máximo nivel de visibilidad y exhibió la red de sobornos y complicidades que le habían permitido construir la organización criminal más poderosa de México.


Antes de 1993, El Chapo Guzmán reinaba desde la sombra. No se contaba con datos suyos. Tampoco se tenían fotos recientes. El oro del narcotráfico le permitía moverse con impunidad. Tenía la mano en Jalisco, Nayarit, Durango, Sinaloa. Ese mismo oro había comprado una estructura de protección compuesta por gobernadores, ministerios públicos, comandantes, policías y funcionarios medios y altos de varias procuradurías. Pronto circuló la versión de que sus tentáculos habían llegado al secretario particular del presidente Salinas de Gortari, Justo Ceja Martínez. El Chapo Guzmán tenía en la nómina al director de la Policía Judicial Federal encargado de combatirlo, Rodolfo León Aragón.

Tras la balacera en el aeropuerto, las cosas se pusieron como él había anunciado. En una camioneta Suburban, acompañado por un grupo de pistoleros, El Chapo se desplazó hacia el sur. Según el oficio 1387 de la Procuraduría de Justicia Militar, un comandante federal de apellido Gómez, quien le servía de enlace con el subprocurador general Federico Ponce Rojas (al que, decía el oficio, el cártel le pagaba un millón de dólares cada dos meses), le sirvió de escudo hasta que El Chapo cruzó los límites de Chiapas. Fue, sin embargo, una huida plagada de errores. El ex procurador Jorge Carpizo relató después que el narcotraficante hizo varias llamadas desde su celular (“iba dejando un rastro, como animal herido”), y ordenaba a sus acompañantes destruir los cartelones de “Se busca” que aparecían en su camino. Las llamadas desde el celular eran “como un bíper que se prendía y apagaba, pero que daba pistas sobre sus movimientos”. La pista de los cartelones rotos trazó una línea hasta San Cristóbal de las Casas. El gobierno mexicano pidió, al más alto nivel, para evitar filtraciones, la colaboración de autoridades guatemaltecas y salvadoreñas.

Era evidente que El Chapo se iba del país.

Un día, su celular dejó de comunicarse. Carpizo supuso que finalmente había sido detenido.

Un grupo de elite del ejército guatemalteco lo capturó en junio de 1993 en el Hotel Panamericana. Lo acompañaban tres hombres y una mujer. El Chapo revelaría después que la milicia de ese país lo había traicionado: que el teniente coronel Carlos Humberto Rosales le quitó un millón y medio de dólares, antes de entregarlo en el puente Talismán al coordinador de la lucha contra el narcotráfico, Jorge Carrillo Olea.

Un avión de la fuerza aérea lo trasladó a Toluca. “¿Cuánto dinero quieren? Tengo mucho”, les dijo a los funcionarios que lo escoltaban. “Les doy los nombres de comandantes, de funcionarios, de gente a mi servicio. Estoy arreglado muy arriba”, agregó.

Durante el vuelo, el narcotraficante detalló las redes de corrupción en que apoyaba sus actividades. Salpicó a un ex procurador, cuyo nombre no se hizo público. Luego se supo que había embarrado también al ex subprocurador Federico Ponce Rojas, a una persona que trabajaba muy cerca del presidente Salinas de Gortari (presuntamente, Justo Ceja) y a un colaborador del primer círculo de Jorge Carpizo (Rodolfo León Aragón). Relató la entrega de millones de dólares a los comandantes José Luis Larrazolo Rubio, Cristian Peralta y Guillermo Salazar. Desnudó la maquinaria de infinita corrupción que había en el gobierno de Salinas de Gortari.

El procurador Carpizo archivó la información. “Los datos proporcionados por el jefe del Cártel de Sinaloa eran sugerentes —escribió después—, pero no tenían la fuerza, por sí solos, para realizar una consignación”. Otro de los pasajeros del vuelo, el general Guillermo Álvarez Nara, consignó la declaración en un oficio de cuatro cuartillas que luego entregó a la Procuraduría General de Justicia Militar.

El PRI que hoy señala a Guzmán Loera como capo favorito del panismo, decidió guardar silencio y desviar la vista. La declaración hundió a algunos policías y a ciertos funcionarios de nivel medio. Se produjeron ceses y súbitas remociones. En La Palma, El Chapo se negó a ratificar lo que había declarado y constaba en los partes levantados por funcionarios de inteligencia. Dijo que le habían leído la cartilla, y que mejor ahí lo dejaba.

La noche del Krystal
—Oye, Chapo, ¿es cierto que eres el rey de la coca?
—Yo no me dedico a eso.
—¿A qué te dedicas?
—Soy agricultor.
—¿Qué siembras?
—Frijol.
—¿Y qué más?
—Tengo una abarrotería con un amigo.

Pese a lo que declaró cuando fue presentado ante la prensa, El Chapo era poseedor de una biografía menos modesta. Durante varios años fue dueño absoluto del hangar 17 zona D del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en el que según elementos de la Policía Bancaria e Industrial encargados de custodiar el lugar, dos aviones efectuaban vuelos constantes bajo la protección del comandante Mario Alberto González Treviño. La DEA lo consideraba pionero en la construcción de narcotúneles: uno de ellos, de 450 metros de longitud, habilitado con rieles, luz eléctrica y sistema de ventilación, era empleado para introducir drogas en San Diego y sacar dinero en efectivo del país. Había ideado la exportación de cocaína dentro de latas de chile jalapeños, en remesas etiquetadas bajo la marca “Comadre”, que enviaba regularmente al otro lado de la frontera por medio de trenes de carga. Acostumbraba rentar, en hoteles lujosos, pisos completos para él solo. Era afecto a las mujeres, la música de tambora, el oro y las piedras preciosas. Poseía fincas, ranchos, casas de playa. Tenía dos yates anclados en Playa Pichilingue: el Chapito II y el Giselle (los nombres de sus hijos). Según la declaración del testigo protegido “Julio”, antes de huir rumbo a Guatemala había entregado a un primo suyo 200 millones de dólares para que los guardara por si la cosa se ponía fea. La leyenda de aquel dinero hizo que un narcotraficante apodado El Colo viajara a Nayarit para matar al familiar de El Chapo y adueñarse de esa fortuna...

En realidad, las cosas iban mal desde 1989, cuando el primer capo de capos que hubo en el país, Miguel Ángel Félix Gallardo, fue llamado a cuentas por la justicia. Por indicaciones de Félix Gallardo, el narcotraficante Juan José Esparragosa Moreno, El Azul, convocó a una cumbre de capos y repartió el país entre ellos a fin de evitar una guerra. En el orbe de las declaraciones ministeriales y los testigos protegidos, las versiones de un mismo hecho suelen ser contradictorias. Para algunos, el desastre comenzó cuando los hermanos Arellano Félix mataron en Tijuana a El Rayo López —a quien El Chapo consideraba un hermano—, porque éste se había metido en su territorio. Para otros, todo se pudrió cuando los Arellano robaron 300 kilos de coca que pertenecían al Cártel de Sinaloa. Amigos durante el reinado de Miguel Ángel Félix Gallardo, para 1992 El Chapo y los Arellano se habían convertido en enemigos mortales.


En octubre de ese año El Chapo fue objeto de su primer atentado. Mientras circulaba en un Cutlass por el Periférico de Guadalajara, una Ram lo embistió y tres sujetos descendieron accionando sus metralletas. El Chapo metió a fondo el acelerador y se abrió camino entre el fuego. Tuvo tiempo de reconocer a sus atacantes: Ramón Arellano Félix y dos de sus lugartenientes, Armando y Lino Portillo.

En cuanto se puso a salvo contó los agujeros de bala que había en el Cutlass, 12 en total, y marcó el 77-16-21, número celular de Benjamín Arellano. El líder del Cártel de Tijuana le dijo:
—Nosotros no fuimos.

El Chapo declaró después: “Desde ese día les perdí la confianza”. Le tomó menos de un mes devolver la cortesía. Sus servicios de información revelaron que con la custodia del comandante federal Adolfo Mondragón Aguirre, los Arellano llevaban tres noches en Puerto Vallarta, derrochando dinero en el Christine, el centro nocturno del Hotel Krystal. El 8 de noviembre de 1992, un camión Dina aparcó a las puertas de la discoteca. De la caja metálica bajaron en formación 50 hombres con chalecos antibalas, rifles de asalto e identificaciones de la Policía Judicial Federal. Se introdujeron en el lugar y en cosa de ocho minutos percutieron mil casquillos. Armando Portillo, uno de los responsables del atentado contra El Chapo en el Periférico de Guadalajara, cayó bajo las balas. Pero Ramón y Francisco Javier Arellano Félix lograron huir por los ductos de aire acondicionado del baño. Varios de sus escoltas murieron en la refriega.

La espiral de violencia alcanzó su punto culminante en el aeropuerto de Guadalajara, el día en que El Chapo Guzmán iba a viajar a Puerto Vallarta y el comando del barrio Logan recibió la instrucción de regresar a Tijuana pues el objetivo de su viaje, localizarlo y ejecutarlo, no había podido cumplirse. Ése fue el día en que, según las autoridades, ambos grupos se hallaron por accidente a las afueras del aeropuerto Miguel Hidalgo. Ese fue el día en que el cardenal Posadas tuvo el mal fario de irse a meter directamente entre las balas y el país entero descubrió que había comenzado la Edad de la Delincuencia Organizada.

Vivir en Puente Grande
En noviembre de 1995 El Chapo Guzmán consiguió su traslado al penal de Puente Grande, ubicado a 18 kilómetros de Guadalajara. Ahí lo esperaba su viejo camarada de correrías, Héctor El Güero Palma, detenido en junio de ese año cuando la avioneta en que viajaba se desplomó a consecuencia del mal tiempo. En apariencia, El Chapo se dedicó a defenderse de los 10 procesos que tenía abiertos por homicidio, delitos contra la salud, cohecho, delincuencia organizada, tráfico de drogas y acopio de armas. El entonces director de la DEA, Thomas Constantine, diría después que, en realidad, Guzmán Loera siguió operando desde la cárcel. Su hermano El Pollo bajaba cargamentos de cocaína procedentes de Sudamérica, “apadrinado” por Juan José Esparragosa, El Azul, y Albino Quintero Meraz. Otras figuras del cártel, como los hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva, enviaban maletines de dinero a Puente Grande cada que El Chapo lo necesitaba.

Guzmán Loera conocía a la perfección el camino que iba a recorrer: en 1991 había sobornado al jefe de la policía capitalina, Santiago Tapia Aceves, a quien le entregó 255 mil dólares y 14 millones de pesos a cambio de su libertad. Aquel episodio sería recordado como “la primera fuga de El Chapo”. Una patrulla lo había detenido en el Viaducto. Se dice que dentro de la Suburban en que viajaba había varios ladrillos de cocaína, e incluso un muerto. El jefe policiaco pidió que lo trasladaran a instalaciones de la delegación Venustiano Carranza. Tapia Aceves llegó a ese lugar en helicóptero, y volvió a subir en él con varias bolsas de Aurrerá repletas de dólares.

Fiel a su propia lógica, El Chapo tardó poco en someter Puente Grande. Puso a sueldo a custodios y comandantes; lentamente, tendió un circuito de complicidad que se extendió a todos los niveles. El mismo director del penal, Leonardo Beltrán Santana, estaba bajo sus órdenes. El Chapo escogía el menú, imponía el rol de vigilancia, intervenía en cada uno de los mecanismos de operación de la cárcel. Poseía cuatro celulares, estéreo, televisión y una computadora personal. No asistía a clases y ni siquiera pasaba lista. Según el tercer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Antonio Bernal, a poco de su llegada “entraban drogas, alcohol y mujeres para reclusos privilegiados… había hielos, chicles, comida, pastillas no autorizadas, medicamentos no permitidos, vitaminas y mujeres a las que pasaban en camionetas del mismo penal”.

El Chapo, El Güero Palma y Arturo Martínez, El Texas, los tres reclusos más importantes, celebraban rumbosas fiestas para las que se adquirían hasta 500 litros de vino, y en las que había tambora y mariachi. Algunas mujeres traídas de fuera permanecían al lado de El Chapo durante semanas. En otras ocasiones, el capo prostituía a las cocineras del penal (una vez fue denunciado por violación).

Los custodios que se negaban a integrarse a la red de complicidad eran golpeados o amenazados: “Oiga, dicen que usted anda enojado y que no quiere nuestra amistad. No se preocupe, aquí tenemos los datos de su domicilio y de su familia. No hay ningún problema”. Narcotraficantes y familiares ingresaban al penal sin importar la hora: “Aquí traemos a las visitas de los señores”.

A fines de 1997, El Chapo, que acostumbraba enviar rosas a las cocineras, le mandó una botella de whisky a una de las cinco mujeres recluidas en el penal: Zulema Hernández. Era alta, rubia, y poseía un cuerpo “casi perfecto”. Tenía tatuado un murciélago en la espalda y un unicornio en la pierna derecha. Se hallaba en Puente Grande bajo el cargo de secuestro. Julio Scherer la entrevistó alguna vez y publicó las cartas de amor que El Chapo dictaba a su secretario: “Zulema, te adoro… y pensar que dos personas que no se conocían podían encontrarse en un lugar como este”...

La suerte siguió de su lado en 2003: después de sostener dos enfrentamientos a tiros y repeler un intento de rescate, el ejército aprehendió en Matamoros al líder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén. Las dos fronteras más importantes del país quedaron libres. Las organizaciones de Tijuana y el Golfo se fragmentaron en una galaxia de grupos violentos enfrentados entre sí. Había sonado la hora de El Chapo.

Cuenta un testigo protegido que Guzmán Loera organizó en Cuernavaca una cumbre de narcotraficantes a la que asistieron 25 jefes. Su propósito: fundir los cárteles de Juárez y Sinaloa en una sola organización que sería lanzada a conquistar los frentes que habían quedado abiertos. Controlar el Pacífico, el Golfo, la frontera.


Todos los jefes convocados eran sinaloenses, aunque algunos operaban desde hacía tiempo en Chihuahua. Muchos de ellos mantenían lazos familiares, reforzados por bodas y compadrazgos. Tenían asiento en el grupo Ismael El Mayo Zambada, Juan José Esparragosa, Vicente Carrillo Fuentes, Ignacio Coronel y Arturo Beltrán Leyva, entre los más destacados. La DEA bautizó a la organización como La Alianza de Sangre. Las autoridades mexicanas preferían llamarla La Federación. Comenzaba una fase en la que las balaceras, la sangre, las torturas y decapitaciones iban a desbordarse sin control.

El Chapo reforzó sus filas con clicas, pandillas de la Mara Salvatrucha. Los sucesores de Osiel Cárdenas reclutaron kaibiles en Centroamérica, y pusieron en movimiento al violentísimo grupo de ex militares conocido como Los Zetas. Los herederos de Benjamín Arellano importaron pandilleros de la M y del barrio Logan. Las armas necesarias cruzaron la frontera. La Federación compró en un millón y medio de dólares la protección del director del Centro de Mando de Operaciones Especiales de la AFI, Domingo González Díaz, uno de los hombres cercanos al titular de esa dependencia, Genaro García Luna (el actual secretario de Seguridad Pública). En La Palma, mientras tanto, Benjamín Arellano y Osiel Cárdenas unieron fuerzas.

Uno de los primeros capítulos de esa guerra se escribió en La Palma, en mayo de 2004: un lugarteniente de El Chapo, Alberto Soberanes Ramos, fue estrangulado con un cable eléctrico en el área de mingitorios. La CNDH había recomendado quitar las cámaras de video de los baños, pero no hicieron ninguna falta. La Alianza sabía claramente de dónde había venido el golpe.

Ese año la violencia estalló en Tamaulipas, corrió por la frontera, descendió hacia el centro del país, siguiendo puntualmente las rutas de la droga, y el 31 de diciembre, poco antes de la cena de Año Nuevo, cruzó de nueva cuenta las puertas de La Palma. Esa noche le metieron ocho impactos de bala a Arturo Guzmán, El Pollo. Al asesino le habían dejado un arma en los baños y una instrucción precisa dentro de su celda.

El autor intelectual, sin embargo, no radicaba en Tijuana ni pertenecía al Cártel del Golfo. El autor intelectual era Vicente Carrillo Fuentes, uno de los miembros de La Federación.

La Alianza de Sangre se había roto dos meses atrás, cuando El Chapo pidió la cabeza del menor de los Carrillo, Rodolfo, al que apodaban El Niño de Oro. En una disputa por tráfico de drogas El Niño había liquidado a dos lugartenientes de Guzmán Loera. El Chapo dijo a sus socios:
—Para El Niño no hay perdón.

Y ordenó a uno de sus jefes de seguridad personal, el ex militar de infantería Manuel Alejandro Aponte Gómez, alias El Bravo, que viajara a Culiacán para cobrar la deuda.

El Bravo era el hombre que había entrenado a los Maras y formado a Los Negros y Los Pelones, los brazos armados del Cártel de Sinaloa. Iba a ser, en su momento, el encargado de dirigir el comando que pretendió asesinar al ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos. Todo lo resolvió una tarde de sábado, a las afueras de un centro comercial. Cazar a Rodolfo Carrillo le costó 500 tiros. A El Chapo, una guerra contra el Cártel de Juárez que se mantiene hasta la fecha, y la vida del hermano que lo había protegido, Arturo El Pollo Guzmán.

Narcoparaíso
El sucesor de Rafael Macedo de la Concha en la PGR fue Daniel Cabeza de Vaca. En abril de 2005 tomó posesión del cargo con esta frase:
—Entrégate, Chapo.

Durante los primeros 15 días de su gestión sucedieron en el país 36 ejecuciones. La DEA acababa de ofrecer cinco millones de dólares por la cabeza de Joaquín Guzmán. La PGR había consignado a uno de sus hijos, Archivaldo Guzmán Salazar, El Chapito. En junio de ese año un grupo de elite capturó en un restaurán de comida china a otro de sus hermanos, Miguel Ángel Guzmán, alias El Mudo.

Cabeza de Vaca terminó su gestión a fines de 2006, el día en que concluía el sexenio de Vicente Fox. La guerra entre los cárteles había dejado nueve mil ejecuciones.

El procurador entrante, Eduardo Medina Mora, sostuvo que El Chapo era sólo una figura emblemática que desde hacía tiempo había dejado de operar. Poco después, afirmó: “No importa dónde esté. Es como una estrella de futbol desgastada”.

Durante el tiempo que duraron las funciones de Medina Mora, sin embargo, se descubrieron los nexos de Guzmán Loera con el traficante de precursores químicos Zhenli Ye Gon, a quien la PGR decomisó 205 millones de dólares en una casa de Las Lomas. Se desenredó, también, el entramado que a través de la llamada Operación Limpieza reveló que los principales mandos de la PGR y la PFP —directores, inspectores, comisionados, coordinadores, jefes de operaciones, comandantes, agentes e incluso un subprocurador— recibían pagos de entre 150 y 450 mil dólares por brindar protección al Cártel de Sinaloa, realizar labores de inteligencia en contra de sus enemigos, y filtrar información sobre cateos, operativos, decomisos y detenciones. El Chapo Guzmán, sus socios y operadores, replicaban a escala nacional el modelo empleado en Puente Grande. La mayor parte del círculo de colaboradores de Genaro García Luna estaba coludida con el narcotráfico. Los hombres más cercanos a Medina Mora seguían a pie juntillas las instrucciones que la “estrella desgastada” dictaba desde la clandestinidad.

Si a consecuencia del asesinato de El Niño de Oro, La Alianza de Sangre había cerrado filas para enfrentar al Cártel de Juárez, la detención de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, por una supuesta delación de El Chapo, y una disputa por el control del aeropuerto de la ciudad de México, que derivó en la pérdida de 500 kilos de cocaína y la decapitación de cinco agentes aduanales, lanzó a Guzmán Loera a otra guerra a muerte: esta vez, en contra de sus antiguos aliados, los hermanos Beltrán Leyva...

A su lado, Ignacio Coronel, El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza El Azul, abrieron el frente de batalla: uno de los más violentos en un conflicto que dejó dos mil ejecutados en 2008, siete mil en 2009, y cinco mil 280 entre enero y junio de 2010. Uno de esos ejecutados iba a ser nada menos que Edgar Guzmán López, otro de los hijos de El Chapo, acribillado en el City Club de Culiacán, bajo una tormenta de fuego en la que se accionaron lanzagranadas y 500 tiros.

Medina Mora dejó la PGR el 7 de septiembre de 2009. Meses atrás, la revista Forbes había ubicado a El Chapo con el número 701 entre los hombres más ricos del mundo. Sin precisar el mecanismo bursátil que le permitió calcular la fortuna del narcotraficante en mil millones de dólares, la publicación situaba a El Chapo como el séptimo millonario del país.


Finalizaba 2008. Arturo Beltrán Leyva colgó una manta en Sinaloa:
“Chapo Guzmán y Nacho Coronel ustedes se dicen jefes pero no son, par de jotos, a mí se me hace chica la República mexicana y tú te conformas con el área de Las Trancas, Tamazula, Durango, una que otra vez vuelas a San Nicolás en el mismo Canelas para esconderte en tu Carrizo pero ni tuyo es, tú Nacho Coronel no te enfada el Potrerillo de Carrasco en Canelas, una vez en su perra vida complázcanme, los veo en El Carrizo el día 1 de enero del 2009”.

La manta contenía una serie de pistas que la autoridad se tardó ocho meses en atender. En agosto de 2009 el ejército encontró en Las Trancas el mayor narcolaboratorio en la historia del tráfico de drogas en México: todo un complejo industrial para el procesamiento de metanfetaminas, asentado en una superficie de 240 hectáreas y acondicionado con bodegas, calderas, dormitorios, bombas de agua y pista aérea. En la residencia principal, en la que había un gimnasio, internet y sky, se hallaron prendas de vestir de marca (Versace, Tommy Hilfiger, Náutica) y pantalones de mezclilla de talla 15 y medio. Había también un catálogo, prácticamente un menú, de suculentas modelos. Según el reportero Francisco Gómez, recorrer el complejo de un lado a otro demandaba seis horas. Tenía capacidad para producir diariamente 100 kilos de cristal.

No hubo detenidos. Los habitantes del narcoparaíso se habían esfumado antes de que las tropas aparecieran. Pantalones 15 y medio: el habitante de aquella casa debía ser un hombre bajo.

Unos meses más tarde, Michael Braun, jefe de operaciones de la DEA en Estados Unidos, aseguró que El Chapo era un cadáver viviente. “Es un hombre muerto y él lo sabe. Nadie en su negocio llega a viejo”. En enero de 2010 Braun sostuvo que Guzmán se encontraba acorralado en una esquina, e hizo una predicción: “Será capturado dentro de 90 días”.

Han pasado 180. El periodista Jesús Blancornelas decía de Joaquín Guzmán: “Tiene de pronto un pie en Nuevo Laredo. Otro en Tijuana. Parrandea a escoger: Nogales o Caborca. Duerme en Puebla. Se da sus paseadas en Veracruz. Ordena ejecuciones en Quintana Roo. Lleva dólares a Guatemala. Total. Descansa escondido en Sinaloa. Por eso donde no lo ven se les figura”.

Félix Gallardo, el "Jefe de Jefes" fue el capo más poderoso el que cambió la historia del narco

$
0
0
Félix Gallardo fue el capo más poderoso de México. Actualmente enfrenta el juicio más largo de México

En sus años de esplendor durante las décadas de los años 70 y 80 fue el narcotraficante más poderoso de México, dueño de las principales rutas de comercio de droga en la mitad del país y Centroamérica.

Fue también el primer mexicano en exportar cocaína a gran escala a Estados Unidos a través de territorio mexicano.

Algo que cambió la operación de los traficantes mexicanos que sólo comerciaban con marihuana y amapola.

Pero desde hace 26 años enfrenta un proceso judicial que no ha terminado. Es el juicio más largo en la historia de México.

Es Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como "El Padrino" o "El Jefe de Jefes", detenido en 1989 como parte de la investigación por el asesinato del agente de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), Enrique Camarena Salazar.

Oficialmente fue acusado de acopio de armas, delitos contra la salud y homicidio.

El juicio por este delito, cometido contra el oficial estadunidense, continúa abierto.

Según el Consejo de la Judicatura Federal –que controla a todos los tribunales del país- desde hace 12 años no se ha conseguido desahogar algunas etapas del proceso.

Se trata de careos con algunos testigos y la revisión de títulos de propiedades vinculadas al capo.

Desde 2004 no se ha aportado ninguna prueba nueva al juicio.

Los inicios

Félix Gallardo nació en 1946 en Culiacán, Sinaloa,en el noroeste del país.

Cuando era joven trabajó en la Policía Judicial del estado como "madrina".

Es el nombre que se da en México a personas protegidas por agentes policíacos que realizan tareas ilegales en las investigaciones, como torturar detenidos o extorsionar a sus familias.

En los años 60 fue guardaespaldas de los hijos del entonces gobernador Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968).

Especialistas como Luis Astorga, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), creen que fue en esa época que el capo empezó en el negocio de las drogas.

Félix Gallardo se asoció con algunos de los principales capos de esa época, como Manuel Salcido Uzeta conocido como “El Cochiloco”.

Otros de sus socios fueron Ernesto Fonseca Carrillo, "Don Neto", y Rafael Caro Quintero.

Durante 15 años "El Jefe de Jefes" creó una poderosa organización que controlaba el tráfico de amapola y marihuana en Sinaloa, Durango, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Baja California y Nayarit, por ejemplo.

A principios de los años 80 estableció contacto con bandas de Colombia, a quienes empezó a comprar cocaína para enviarla a Estados Unidos.

Vida social

De los colombianos "El Padrino" aprendió la estrategia de mover la droga en pequeñas aeronaves.

De hecho fue el primer traficante mexicano en establecer un puente aéreo entre Sudamérica, América Central y el norte de México.

De allí la mercancía se enviaba por tierra a los contactos estadunidenses.

La técnica fue utilizada a gran escala por uno de los sucesores del capo, Amado Carrillo Fuentes conocido como "El Señor de los Cielos".

Un imperio como el de Félix Gallardo sólo pudo construirse con el apoyo de autoridades, coinciden especialistas como Diego Osorno, autor del libro "Memorias de un capo".

Esta protección le permitió mantener una intensa vida social. En Sinaloa y Jalisco se presentaba como empresario y ganadero, e incluso formó parte del consejo local del desaparecido Banco Somex.

El capo aparecía con frecuencia en las páginas de eventos sociales de los diarios locales, e incluso en Guadalajara, la capital de Jalisco, asistía a fiestas en bares de moda.

Osorno cuenta que el corrido "El Jefe de Jefes", del grupo Los Tigres del Norte, se compuso en su honor.

"No le gustaba la canción", le contó al periodista uno de los hijos del detenido.

Camarena Salazar

El imperio del traficante, sin embargo, empezó a derrumbarse en febrero de 1985 cuando en Guadalajara fue asesinado el agente de la DEA Enrique Camarena.

Caro Quintero y Fonseca Carrillo fueron acusados del crimen, pero la agencia antidrogas señaló también a “El Jefe de Jefes” como autor intelectual.

Félix Gallardo fue detenido en abril de 1989. Años después en mensajes a algunos periodistas aseguró haber sido traicionado por las autoridades.

El capo señaló especialmente a su compadre, el fallecido comandante Guillermo González Calderoni, quien encabezó la operación para su captura.

La muerte de Camarena Salazar evidenció una serie de complicidades entre las bandas de narcotráfico y corporaciones policíacas.

Traficantes como Rafael Caro, por ejemplo, portaban identificaciones de la desaparecida Policía Judicial Federal.

El escándalo por las revelaciones provocó que México fuera incluido en la lista de países que, según el gobierno de Estados Unidos, no combaten eficientemente el tráfico de drogas.

Fue el llamado Proceso de Certificación de Drogas, que establece sanciones financieras y la cancelación de ayuda estadunidense a quienes no eran aprobados.

Hasta 1997, cuando fue “certificado” por la Casa Blanca, México debió entregar anualmente un informe de sus acciones contra el tráfico de drogas.

Arresto domiciliario

Con Félix Gallardo la historia del tráfico de drogas sufrió algunos cambios.

Uno de ellos es la forma como se llama a las bandas. La DEA, por ejemplo, bautizó a su organización como el Cartel de Guadalajara, dijo Félix Gallardo a periodistas.

Antes de esa época en México no se utilizaba la palabra cartel para definir a los grandes grupos de narcotráfico.

Joaquín "El Chapo" Guzmán heredó parte del imperio de Félix Gallardo.

El "Jefe de Jefes", además, es indirectamente responsable del actual mapa del narcotráfico en el país.
Según reveló el periodista Jesús Blancornelas, después que fue encarcelado Félix Gallardo repartió su imperio entre sus principales colaboradores.

Uno de ellos fue Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien entonces era junto con su compadre Héctor Luis "El Güero" Palma encabezaba una pequeña banda de tráfico de marihuana y amapola.

Décadas después Guzmán y otros aliados crearon el Cartel de Sinaloa, una de las organizaciones de tráfico de drogas más grandes del continente.

Una herencia que de poco sirve a Félix Gallardo. Según el diario Reforma la familia del capo asegura que está enfermo, e incluso perdió la vista de un ojo.

"El Jefe de Jefes" solicitó continuar el juicio pendiente en su casa, a lo que tiene derecho después de cumplir 70 años de edad en enero pasado.

La petición, hasta ahora, no ha sido resuelta por los tribunales.

GUERRA CONTRA LAS DROGAS, LA GUERRA QUE PERDIMOS

$
0
0
La franca guerra que iniciaron las Fuerzas Armadas en Sinaloa para dar con los responsables de la masacre de militares del 30 de septiembre es una engañifa más del Estado mexicano, que dice combatir a los malos de siempre, pero que usa sus inagotables recursos para aceitar su economía, para echar a andar la maquinaria y sus engranes, nada despreciable en un país donde la corrupción parece tener denominación de origen.

Por ejemplo: la casi total eliminación de la célula de Los Ántrax realizada en un fiero combate de elementos del Ejército en la colonia Aurora, no elimina a la organización Zambada ni merma sus operaciones. Lo mismo pasa si la SEDENA y la PGR capturan a los responsables de la muerte de los 5 soldados.

Si el presidente Felipe Calderón trató de manera tímida, con la aprobación de la Ley Anti-lavado, combatir los más profundos cimientos del crimen organizado, el gobierno de Enrique Peña Nieto ni por enterado se dio del asunto; lo suyo fue callar mediáticamente, agotar el tema de manera institucional y pasar a sus grandes reformas de Estado que lo único que han acarreado son más problemas en el país.

Hay que decirlo, el Ejército y la Marina pueden ser necesarios ante una policía local avasallada y cooptada, pero la milicia suele cometer excesos con altos costos a los civiles, en sí solo ambas instituciones castrenses combaten a los grupos armados que se disputan las calles y los territorios; no combate el dinero ni la influencia política que como poder fáctico mantiene el narcotráfico.

Es posible cambiar y contrarrestar la violencia, y no se trata siempre de medir quién tiene más poderío bélico. Con o sin guerra, el negocio continuará siempre, como muchos especialistas en temas de seguridad argumentan.

No hay que irnos con falsos optimismos. Como dice el escritor estadounidense Don Winslow, autor de las novelas El Poder del Perro y El Cártel: la guerra contra las drogas es una que ya lleva más de 45 años, y los gobiernos, siempre simuladores y cómplices, de este y otro lado de la frontera, no han avanzado ni un ápice en la batalla.

Citamos:
“No estamos perdiendo la guerra contra las drogas, la hemos perdido y nunca deberíamos haberla iniciado. Es sólo un gigantesco negocio, una industria en la que los narcos y quienes luchan contra ellos mantienen una relación simbiótica”.
Por ello, asegura Winslow, la única forma es legalizar las drogas…

Capos pueden ir y venir, hay sobrada experiencia en ello, lo saben los políticos, lo proclaman los líderes de organizaciones criminales. Nada hay más rentable que el negocio de las drogas, sostienen gentes como el italiano Roberto Saviano, perseguido por la mafia calabresa de la ‘Ndrangheta, aunque el costo social de la violencia sacude todo.

La violencia desdibuja el entramado de una sociedad y vuelve la vida irrespirable, intolerable, la convierte en un desierto, la cosifica.  De ahí que la legalización es el punto nodal de la discusión y uno de los temas a debatir en el futuro próximo, buscando motivaciones en el origen.

Al menos se sabe que uno de esos orígenes es cuando el presidente gringo Richard Nixon decretó su hipócrita guerra contra las drogas para combatir a los grupos sociales adversos a su administración y a las políticas estadounidenses imperialistas. Los dividendos que dejó su invención fueron grandes para la clase política, escasos para los ciudadanos, que todavía a estas alturas se pueden preguntar: ¿qué hay de malo fumarse un porro, por qué debo ir a la cárcel?

Ofrecen 15 mdp por la captura de Javier Duarte

$
0
0
El gobernador con licencia de Veracruz está acusado de los delitos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y los que resulten

La Procuraduría General de la República (PGR) ofreció 15 millones de pesos de recompensa "a quien o quienes proporcionen información veraz y útil, que coadyuve eficaz, eficiente, efectiva y oportunamente para la localización, detención o aprehensión de Javier Duarte de Ochoa", probable responsable de los delitos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y los que resulten.

Esta mañana se publica el acuerdo  específico A/178/16 en el Diario Oficial de la Federación (DOF ) por el que se ofrece la recompensa por el gobernador con licencia de Veracruz, quien hasta el momento no ha sido localizado por las autoridades. La última vez que se le vio, fue en el programa de Carlos Loret de Mola en Televisa.

La colaboración de la sociedad, establece el acuerdo, "es una herramienta eficaz para el auxilio eficiente, efectivo y oportuno en las investigaciones y averiguaciones que realiza el Ministerio Público de la Federación para identificar, localizar, detener o aprehender a probables responsables de la comisión de delitos, que por su gravedad y grado de violencia, atentan contra la tranquilidad y paz pública, obstaculizando la actuación normal de las instituciones públicas y el desarrollo social". 

Fuga

Flavino Ríos, gobernador interino de Veracruz, señaló que Javier Duarte pidió un helicóptero al aeropuerto de Coatzacoalcos, en el cual salió del estado. Sin embargo, rechazó que haya colaborado a la fuga del gobernador con licencia de ese estado.

"Él pidió un helicóptero que lo trasladó a Coatzacoalcos, no recuerdo la matrícula, pero ya la PGR tiene una investigación. Lo pidió directamente al aeropuerto de Coatzacoalcos, pedí al aeropuerto que le dieran las atenciones de un gobernador porque yo no sabía que existía una orden de aprehensión, entonces él habló al aeropuerto lo pidió y se lo proporcionaron", dijo Ríos.

Entrevistado por Adela Micha en su programa de radio, el gobernador interino confesó que:
"De haber sabido como estaba la cosa, no hubiera aceptado ser gobernador, no estaba enterado de la crisis tan profunda".

Sobre el reclamo de los alcaldes por los recursos municipales, Ríos señaló al edil de Boca del Rïo, Miguel Ángel Yunes Márquez, de generar una "provocación".

"Buscamos darles dinero para pagar servicios de los municipios, pero se negaron ya que querían todo, no vamos a caer en una provocación. Hacemos la gestión ante Hacienda para que nos apoyen, el Secretario de Finanzas del estado va a la Ciudad de México para buscar respuesta".

FOTOS:"Las Muñecas" de la mafia del CDG en Tamaulipas

$
0
0
"Este es el clan de ‪Tampico, Madero y Altamira, "Muñecas de la Mafia",  La Minina R41, el Ejército la detuvo hace como 3 meses era la encargada de las ChikasSex en Tampico, Madero y Altamira ahorita en su lugar se quedó la enana de en medio se llama Candy ella es la encargada del cobro de cuota de Chikas de toda la zona que es de 600 por semana,Que le reporta al CDG plaza Tampico

A Candy se frecuenta en Nivel, Cache, 503, Sent, y trae un carro blanco Susuki".

FOTO de La Minina, al momento de su detención dejó a su hijo con familiares en custodia.


Puchadores, paraíso y la muerte en Mazatlán

$
0
0
Mazatlán, Sin.-Uno entiende el gran mercado pujante y descarado que es el de las drogas cuando abres la puerta de cualquier baño de cualquier antro mazatleco, y lo primero que te apunta con un puño de paquetitos bien cerrados, con diminutos granos color blanquecino, es un joven que te dice que el paraíso está en sus manos…

“De la lavada, jefe, 100 y 200 pesos, garantizada…”

“Perico, perico, ¿quieres perico?”

Uno también entiende que no hay que verlos a la cara por mucho tiempo, pero si los ve, descubre que llevan los ojos irritados, y que suelen pelearse de forma soterrada a los clientes.

Desde lejos se le ve el desespero por acomodar la mercancía que también llevan en una mariconera, y que ofrecen a todos de una manera democrática, directa, y sin rodeos, como si fueran chicles para el aliento o pastillas para soportar el torrente de whisky que en las mesas y en la pista de baile remoja los paladares y entumece el cansancio.

Los clientes del antro –puede ser cualquiera-, entran y salen de los mingitorios. Ahora mismo puede ser el Maracuyá sobre el Malecón o el Oyster del hotel Ramada.

El modus operandis es el mismo. Entrada del baño, la oferta al alcance de la mano, esas bolsitas de celofán que te harán despertar, soñar o enloquecer, todo depende de las dosis del usuario.

Afuera, por lo regular la fiesta nunca se detiene, entre cuerpos sudorosos que invitan al cortejo femenino que mueven manos y piernas al ritmo articular de la música electrónica que ofrece el diyei.

Llega la muerte

Pero mientras bailamos y corre el alcohol y la droga como un surtidor sexual, en las calles del puerto se libra una guerra por el control de este mercado, que llaman narcomenudeo, y que según las autoridades suele ser “la caja chica” del crimen organizado.

En la mayoría de los antros, los grupos criminales han instalado a uno o dos vendedores de drogas, sin que muchas veces los dueños puedan evitarlo debido a las amenazas o simplemente al miedo.

Y no hay nada más que hacer, salvo que el establecimiento no contraiga problemas con las autoridades que, por cierto, toleran estas formas de narcomenudeo a cambio de sus cuotas, tan necesarias para completar el círculo de corrupción.

Como se sabe, el mercado de los narcóticos se conquista a sangre y fuego. Según diversas fuentes de seguridad, por ahora es el cártel de Sinaloa el que controla toda la franja del puerto.

La Procuraduría General de Justicia del Estado ya estableció que el pleito es entre las células de los Beltrán Leyva y los de Sinaloa, principalmente contra la facción de los hijos del Chapo Guzmán.

Desde junio pasado, cuando sorpresivamente emergió la lucha entre los Beltrán, con Alfredo Beltrán Guzmán, El Tito, a la cabeza en Badiraguato, también en el sur del estado comenzó a brotar la violencia.

Primero en la sierra de El Rosario, en donde la Secretaría de la Defensa Nacional ubicó a las células de los Beltrán Leyva peleando el territorio; luego también emergió en la zona rural de Mazatlán, para a partir de agosto invadir la ciudad, con multihomicidios y narcomensajes como franca declaratoria de guerra.

maza

Las bajas

Según el procurador Marco Antonio Higuera Gómez, son los Beltrán Leyva los que han “levantado” y asesinado a narcomenudistas del cártel de Sinaloa.

Se trata de personas, en algunos casos, que tienen antecedentes, usan drogas y las vendían. Las familias de las víctimas hasta ahora no han salido públicamente a dar una versión distinta.

Las jornadas violentas que se han vivido en el puerto tienen varios hechos de sangre, como el ocurrido el domingo 21 de agosto pasado, cuando amanecieron 7 cuerpos en varios puntos de la ciudad. Cuatro de ellos a un costado de la avenida Bicentenario. En el sitio dejaron un mensaje ya conocido: que eliminarían a los vinculados con los Chapos, los Dámaso y los Mayos.

El miércoles 5 de septiembre, los cuerpos de cuatro jóvenes más fueron arrojados afuera de una tienda de auto servicio en el fraccionamiento El Toreo, sobre la avenida La Marina.

Los reportes de prensa señalan que las víctimas habían sido atadas de pies y manos con cinta industrial, y tenían huellas de tortura. El mensaje en la escena era inequívoco.

Los cuatro individuos habían sido privados de la libertad, y las investigaciones arrojan que los responsables comenzaron a utilizar el mismo modus operandis, torturaros y luego asesinarlos mediante estrangulamiento.

Para esta fecha ya era indudable que la guerra estaba desatada, sin que el Gobierno del Estado pudiera contener la ola de homicidios violentos. El famoso Grupo de Reacción, creado para bajar los altos índices de criminalidad en Culiacán y Mazatlán ha brillado por su ausencia.

Los muertos en la “bella Perla del Pacífico” continuaron en septiembre, entre el horror y el éxtasis de la cocaína que fluye por antros y colonias populares, enclaves del sigiloso mercado ilícito.

La madrugada del domingo 25 de septiembre la ciudad porteña despertó con la noticia del hallazgo de seis cadáveres afuera de una clínica privada en la colonia Adolfo López Mateos. Unas horas atrás, una pareja de hombre y mujer habían sido acribillados en la colonia Lomas de Ébano, muriendo el varón en el lugar de los hechos.

La Procuraduría General de Justicia informó que las víctimas de la López Mateos se llamaban Miguel Ángel Sandoval Cordero, de 27 años; Gilberto Páez Lizárraga, de 41 años; César Osuna Osuna, de 28 años; Raúl Marchen Vélez, de 55 años; Alfredo Simental Villanueva, de 47 años y Sotera Simental Villanueva, de 58 años. Todos ellos residentes de esta ciudad portuaria.

Las seis víctimas tenían huellas de tortura y tenían las manos y pies envueltos en cinta industrial. Mismo modus operandis del crimen.

Las investigaciones del ministerio público revelaron que Sandoval Cordero, Páez Lizárraga y César Osuna habían sido levantados por un comando a las 13:27 horas del sábado 24 de septiembre cuando estaban en el estacionamiento de la tienda Soriana Insurgentes.

Las otras víctimas habían sido privadas de la libertad a las 15:30 horas del mismo día cuando estaban lavando una camioneta frente a un domicilio en la colonia Valles del Ejido. Los responsables llegaron en dos vehículos y a punta de pistola se los llevaron.

Familiares de estas últimas tres personas habían interpuesto formal denuncia por el rapto, pero horas más tarde aparecieron muertas.

Se intensifica

La Fiscalía estatal no reparó en criminalizar a las víctimas. El procurador afirmó que todos contaban con antecedentes penales, algunos por narcomenudeo, otros por portación de armas o secuestro.

Sobre el múltiple homicidio, Higuera Gómez aseguró que los responsables ya están plenamente identificados, pues cuentan con nombres y fotografías de los matones. Adelantó que los sicarios son miembros de la célula de los Beltrán Leyva.

El jueves 29 de septiembre, con un optimismo ramplón, el gabinete de seguridad convocó a la prensa para informar sobre el enfrentamiento de Escuinapa, en donde cinco personas murieron.

Además, Higuera Gómez resaltó que Sinaloa ha respondido bien con las cifras con el Grupo de Reacción, a diferencia del resto de los estados.

Gerardo Vargas Landeros, secretario General de Gobierno, echó las campanas al vuelo, y declaró que en las últimas 48 horas no se había cometido ningún homicidio en Sinaloa.

Pero el optimismo se esfumó al día siguiente, cuando un comando de los Menores, liderado por Iván Archivaldo Guzmán, atacó a un convoy militar con un saldo de 5 elementos muertos, 10 heridos y un paramédico de Cruz Roja lesionado.

Mazatlán también presentó su saldo rojo; la noche del jueves tres hombres fueron ejecutados a balazos cuando se encontraban en la colonia Benito Juárez.

Vargas Landeros festejó al mediodía, pero a las 20:00 horas las ráfagas cortaban la vida de los tres sujetos por la calle Jorge Negrete de la Juárez.

Fuentes de seguridad atribuyeron también este homicidio a la guerra por la plaza. Al amanecer del viernes, mientras Culiacán ardía, en el fraccionamiento Estadio del puerto fue encontrado el cadáver de otro hombre con huellas de tortura, envuelto en una cobija y atado de pies y cabeza.

Todavía a cierre de esta edición, los cuerpos policiacos reportaban el levantón de personas, mientras la lucha de las bandas de narcomenudistas parece incrementarse con el paso de los días.

Combaten aire–tierra; Fallido escape en Reynosa: 3 muertos

$
0
0
Hombres armados y tropas de la Marina intercambiaron fuego por aire y tierra ayer en Reynosa, en una persecución que convulsionó a las colonias del sector norponiente de la ciudad y que culminó con la muerte de tres pistoleros.

El violento episodio inició alrededor de las 16:00 horas cuando los ocupantes de una camioneta Chevrolet Silverado se toparon con un convoy de vigilancia en las inmediaciones de la colonia Vista Hermosa.

Al tratar de escapar, el conductor imprimió velocidad al vehículo iniciando un temerario intento de fuga por las calles de un parque industrial y colonias aledañas, para luego internarse por una brecha hasta llegar al cruce con la calle Del Parque y avenida De los Encinos donde desemboca una brecha.

Justo en el entronque de la brecha con la calle Del Parque se ubica una cerca de metal, la cual frenó la vertiginosa carrera de los perseguidos y se convirtió prácticamente en un callejón mortal, sin salida, ya que ahí fueron copados por otros marinos que les salieron de frente y los abatieron con ráfagas de metralleta.

Del interior del vehículo las autoridades federales aseguraron tres fusiles ametralladora, fornituras, chalecos blindados y otros enseres tácticos. 

Nuevamente las familias de colonias ubicadas en el sector norponiente de la ciudad sufrieron momentos de conmoción entre el estruendo de las ráfagas de armas de alto poder y el sobrevuelo de un helicóptero de la Marina, en una persecución desatada por tierra y por aire.

EN LA ESCENA

Luego de la contingencia, los militares restringieron el tráfico de vehículos y peatones, permitiendo solamente el acceso a trabajadores de medios de comunicación hasta el límite del área demarcada con cintas amarillas por autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR) y criminalistas federales.

A la distancia, se observaba que el piloto de la camioneta particular había quedado recargado sobre el volante, ya que sobresalía su cabeza en el parabrisas delantero astillado por los impactos de bala.

ERAN LOS ZETAS, “ALGUIEN LES DIO EL PITAZO A LOS MALOS Y SE FUERON”

$
0
0
“Esos cabrones andaban secuestrando gente. Llevaban una pinche lista y comenzaron a hacer su desmadre. Yo le puedo decir, primo, que nomás iban por tres; los otros cinco eran inocentes. Nosotros en el pueblo somos bragados y quisimos detenerlos; pero contra esa gente no se puede pelear”.

Voces de tres vaqueros, sobre la avenida Murilla Vidal, de Xalapa, Dicen sentirse incómodos en las salas donde ahora velan a cinco de los ocho asesinados el pasado viernes 19 de agosto, en la llamada masacre de Alto lucero.

Allí adentro, en el parque memorial Bosques del Recuerdo, sólo abundan los quejidos y el olor a cadáveres de tres días. Además, los hombres tampoco pueden recordar a los suyos como se acostumbra en el rancho El Limón; llorando y maldiciendo culpables, aferrados a una botella de tequila Cien Años.

“Estos canijos acabaron con la felicidad de nuestro pueblo. Iban buscando billete, porque sí hay, pero las fortunas se hacen chiquitas cuando se tienen seis o siete hijos. A esa gente le gusta hacer dinero a la mala. Nosotros tratamos de defendernos; pero eran un chingo”.

¡Ay, primo nos partieron la madre!”, dice el más viejo de los vaqueros, mientras se cura la pena con sabor a agave.

El reportero escucha la charla mientras busca un encendedor para quemar un cigarrillo. “Venga, mijo, aquí se lo prendemos. Además se ve que quiere escuchar la historia. Venga, que se la vamos a contar, pero antes péguele un trago a la botella y no sea grosero”.

El más sobrio de los tres se recoge el llanto y se presenta como pariente de cuatro difuntos: Orlando Grajales Aguilar de 23 años. Tomas Grajales Rodríguez de 46. Francisco Montero Rodríguez de 40, y Mario Montero Rodríguez de 67. “A Tomás lo mataron por defender a su chamaco y a Pancho por querer salvar al viejón. Así las cosas”.

Es como la tragedia comienza a dibujarse, brindando por los caídos, unos de Alto Lucero y otros del municipio vecino de Actopan, Veracruz. Una barredora fúrica en menos de 12 kilómetros que sembró el pánico en tres comunidades de la costa veracruzana.

En tanto, de los agresores, los vaqueros reprochan sobre la vía pública: “Qué otro grupo habrá sido que no sea el más fuerte en Veracruz, primo. Los Zetas”.

“EN EL EMBARCADERO, PRIMERA PARADA, SE LLEVARON A TRES”

Eran las 16:00 horas del viernes 19 de agosto en la comunidad de El Embarcadero, Actopan, Veracruz; las señoras levantaban los trastes de la comida, los niños jugando con las canicas y el trompo de madera; los más viejos contemplaban el silencio desde sus butaques (sillas de madera con forro de piel de borrego). Fue cuando una tormenta de proyectiles cimbró el cielo.

Los entrevistados hablan de al menos quince vehículos de distintos modelos, con al menos 50 gatilleros abordo. La Fiscalía General cita 12 que fueron decomisados, con placas del Estado de México y de Veracruz. “Había unos bien chamacos, otras ya señores; unos se dejaron ver las caras, otros iban de pasamontañas”.

El presunto mando del convoy sacó una lista de papel y leyó el nombre de Claudia Montero Zavaleta. No fue difícil localizarla, aseguran, pues en el camino de terracería apenas se asoman cuatros viviendas. La orden fue levantarla.

Los sujetos armados irrumpieron en las viviendas del Embarcadero hurtando los objetos de valor: pantallas, electrodomésticos, dinero en efectivo. Dejando un destrozo en los interiores.

Sin embargo, dos hombres de oficio queseros trataron de impedir el secuestro de Cluadia Montero. No hubo respuestas de los encapuchados; se los llevaron también. Los subieron a las bateas, vistiendo sus mandiles y botas de hule blancas; el uniforme de su eterno oficio.

“No sabemos si la difunta tenía dinero, pero estos queseros eran bien pobres. Su error fue querer rescatar a la muchacha; murieron haciendo lo que nos enseñan los viejos en el pueblo, defender a las mujeres”, comparten los vaqueros, ya con la botella de tequila anunciando el fondo.

A ninguno mataron en ese momento, aseguran los testigos. El plan seguía en pie, secuestrar a todos. “Mejor para los malos, pues ya se les estaba haciendo costumbre secuestrar por esos rumbos. Dijeron si vengo por uno pues me llevo a tres, qué chinga”.

“SEGUNDA PARADA, EL OJITAL, LEVANTARON A OTROS TRES”

¿Quién es Mario López?, preguntó un encapuchado, palomeando su lista de papel. “El viejo ya colmilludo, contestó que no estaba. Pero, Mario, su hijo, al ver a tantos hombres armados bajo corriendo desde la azotea y dijo que era él… Pero a quien buscaban era al Pancho. A esos canijos les valió madre y se llevaron a los dos” comparte el vaquero a las afueras de Bosques del Recuerdo, esta vez con un trago profundo a su bebida de tequila, por tratarse de sus familiares.

Del primer poblado, El Embarcadero al Ojital, hay unos cinco kilómetros de distancia. La gente no tuvo tiempo ni señal telefónica para prevenir a los vecinos. Además, cuentan los testigos que los gatilleros esta vez bloquearon las estradas del pueblo con sus vehículos. Nadie debía escapar, fue la orden.

De la comunidad El Ojital, también perteneciente al municipio de Actopan, secuestraron en total a tres personas. La última víctima, cuentan los entrevistados, responde al apodo de “El Pelón”, a quien no hallaron los pistoleros y en su lugar plagiaron a su hermano. “Fue la misma chingadera, primo. Nadie quiere que le quiten a un hermano”.

La técnica para penetrar el temor entre los lugareños fue la misma; lluvia de balas, palabras altisonantes y carcajadas de los encapuchados. “Allí se robaron hasta una camioneta; ropa, tenis, todo se llevaron. Tengo una prima que tenía unos loros, pues hasta los loros se chingaron”, precisa el hombre, que si bien rebasa los niveles del alcoholímetro, advierte que su nombre no debe salir en el escrito.

“LA TERCERA PARADA ERA EL LIMÓN, PERO NO LOS DEJAMOS”

Los personeros arrancaron los automotores y pusieron la mira en el tercer poblado, ya en el municipio de Alto Lucero, en el rancho El Limón, a escasos siete kilómetros de distancia. Habían transcurrido al menos 20 minutos y la presencia policial de José Nabor Nava Holguín, Secretario de Seguridad Pública del Estado.

El saldo para entonces ya era de seis personas plagiadas y otras dos heridas por proyectiles; gente que ante el estruendo de los armamentos salieron a asomarse desde la azoteas. “A uno le impactaron en el pecho y está hospitalizado de gravedad. A otro le rozaron la oreja”, detalla Manuel Domínguez, Alcalde de Alto Lucero.

El mensaje, en el poblado rural había llegado más pronto al Limón que la asistencia policial. Acto seguido, la comunidad, no mayor a los 200 habitantes, decidieron repeler el convoy de presuntos secuestradores con una hilera de camionetas y carros de remolque.

“Nosotros esperábamos un carro o dos, pero eran un chingo. La primera vez que hubo un secuestro nada más entraron dos camionetas. La verdad, primo, al ver tanta gente mejor decidimos escondernos en nuestras casas. Tenemos más huevos que ellos, pero con tanta pistola no se puede”, se lamentan los vaqueros, advirtiendo que la bebida de litro está por terminarse.

“ALGUIEN LES DIO EL PITAZO A LOS MALOS Y SE FUERON”

“A lo mejor les dieron el pitazo de que iban los soldados y ya no entraron al Limón. Desafortunadamente ya le habíamos dicho a mi pariente Tomás que se jalara para el pueblo a auxiliarnos. ¡Ay, primo, a ellos no les tocaba, pero por querer venir a apoyarnos se lo chingaron junto a su hijo también”.

El convoy se desvió del Limón con rumbo a la comunidad de El veinticuatro, Alto Lucero. Tomás y Orlando regresaban de su jornada en el campo, abordo de una camioneta Pointer color gris… Fue en un camino sin salida donde padre e hijo se toparon con el arsenal de los encapuchados.

“Donde acorralaron a mis parientes está un puente; se quedaron a cinco segundos de haber llegado a la cima. Me imagino que de haber visto el desmadre se pudieron haber desviado o escondido. Pero los malos vieron que la camioneta venía recio y comenzaron a dispararles”.

“Pensamos que Tomás murió al instante, porque recibió varios impactos en el cuerpo. Aun así lo subieron a la camioneta con los otros seis que iban secuestrados. A Orlando le pegaron con los rifles en el rostro. A lo último lo mataron con el tiro de gracia”, cuentan los hombres de sombrero.

Reunión de jefes de jefes, todos nerviosos, hasta que llego el mero patrón, Guzmán Loera y rompió el hielo

$
0
0
En junio de 2007 varios capos de La Federación conformada por El Cartel de Sinaloa, los Carrillo Fuentes y Los hermanos Beltran Leyva.

La narcoreunión de carteles, entre la Cartel de Sinaloa, el CDG y Los Zetas    

Y del otro bando estaba el entonces poderoso Cártel del Golfo junto a su brazo armado Los Zetas celebraron una serie de reuniones en distintos puntos del país, el objetivo era determinar cómo demonios le pondrían fin a la guerra entre las dos organizaciones que ya había durado casi cuatro años de forma ininterrumpida ocasionando miles de muertos.

Uno de los cónclaves se llevó a cabo en Tamaulipas, territorio de Los Zetas, específicamente en una propiedad de Heriberto Lazcano, ubicada cerca del entronque de la carretera de Valle Hermoso con la carretera a Matamoros. Solo un hato de locos se hubiera metido en la boca del león.

Pues bien El Chapo y compañía lo eran, pero además no había otra opción, esa era una de las condiciones que se habían pactado: ya que los miembros de La Federación eran los "ofensores" y los del Cartel del Golfo los "Ofendidos", no había más que aguantar.

Había muchos resabios acumulados pero para la mentalidad de Los Zetas el peor de todos era que mientras ellos se habían ganado su territorio "a Sangre y Fuego", La Federación contaba con el apoyo del Gobierno Federal de ese entonces en el gobierno de Felipe Calderón y de aquellos que los beneficiaron desde la cúpula de la extinta AFI y la Secretaria Publica Federal el hecho de que no hubieran contado con apoyo oficial hacia que Los Zetas se sintieran invencibles y con cierto dejo de ingenuidad llegaron a creer incluso que podían arrebatarle a la organización del Pacifico sus legendarios territorios de Jalisco y Sinaloa.

Por parte de La Federación, la reunión la encabezaron Joaquín Guzmán Loera, Vicente Carrillo Fuentes, Juan Jose Esparragoza Moreno, Ismael Zambada Garcia, Ignacio Coronel Villareal, Arturo y Héctor Beltrán Leyva y su jefe de Sicarios Edgar Valdez Villarreal que por órdenes del Cartel había iniciado la guerra en Nuevo Laredo.

A pesar de que en 2002 El Azul les había sugerido a sus socios iniciar la guerra contra el Cártel del Golfo ahora por los altos costos para los dos grupos criminales él mismo había sido uno de los artífices del encuentro en Valle Hermoso alentando se dice por un alto funcionario del Gobierno Federal con la promesa de que no existiría persecución para nadie si había alto al fuego.

A principios de 2007  El Azul ya había intentado lograr un pacto por medio de un agente del ministerio público federal para llegar a una tregua pero el Cartel del Golfo, sobre todo el líder de Los Zetas, El Verdugo, se había mostrado reacio a firmar la paz. No confiaba ni un ápice en ellos, tampoco quería caer en el mismo error que había cometido su jefe, Osiel Cardenas Guillen. "Con ellos nunca pactaremos", había respondido Lazcano. Finalmente, El Verdugo tuvo que sentarse a la mesa con sus enemigos, luego de que los hermanos Beltrán Leyva secuestraran  a uno de sus primos. El Azul intervino para que le devolviera a su familiar sano y salvo antes del encuentro, como una señal de paz.

Por parte del Cartel del Golfo asistieron Ezequiel Cárdenas Guillén y Heriberto Lazcano, quien fungió en el encuentro como una especie de portavoz. No estuvo presente Humberto Garcia Abrego, considerado un líder honorario del Cartel del Golfo. Hacia mucho que el hermano Juan Garcia Abrego no veía directamente los negocios del narcotrafico, solo las ganancias.

La reunión de los principales lideres del narcotrafico en México, en medio de una de las guerras mas cruentas de todos los tiempos, parecía algo impensable. Pero el negocio es el negocio. La beligerancia entre las organizaciones les estaba costando mucho dinero y muchas bajas; incluso los respectivos contactos de cada grupo en Colombia comenzaron a dudar si sus contrapartes mexicanas seguían siendo confiables. Según informes de inteligencia, en aquella época los envíos de cocaína de Colombia a México disminuyeron sensiblemente.

El momento del encuentro llego. Era poco mas de mediodía cuando Guzmán Loera arribo al lugar de la reunión. La tensión se expiraba por los poros. El cumulo de afrentas mutuas era interminable. Los hombres estaban armados hasta el rabo pero sin el dedo en el gatillo. Cuando El Chapo estuvo frente a Heriberto Lazcano se hizo el silencio. "Si fuera puto, ya te hubiera cogido", dijo Guzmán Loera mirando al Líder de Los Zetas con cierta sorpresa ante su juventud y figura atlética, y lo abrazo como solo los hombres de la mafia son capaces de hacerlo con sus rivales. El hielo se había roto. Todos los presentes soltaron una sonada carcajada. No cabía de que por algo El Chapo era quien era, su charming para las relaciones publicas, incluso en los momentos de vida o muerte, resultaba aterradoramente notable.

El pacto inicial fue el cese a la violencia, se acordó que se respetaría el territorio avanzado por cada cartel durante la guerra y que no se agrediría a las autoridades en los estados donde operaban. Así el Cartel del Golfo se quedaría en Tamaulipas, Coahuila, Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. Mientras que La Federación tendría Sonora, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Guanajuato, Queretaro y Oaxaca. En entidades como Nuevo León, Michoacan. el Distrito Federal y el Estado de México, cada grupo se quedaría con la parte conquistada compartiendo el territorio. Mientras que Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas y Puebla serian una especie de lugares neutrales.

Ademas acordaron, a petición del Gobierno Federal, intentar acabar con el narcomenudeo y que la mayor parte de la droga saliera de México. De todos los acuerdos ese seria quizá el mas difícil de cumplir, también convinieron que las dos organizaciones pagarían conjuntamente la protección del Estado, que a partir entonces, se supone, seria para todos los bandos y ya no solo para el clan de El Chapo.

El pacto de Valle Hermoso era en realidad un sueño guajiro. En la teoría de juegos de John Forbes Nash, premio Nobel de economía, un pacto de esta naturaleza es un asunto ilusorio. Era muy fácil que la tregua se rompiera debido a dos factores. El primero se relacionaba con el desgaste de compartir el territorio, sobre todo entre narcotraficantes que habían vivido una guerra de odio durante varios años. Una cosa era que los generales se pusieran de acuerdo y otra que la tropa obedeciera. El segundo factor era nada mas y nada menos que al gobierno de Estados Unidos le gusta hacer pactos, pero no que los demás lo hagan a sus espaldas.

El encuentro en Valle Hermoso termino en una bacanal, como suele ocurrir entre los narcos. Heriberto Lazcano se retiro del lugar con su acompañante, pero sus invitados se quedaron ahí ahogados en alcohol, música y prostitutas. Después de aquella reunión, se realizaron otras en Cuernavaca y algunas mas en la colonia Polanco  de la Ciudad de México para terminar de amarrar los acuerdos.

Al poco tiempo se comenzó a respirar una frágil calma en las calles del territorio nacional, la cantidad de muertes disminuyó considerablemente: de diez ejecuciones al día se redujo a un promedio de ocho muertos a la semana.

La tregua no duraría mucho, la única palabra valedera entre los narcos es "traición". Si Guzmán Loera hubiera percibido que a la postre ese pacto significaría la peor de las guerras, jamás hubiera estrechado la mano del Verdugo.

Heriberto Lazcano se entendió a las mil maravillas con Marcos Arturo Beltrán Leyva, su espíritu violento los hizo empatar a la perfección, inclusive se dice que un accidente aéreo que tuvo El Verdugo, El Barbas llego a rescatarlo en un helicóptero. Como signo de fraternidad, Marcos Arturo Beltrán Leyva comenzó a compartir con el líder de Los Zetas todo, hasta la protección de los funcionarios de la SSP que estaban al servicio de La Federación.

Los que antes cazaban como perros a Los Zetas, ahora les pasaban la charola para recoger sobornos, mientras tanto, el gobierno federal, corroído hasta lo mas profundo, enaltecía una y otra vez en los discurso presidenciales la famosa "Guerra contra el Narcotrafico".

El Tezontle, lugar donde creció el cabo de Infantería que llegó a ser máximo jefe Zeta se levanta contra los criminales

$
0
0
Hidalgo.-“Quizás”, reconoce un colono de ceño fruncido, el nombre de Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, antes, cuando éste lideraba a Los Zetas, era protección suficiente para este terruño, El Tezontle, donde creció el ex cabo de Infantería, uno de los fundadores de ese grupo paramilitar que surgió como brazo armado del Cártel del Golfo.

Sin embargo, ahora, cuatro años y un mes después de que la Marina afirma que abatió a El Z-3, la delincuencia ha tocado la entraña de esta colonia, y sus habitantes, sin el “fuero” de antes, se han organizado para hacerle frente; por lo tanto, tras la oleada de robos a casas, autos, comercios e incluso de un recién nacido, amagan con matar, ya no poner a disposición de las autoridades, a cualquiera que sorprendan en fragancia.

El colono se recarga en la pared de una casa, en contraesquina de las avenidas Álamo y Pirules, que con letras rojas y negras advierte: “Ratero, si te agarramos te linchamos. Tezontle unido”, justo a unos pasos del Campo Militar de la Décimo Octava Zona, adonde “El Lazca” ingresó el 5 de junio de 1991, a los 17 años. Del Ejército sería parte hasta el 27 de marzo de 1998, cuando fue reclutado para conformar la guardia perentoria de Osiel Cárdenas Guillén.

Otra leyenda, idéntica, está en la pared frente a la Iglesia de Nuestra Señora de San Juan de Los Lagos, por cuya remodelación la Procuraduría General de la República (PGR) inició la averiguación previa AP/PGR/PACH/I-V/752/2010 por el posible uso de recursos de procedencia ilícita, en 2010. La donación del centro de catequesis que ahí se incluye se atribuye a Heriberto Lazcano, por una placa, colocada adentro, que le agradecía.

Este centro religioso y “la casa sobre la colina”, de tres niveles entre suburbios, son el legado de “El Lazca” en El Tezontle. Pero ni una ni otra, dice el colono –Juan, afirma se llama, aunque pudo decir cualquier otro nombre que también dudara al pronunciar–, ya no detiene a los “delincuentes”, que, agrega, roban impunemente entre las casas y las calles que hay en este lugar, sin que las autoridades, como él generaliza entre las Secretarías de Seguridad municipal y estatal, logren impedirlo.

Ahora la vida en El Tezontle, en las veredas que transitó el capo, es diferente y, acota otro vecino en la calle Nogal, fueron ciertos incidentes los que ocasionaron que los pobladores se organizaran y tomaran la decisión de linchar a quien delinquiera, sin permitir que intervengan “las autoridades”, a quienes critican por su omisión y, se aventuran a decir, “complicidad”, aunque hasta el momento no han intentado quitar la vida a ningún probable criminal.

“Uno de los (sucesos) más delicados”, refiere, ocurrió en noviembre de 2015, cuando fue robado un bebé de un mes de nacido por tres personas que bajaron de un taxi, inmovilizaron a la madre de manera violenta en la calle Ahuehuete y huyeron. Un día después fue recuperado, pero fue uno de los crímenes que “colmaron la paciencia”.

Y aunque no puede cuantificar “los muchos” hurtos, asegura que el hartazgo es tal que se han organizado, y un silbido o un mensaje de Whatsapp basta para movilizar a todos los habitantes que antes se reunían el Día de la Candelaria a celebrar en el campo llanero esa fiesta popular, con agrupaciones como la Número 1 La Banda Jerez –patrocinada, “aquí todos saben”, por “el señor Lazcano”–.

Además, según informes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) que la periodista Anabel Hernández hizo públicos en Los señores del narco, el gobierno de Felipe Calderón identificó cuatro domicilios en Pachuca donde posiblemente pernoctaba “El Lazca”.

Uno de ellos es el de El Tezontle, en la avenida Álamo y calle de Sabino 107, que aquí se conoce como “la mansión de la colina”, en la que, es una leyenda entre los lugareños, apareció un 2 de febrero una silueta, alumbrada entre la penumbra, cuando una presentadora que también trabajaba para Radio y Televisión de Hidalgo agradecía a “la familia Lazcano” el patrocinio de la fiesta de la Candelaria. Después abriría el festejo Marco Flores, ex candidato del Partido Encuentro Social (PES) a la gubernatura de Zacatecas, y su banda: la Jerez.

El resto de crímenes aquí son hurtos a casa habitación, de autopartes e incluso a transeúntes, éstas, con uso de la fuerza. Igualmente, enfrentamientos violentos que han derivado en muerte. Tan sólo ayer, en la plaza comercial Galerías, a 2.1 kilómetros de ahí, un grupo delincuencial robó una joyería, después de amenazar con armas de fuego a los empleados.

Sobre avenida Álamo, además, en marzo de 2015 la Agencia de Investigación Criminal aseguró en un predio 20 mil litros de diésel presuntamente robado.

A 12 kilómetros de aquí, en el fraccionamiento Haciendas de Margaritas, en el municipio aledaño de Mineral de la Reforma, una turba atrapó a un sujeto saqueando un domicilio, a quien golpearon y estuvieron a punto de quitar la vida, hasta que se movilizó el escuadrón de ganadores, el 4 de mayo pasado.

Pero El Tezontle no es la única colonia en la que hay advertencias de linchamiento, ya que las lonas y paredes pintadas con mensajes hacia los criminales se extienden por las principales arterias y conglomerados habitacionales de la capital hidalguense: metros adelante, en el puente peatonal de Venta Prieta hay otro, y antes de llegar al Instituto Tecnológico de Pachuca (ITP) que atiene a 3 mil 745 estudiantes, por la misma carretera que conduce a la Ciudad de México, uno más. 

En colonias como Parque de Poblamiento, Santa Julia, Plutarco y Piracantos, así como en el fraccionamiento Los Cedros y en Revolución, a unos minutos a pie del centro de la ciudad, también proliferan las advertencias.

Parque de Poblamiento y Santa Julia, junto con San Cayetano, Juan C Doria, San Antonio el Desmonte, Periodistas, Ciudad de los Niños, Bosques del Peñar, Javier Rojo Gómez y Santa Matilde, son consideradas las colonias “más peligrosas” de Pachuca, por la incidencia de crímenes que se registran en ellas, según el mapeo delictivo que hizo la anterior administración municipal, a cargo de Eleazar García Sánchez.

Pese a ello, los vecinos ya están organizados: “Quemado vivo” es la amenaza en Parque de Poblamiento. “¿Cómo?”, se pregunta una tendera, que se responde a sí misma de inmediato: “no faltará la gasolina”.

En septiembre, la asociación civil Semáforo Delictivo advirtió, con luces rojas, sobre el incremento de estos ilícitos en Pachuca: 107 robos a casa habitación, cuando la media es de 57; 73 a negocios y 183 casos de lesiones. En amarillo está el robo a vehículos, con 59 incidencias en un solo mes.

Estas advertencias, además, se dan cuando en tres municipios, Mixquiahuala, Acatlán y Francisco I. Madero, se han intentado linchar a cuatro sujetos, en los 67 días que lleva el gobierno de Omar Fayad Meneses. Dos más, en Ixmiquilpan y Actopan, se registraron en los meses previos al cambio de poderes, y el 2 de junio, en el periodo de José Francisco Olvera Ruiz como mandatario, fue linchada una persona en Tlaxcopan que, según la Procuraduría General de Justicia del Estado, confundieron los habitantes con un secuestrador.

En la colonia Morelos de Mixquiahuala, incluso, dos elementos de la Dirección General de la Policía Investigadora (DGPI), que trababan de rescatar a un presunto ladrón, quedaron inconscientes cuando fueron arrojados, de cabeza, de un kiosko, por lo que debieron ser traslados a un hospital para su atención médica, el 12 de octubre pasado.

Apenas este 7 de noviembre, vecinos de Los Morales, en Francisco I. Madero, ataron a un supuesto ladrón, a quien liberaron cuando intervino la policía estatal. De lo contrario hubiera sido asesinado.

Cuando al colono se le inquiere cómo en El Tezontle, otrora terreno infranqueable en el apogeo de Heriberto Lazcano, harán frente a la delincuencia, que si acaso tienen armas para ello, pierde la mirada hacia el vacío que tuvo durante la conversación, ve fijamente a los ojos y, con tono pedagógico, como quien instruye en un nuevo menester, concluye: “hay quienes hacen más preguntas de las que deben”. Retira su peso sobre la barda, en la que permaneció recargado, y se marcha con dirección hacia arriba, por la iglesia, en la que, sin detener el andar, hace una señal de cruz con los dedos sobre su frente.

La gente camina a prisa, como en cualquier ciudad, pocos intercambian palabras con quien reconocen ajeno a esta colonia. Un error grave es iniciar una conversación con el nombre de “El Lazca”, lo ideal es esperar a que salga alguna de las muchas historias entre la plática, pero un hecho es bien sabido aquí, y lo confirma el viejo panteonero, que custodia el Panteón Ejidal de San Francisco, atrás del Salón de la Fama del Futbol, que, mediante investidura, inmortalizó apenas dos días atrás a once leyendas del balompié mundial, entre ellas a Ronaldo Nazario, ex astro del Real Madrid y campeón del mundo con Brasil en 2002, quien estuvo aquí.

El hecho bien sabido es que, a ese cementerio, donde el Z-3 erigió un mausoleo que sería su morada perpetua, con una réplica de la cruz de metal que se encuentra en la Iglesia que patrocinó, el cuerpo no llegó.

Grupo armado vestido de Marinos secuestra y tortura a agentes Federales que protegían a Juez Magistrado en NL

$
0
0
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Habría sido perpetrado por hombres que vestían uniformes similares a los utilizados por la Semar 

En octubre pasado, un grupo especial de la policía Federal llegó hasta la Ciudad de Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas. 

El grupo de 8 agentes llegaba con la consigna de encargarse de la seguridad personal de un Magistrado de ésta localidad Fronteriza. 

El Juez, Armando Báez Espinoza, Magistrado Décimo Noveno de Circuito del Cuarto Tribunal Unitario, no había solicitado la seguridad pero, desde la Ciudad de México, se había ordenado que desde ya, se cumpliera con el protocolo de seguridad. 

Los ocho agentes se dividieron en dos grupos; el grupo “A” conformado por cuatro agentes entre los que se encontraba el líder de todo el despliegue. El resto del personal, conformarían el grupo “B”. 

Durante la madrugada del sábado 29 de octubre, el grupo “B” mantenía resguardada la casa del Juez Báez Espinoza, a la 1:40 de la madrugada el domicilio del Magistrado fue rodeado por sujetos fuertemente armados. Según el informe redactado por las autoridades federales, los civiles armados sorprendieron al equipo de custodia y los sometieron sustrayendo a los cuatro efectivos del domicilio de Báez Espinoza. 

A bordo de vehículos particulares, los escoltas del Magistrado fueron llevados hasta una localidad remota en donde fueron sometidos a torturas por varias horas. 

Después de confirmar que todos eran escoltas de un funcionario federal poco a poco fueron liberados los policías sumamente golpeados dice un informe oficial 

En su declaración, los agentes federales coincidieron en señalar que todos los integrantes del grupo captor vestían uniformes idénticos al los utilizados por la Secretaría de Marina Armada de México, (SEMAR) con excepción de algunos que llevaban calzado no oficial al habitualmente usado por las fuerzas federales. 

La investigación sobre este ataque ha permanecido bajo riguroso hermetismo, ninguna autoridad de Tamaulipas acepta hablar sobre lo ocurrido en Nuevo Laredo en torno al Magistrado. 

La seguridad del mismo no ha sido reforzada. 

Estos hechos se dan, a 12 días de registrado el asesinato del Juez Federal Vicente Antonio Bermúdez Zacarías, ocurrido en el municipio de Metepec Estado de México, el pasado 17 de octubre cuando el juez se ejercitaba a unas calles de su domicilio.

"GOBERNADORES, el JJ y los MILLONES PERDIDOS"

$
0
0
Luego de ser capturado, José Jorge Balderas, alias El JJ, me contó un poco de su vida. Me dijo que antes de dedicarse al crimen, pensaba ser sacerdote y que tenía una empresa de transporte que le pagaba muchos impuestos al gobierno.

La vida como delincuente no le alcanzaba. Esconderse y delinquir le costaba una millonada. Gastaba en tener varias casas como en la que estaba cuando llego la policía por él en Bosques de las Lomas. Camionetas, autos “exóticos” de los que también les gustan a los políticos y algunos adornos colgados, además de las célebres playeras Polo. 

Pero el dinero, me dijo, se le iba en pagar a comandantes y policías corruptos más lo que algún funcionario ocupara para un “negocio”. Lo demás en amigos, familia y andar a salto de mata. Era el año 2011. Los nuevos gobernadores de Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Sonora, estrenaban gobierno y millonarios presupuestos. Negociaban enormes créditos para impulsar “proyectos” y solicitaban, en entusiastas reuniones con sus operadores de finanzas personales, información de casas en Florida, Texas o en la Ciudad de México. Empezaba la ingeniería y la creación de empresas “fantasma”.

¿Qué tanto es tantito para los gobernadores? Aún no lo sabemos. 

Las cifras de lo que se investiga son descomunales. 35 mil millones de pesos en Veracruz. La deuda de 23 mil 118 millones de pesos en Quintana Roo, la de 48 mil millones de pesos en Chihuahua y el oscuro destino del dinero en los estados y todos los municipios en el país. Como a El JJ, los millones de pesos perdidos, no se los queda solo un funcionario. Se van por vericuetos complejos que siempre dejan un descarado rastro. El dinero robado puede llegar al extranjero o brincar de un estado a otro y ocultarse por años en una red de complicidades. Después, algo queda, que seguirá siendo mucho para el “moche” o para los invisibles gastos de campaña que, dicho sea de paso, nadie sabe quién se lo queda. Si las maletas de dinero, que viajan por varios estados, se gastan efectivamente en gorras y pancartas.

Hoy se investiga, por ejemplo, cuánto hay en la panza del escándalo veracruzano. La Auditoría Superior de la Federación reportó que sigue la ruta de 35 mil millones de pesos de dinero público en Veracruz. Que con un complejo sistema de mete-saca del presupuesto, desapareció. Se fue. ¡Pum!. Hay 60 denuncias en la PGR por resolver. El dinero robado siempre deja huella.

Los nuevos gobiernos de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo prometieron en campaña meter a la cárcel a sus antecesores. Aunque no puedan hacerlo, les aplaudieron mucho la propuesta. Carlos Joaquín, el quintanarroense, les dijo a dirigentes del PRD que está investigando a Roberto Borge, el exgobernador.

Platiqué con el exgobernador de Quintana Roo en un restaurante de Polanco. Roberto Borge me dijo que está tranquilo, que va y viene de Cozumel a la Ciudad de México. Nada que temer, que no se esconde, pues. Aunque no se cumpla, la oferta de llevar políticos a la cárcel resulta muy redituable.

Tanto, que ya se exportó el modelo. Por primera vez en Estados Unidos, un candidato ofreció castigar a su oponente. Donald Trump, como nuestros gobernadores, sacudió al electorado y a la clase política estadunidense cuando propuso llevar a la cárcel a la “crooked Hillary” nada más convertirse en Presidente. Así, mandar a la secretaria Clinton a prisión. El asunto, prometió el ahora Presidente electo, estará en manos del nuevo fiscal general, que deberá nombrar un investigador especial para la candidata demócrata. Entre las muchas cosas que Trump aún no sabe es que esa es una prerrogativa del Congreso, no del Presidente. 

Le sucedió como a los dicharacheros gobernadores que hoy andan sin dinero. Veremos que sucede en Washington y en la Auditoría Superior de la Federación hasta que se pierda el hilo.

"El Ponchis" la historia del Niño Sicario que ejecutaba, torturaba y descuartizaba por encargo

$
0
0
Edgar, también conocido como El Ponchis o El niño sicario, es un joven de diecisiete años de edad que fue detenido en 2010, cuando tenía apenas catorce, por la tortura y degollamiento de cuatro personas. Ayer martes, durante la madrugada, fue liberado de su reclusión, al haber concluido ahí el periodo de tres años ordenado por el juez.

Edgar Jiménez Lugo, El Ponchis, nació en San Diego California, Estados Unidos. A los cinco años fue separado de su madre y desde entonces su vida se torció.

Empezó la escuela, pero sólo pudo concluir el tercero de primaria. Se salió porque no le gustaba. Sin vigilancia de sus padres, no le fue difícil deshacerse de los estudios y se convirtió en presa fácil de la delincuencia.

Su carrera criminal la inició a los 11 años, con el asalto a un negocio del que no salió bien librado. Fue detenido, pero salió libre inmediatamente por tratarse de un menor de 12 años.

Las hermanas de Édgar eran conocidas como Las Chabelas, una de ellas era novia de Julio de Jesús El Negro Radilla Hernández, quien fue señalado por las autoridades federales como el presunto jefe del Cártel del Pacífico Sur, quien ordenó el asesinato de más de 20 personas en el estado de Morelos, entre los que se encontraba el hijo del poeta Javier Sicilia.

El niño operaba con sus hermanas y “El Negro” en diversas actividades ilícitas sobre todo la venta y distribución de drogas, fueran detenidas en febrero del 2011, por su presunta responsabilidad en los delitos de secuestro, delitos contra la salud, avocación delictuosa.

De vuelta en las calles, según su propia versión, fue “levantado” por la banda de Julio de Jesús Hernández Radilla, El Negro, líder de los sicarios del Cártel del Pacífico Sur y su mentor.

Fue él quien lo introdujo en el flagelo del narcotráfico, de la tortura y el asesinato; le asignaba trabajos como degollar y cortar los órganos genitales de rivales, bajo el influjo de la mariguana.

Además, reveló que fue entrenado bajo un régimen “militar” porque lo ponían a marchar, lo formaban con otros ‘reclutas’, y era golpeado o puesto bajo arresto si incumplía. Por su trabajo le pagaban dos mil 500 semanales, en dólares o en pesos.

A mediados de 2010, él mismo atrajo los reflectores de la ciudadanía y las autoridades cuando empezaron a circular en YouTube una serie de videos en los que El Ponchis demostraba lo que había aprendido: torturar a sus víctimas para luego ultimarlas.

El mismo confesó que sólo mató a cuatro, pero testigos afirman que fueron muchos más.

En plena guerra del gobierno contra el crimen organizado y con las pruebas exhibidas en las redes sociales, inició la persecución del “niño sicario”, como también lo apodaron.
Hermanas del Ponchis alias "Las Chabelas"
Finalmente, el viernes 3 de diciembre de 2010 fue detenido en el aeropuerto Mariano Matamoros del municipio de Xochitepec, al sur de Morelos, cuanto intentaba viajar a Tijuana en la línea Volaris, y de ahí a San Diego –su lugar de origen—acompañado de sus dos hermanas conocidas como Las Chabelas.

“Me detuvieron ahí, en el aeropuerto. Iba a San Diego, California. Iba a cambiar, a ver a mi madrastra, iba con mi hermana. El dinero para viajar me lo dio mi mamá”, declaró en esa ocasión, aunque en otra entrevista afirmó que no tenía padres.

El viaje lo hizo por recomendación del mismo Hernández Radilla quien, según declaraciones de El Ponchis, le advirtió que se fuera del país. “Aquí está muy feo, te van a agarrar, cuídate mucho”, le habría dicho.

Su hermana Isabel, de ahí el apelativo de Las Chabelas  era novia de Radilla Hernández. Las Chabelas, se encargaban de tirar los cadáveres.

Cuando fue detenido, El Ponchis tenía 14 años. Las autoridades lo buscaban por su participación en los asesinatos y por pertenecer al CPS, encabezado por Héctor Beltrán Leyva.
El Ponchis torturando y posando con el grupo operativo al que pertenecía
Al momento de su captura sólo reconoció el crimen de cuatro personas y confesó que lo hizo bajo los influjos de la droga y por órdenes de su jefe, Radilla, quien lo amenazaba con matarlo si se negaba a hacer lo que le ordenaban, según contó el propio Jiménez Lugo.

El Ponchis confesó que él era el encargado de degollar a las víctimas, pero nunca admitió que su participación en la mutilación de sus víctimas ni tampoco en colgarlos de los pies en un paso a desnivel en el sur de Cuernavaca.

El último crimen en el que participó, dos meses antes de ser capturado, fue el asesinato de un hombre, cuyo cadáver fue arrojado en la autopista Cuernavaca-Acapulco, a la altura de la colonia Antonio Barona.

De acuerdo con un informe de la Dirección General de Despliegue Regional Policial de la Procuraduría General de la República, al cadáver le sacaron el cerebro y en su lugar le pusieron carne molida.

Además de los cuatro asesinatos que confesó, las autoridades lo responsabilizan de otros delitos, como el secuestro de tres personas, transporte de mariguana y portación de arma prohibida.

“He matado a cuatro personas, los degollaba. Sentía feo al hacerlo. Me obligaban”, dijo en una entrevista después de su captura.

–¿Cómo te convencían de que lo hicieras?—le preguntaron

— (Me decían) que si no lo hacía que me iban a matar. Yo nada más los degollo (sic), pero nunca fui a colgarlos a los puentes, nunca.

–¿Tienes miedo?

–No

–¿Estás consciente de que te van a juzgar por delitos federales?

–Sí—contestó en aquella ocasión el “niño sicario” quien días antes de su liberación pidió la protección de las autoridades por “miedo” de que el cartel intente reclutarlo otra vez.

Un usuario de Facebook de nombre José Serna escribió en su cuenta tras enterarse de la liberación de El Ponchis:

“llate manchastes lasmanos desangre noqueda deotra solo queda entrarle ponchis acuerdate las calles ansido tu escuela I elvandalismo tuvida cps te espera plebe” (sic), escribió el usuario seguidor de la Santa Muerte y radicado en Bakersfield, California.

El Ponchis  fue liberado la madrugada de este martes y de inmediato se trasladó a Tijuana, Baja California, donde se reunión con familiares, en espera de cruzar la frontera para dirigirse a San Diego.

A continuación un texto dedicado a él.

¡Perdónanos, Ponchis, nuestros pecados!

No merecemos, hermano Ponchis, que escuches nuestras palabras, pero hay algo que te quisiera decir: Perdónanos, Ponchis, perdónanos.

Perdónanos por haber sido indiferentes ante tu situación de sufrimiento y violencia, por haber convertido tu infancia en una historia de dolor, por lo que te hemos permitido ver, por las experiencias a las que te hemos empujado. Perdónanos por vivir nuestro cristianismo en el templo y no saber salir a los sitios necesitados de amor. ¡Perdónanos, Ponchis, por no haber asumido el Evangelio!

Perdónanos por no haber intentado rescatarte, por no habernos comprometido a transformar las estructuras sociales de muerte, por haber enterrado el amor del que eres capaz, porque debes saber, Ponchis, que eres imagen y semejanza de Dios. Perdónanos por no hablar de los niños que están en tu situación en nuestras homilías, por habernos acostumbrado a leer en los periódicos el número de muertes de cada día, y que sean sólo eso: un número.

Perdónanos por no alzar la voz en tu nombre, en el nombre de tu madre, tus hermanas, de Jesucristo que te ama, que padeció, murió y resucitó para darte vida en abundancia. Perdónanos por tenerle miedo a morir en la cruz, por no haber reconocido a Cristo en tus ojos, ¡porque no nos ha dolido tu dolor!

Perdónanos, Ponchis, hermano nuestro, que has padecido nuestra falta de compromiso, que te hemos convertido en la noticia del momento, perdónanos por tener nuestras entrañas tranquilas. Por gastar horas y horas frente a la televisión y no contemplar en oración a Jesús yendo al encuentro de los pecadores, por olvidar que Jesús no vino para atender a los sanos, sino a los enfermos, perdona que las bancas de nuestros templos sean tan cómodas, perdónanos por no haberte hecho sentir el amor de Dios.

Perdónanos, Ponchis, hijo de Dios, ser humano con dignidad, hermano nuestro, víctima de nuestras omisiones, de nuestra parca valentía. Perdónanos porque Jesús nos pidió que visitáramos al preso, porque escuché eso cuando fui a la catequesis, a misa, pero nunca te fui a visitar.


Perdónanos porque lo poco que hemos hecho no ha sido suficiente, ¡perdónanos, Ponchis, por no llorar en el confesionario lo que te hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer por ti! Perdóname, Ponchis, mis pecados, porque a ti es a quien he lastimado.

“Me iban a decapitar [...]. Yo sí empecé a llorar. Tenía 16 años…”

$
0
0
Existe una coincidencia que haría levantar ambas cejas al más impasible de los alemanes: un rifle G-3 de Heckler & Koch fabricado en el sur de Alemania, una de las regiones más prósperas y seguras del mundo, y un cuchillo utilizado para decapitar en la Tierra Caliente mexicana, una de las zonas más violentas del planeta.

El rifle fue diseñado a partir de una carabina automática desarrollada al final de la Segunda Guerra Mundial para las tropas nazis.

El cuchillo fue ensamblado y afilado por Los Caballeros Templarios de Michoacán y utilizado, muy probablemente, para decapitar enemigos y dejar cartulinas al lado de las cabezas arrancadas con la leyenda “para que aprendan a respetar”.

Y ambos objetos coinciden en el cuerpo de un niño artillado, un muchacho con menos de 20 años de edad.

Ambos objetos, arma de fuego y arma blanca, se hicieron coincidentes en la Tierra Caliente, integrada por 24 municipios michoacanos, nueve guerrerenses y un municipio adicional del Estado de México.

Todos guardan la misma tradición por la siembra de marihuana y ceden a la tentación ocasional de quererle cosechar amapola, pero a las flores no les gusta el vaho del diablo.

La mayoría son lugares generalmente pobres, algunos miserables. Hay quien divide la Tierra Caliente en dos zonas: una, con capital en Apatzingán, y la otra, con Huetamo, Michoacán, y Ciudad Altamirano, Guerrero, como polos principales. Los recovecos, los miles de pliegues de la sierra y la inexistencia de caminos formales han favorecido los cultivos ilegales.

Cuando los jefes de aquí hablan sobre las razones por las cuales la gente tiene vocación para cosechar marihuana y amapola siempre aparece la palabra migración. Los jornaleros de la región fueron a Estados Unidos hace más de medio siglo contratados a través del Programa Bracero. Algunos de ellos arribaron a California, al área hoy conocida como Sillicon Valley, uno de los símbolos mundiales del crecimiento a partir del desarrollo tecnológico.

Pero aquí la necesidad de ir al otro lado no ha cambiado.

Le dicen El Huacano y hablé con él a fines de 2014, cuando el chavo era miembro de las autodefensas michoacanas. Punteaba y andaba a la topa de Templarios con una corta a la cintura, un tubo de guacho al hombro y una espada en el pecho.

Traducido del español terracalentano contemporáneo, esto significa que el muchacho de 20 años de edad va por la vida en una patrulla de reconocimiento al frente de un grupo de autodefensas y que, con frecuencia, a él toca el primer choque con los Caballeros Templarios que permanecen en la región de Tierra Caliente.

Utilizaba con mucha seguridad un HK G-3, arma no sólo de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas mexicanas, sino de cargo del Ejército.

Debería resultar raro encontrar esta arma lejos de una chaqueta verde olivo, pero en algún momento se volvió común.

Se apoyaba con una .9 milímetros, la pistola automática de mayor circulación en el mercado ilegal de las armas cortas en México —el campeonato de las largas se lo lleva, por mucho, el rifle AK-47 o cuerno de chivo—, con las cachas doradas y adornadas con líneas curvas de plata.

La daga, dorada y larga, va enfundada en el compartimento frontal de su chaleco antibalas. Es esta arma la que le hace sonreír breve y discretamente.

“Se la quité a un templario que yo mismo tumbé. Seguro que utilizaba este cuchillo para cortar cabezas… No es que yo haya cortado cabezas, pero he visto videos y estos son los cuchillos que utilizan para decapitar”, explicó en un puesto de control en el que pocos días atrás desaparecieron 12 milicianos de quienes se encontrtaron solamente las cabezas de dos.
El Huacano, apodo dado por su lugar de origen, nunca aprendió a leer ni a escribir y si salió a matar Templarios fue por el secuestro de la hija de un empresario aguacatero de Tancítaro para el que trabajó luego de huir de los Templarios apropiados de su pueblo, La Huacana.

Los criminales pidieron 14 millones de pesos por la vida de la joven y determinaron un plazo para la entrega del dinero. Al cumplirse la fecha, el hombre sólo había reunido siete millones de pesos, pero ofreció como compensación sus huertos, sus casas y, si así lo querían, la ropa que llevaba puesta.

Los secuestradores estuvieron de acuerdo e instruyeron al aguacatero sobre cuándo y dónde entregar la plata. Así hizo el hombre, pero, a cambio recibió a su hija descuartizada.

“¿A quién no le va a molestar que maten a una mujer? Y más a una… pues a esta chavilla tenía 14 años”, dijo El Huacano.

El Huacano es delgado y viste una sudadera gris con capucha bajo el chaleco negro blindado y pantalones de mezclilla azules. Tiene los ojos negros contornados por una línea oscura que los hace parecer delineados con maquillaje, pero es lodo formado con la humedad de sus globos y las polvaredas de los caminos de Michoacán.

El sonido de sus palabras no contiene la misma emoción que su significado. Adentro del muchacho de armas se percibe un vacío, un pozo tan profundo que, si se pudiera arrojar una moneda ahí dentro, jamás se le escucharía trocar el fondo.

— ¿Cómo aprendió usted a usar el arma? —le pregunté.

—Yo veía cómo le hacían mis compañeros y le hice igual. Después del primer enfrentamiento enseñas a agarrar tu arma; porque si no tiras, ahí quedas.

— ¿Y cuándo debió aprender a usarla?

—En Nueva Italia. Bajamos hacia Apatzingán para librar el pueblo de Templarios, cuando se nos atravesaron los guachos [soldados] y nos impidieron el paso. Nos quisieron desarmar, pero dijimos a los soldados que, si no ayudaban, nos dejaran avanzar. Así hicimos y, de repente, nos tiraron desde las azoteas, desde los carros, desde todos pinchis lados. Nos tiraron con la [ametralladora calibre] .50 y los pedazos de ladrillos nomas volaban. Eso sí intimida, pero los Templarios no saben pelear: levantan su cuerno de chivo y, sin ver, nomás avientan ráfaga. Yo peleé con una AR-15, pero eso no sirve. Los cuernos de chivo son especiales pa’ el combate. Si se mojan, truenan. Si se enlodan, truenan. Si están abajo del agua, truenan.

HECKLER & KOCH
El rifle del Ejército mexicano es hijo del nazismo alemán y del fascismo español.

El HK G-3 y sus versiones posteriores es un rifle del mundo. No como el AK-47, pero sí lo suficientemente difundido como para sostener que han muerto más personas bajo el fuego de ese fusil alemán que durante las estallidos de las dos bombas atómicas sobre Japón.

El fusil está basado en un diseño de Máuser, armería asentada en la misma ciudad de Oberndorf  que innovó en la fabricación de rifles de repetición manual con cerrojo y que desarrolló la Maschinekarabiner Gerät 06 o carabina automática aparato 06, antecedente remoto, pero directo del HK G-36 —que terminó en los hechos de Iguala de septiembre de 2015—, para la infantería nazi a finales de la Segunda Guerra Mundial.

Máuser, que proveyó de diferentes armas, incluida artillería antiaérea producida en esta misma ciudad de Oberndorf, fue desmantelada por los aliados y varios de sus expertos se refugiaron en Francia y España, donde se integraron al Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales de la dictadura franquista y desarrollaron el rifle CETME con cartucho 7.62 x 51, munición adoptada por los países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

En alemán, el arma se llamó Automatisches Gewehr G-3 y, a partir de 1959, se convirtió en el rifle oficial del recientemente formado ejército de la República Federal de Alemania, cuyo gobierno logró hacerse de la patente mediante un juego de intercambio de licencias y encargó su producción a dos empresas.

La primera fue Rheinmetall, otra armería que sirvió al Tercer Reich y que ahora es el mayor fabricante de armas en Alemania con producción de cañones pesados y vehículos de combate. Esta empresa vende al ejército mexicano los derechos de fabricación de su ametralladora MG-3, otro artefacto descendiente del diseño bélico nazi.

La otra empresa fue fundada en 1949 por tres ingenieros egresados de Mauser, Edmund Heckler, Theodor Koch y Alex Seidel, quienes, a escondidas, se hicieron de algún equipo de Mauser que no fue destruido por las tropas francesas que ocuparon esa parte de Alemania. Ocultaron la maquinaria en una colina situada a algunos kilómetros del centro de Oberndorf  y ahí, en 1949, cuando Alemania recobró la posibilidad de fabricar armas, instalaron la planta de Heckler & Koch.

La empresa creció hasta convertirse en la principal proveedora de armamento ligero para las fuerzas policíacas y militares de los países integrantes de la OTAN y naciones paralelas, como México, cuyo ejército porta el G-3 desde 1979.

EL EJÉRCITO MEXICANO
Siete días después de asumir su polémica Presidencia, el Presidente Felipe Calderón inició aquí, en Michoacán, la llamada guerra contra el narcotráfico. En resumen, para los críticos de la iniciativa, fue como disparar al avispero y luego pretender matar cada avispa a balazos.

El Operativo Conjunto Michoacán, primer ensayo de militarizar en su totalidad el combate a los cárteles de las drogas, recurrió a efectivos castrenses de la Policía Federal, la Marina y el Ejército, cuyas armas de cargo son el fusil HK G-3, la subametralladora MP-5 y la pistola P7, las tres diseñadas e inicialmente fabricadas en la fábrica de Heckler and Koch en Oberndorf am Neckar, Alemania.

La Dirección General de la Industria Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional ha producido las tres armas de fuego bajo licencia de Heckler and Koch, cuyos técnicos e ingenieros han realizado estancias en las instalaciones militares mexicanas.

Durante el desfile militar del 16 de septiembre de 2006, las Fuerzas Armadas mexicanas presentaron el FX-05 Xiucóatl o Serpiente de Fuego —en referencia a la mítica arma blandida por el dios azteca Huitzilopochtli cuando, recién parido como guerrero, mató a sus 400 tíos, las estrellas.

La SEDENA presumió que la carabina reemplazaría gradualmente al HK G-3 y ostentó el diseño como netamente mexicano, pero H&K reclamó el supuesto plagio del HK G-36 versión Vesa y la fabricación del Xiucóatl se suspendió.

El 1 de febrero de 2007, generales mexicanos y directivos de la armería alemana se reunieron en la Ciudad de México y, tras una exhibición a puerta cerrada y cuyos detalles poco o nada se han hecho públicos, convinieron que el ejército mexicano no violaba los derechos de propiedad intelectual de H&K.

Varias cosas ocurrieron después. La primera fue que el general Alfredo Oropeza Garnica, titular de la Dirección General de la Industria Militar fue destituido de su cargo. Otro aspecto es que la fabricación de la Serpiente de Fuego cayó en suspenso y México compró más armas a H&K, justo las mismas que habría de suplir con el Xiucoatl.

URUAPAN II

— ¿Y esa daga? —pregunté al Huacano, el muchacho de la Tierra Caliente michoacana que lleva un fusil G-3 de Heckler & Koch en el hombro y un largo cuchillo enfundado en el pecho.

—Pues era de un Templario.

— ¿Y cómo llegó ahí?

—Pues se la recogí.

— ¿Muerto?

—También esta pistola —se lleva la mano a la cadera derecha y desenfunda una  .9 milímetros. En el anochecer, el nombre de su dueño muerto, Panchillo, refulge en el lomo del cañón como un relámpago en la mano del Huacano. —Se la recogí en el suelo. No me recuerdo si vestía de negro o camuflado. Después de que se terminan las balaceras, uno camina, peina, y en el camino te encuentras cosas, porque tiran los ajuares, los chalecos, los rifles cuando corren pa’ ir ligeros. La espada estaba en su chaleco, como la traigo yo. Es un trofeo, sí.

— ¿Qué se imagina usted que se hizo con ese cuchillo?

—Pues con este… así como está, pues normalmente se hacen decapitaciones. De hecho… Yo, yo nunca he cortado una cabeza, pero he visto videos y se usan este tipo de cuchillos. Sí, iguales: cuchillos delgados, pero bien afilados. Se lo entran aquí —ladea la cabeza y apunta al lado de su tráquea —y, cuando está en la yugular, lo pasan de lado a lado, y jalan.
— ¿Usted se imagina en la situación de la persona a la que hacen eso?

—Sí —sonríe de lado.

— ¿Qué piensa?

—Pues ’ora sí que yo le voy a ser sincero: yo ya he estado de los dos lados. Me han tenido así, a punto de matarme, y la verdad sí se siente feo. Ya tiene mucho. Por eso yo me salí de mi pueblo.

— ¿Cuánto tiempo fue usted Templario?

—No, yo jamás… ¿Qué palabra me dijo usted de lo que sentía cuando yo miraba esos videos y de lo que sentía la persona cuando la iban a decapitar?… Situación… Pues sí, porque en mi pueblo me amarraron y me iban a decapitar… Y cuando empezaron en este movimiento [de las autodefensas], con los militares, a los que agarraban en enfrentamientos, los interrogaban y yo miraba cuando estaban amarrados y lloraban. Yo, en ratos, me ponía de su lado, porque yo también estuve así y se siente feo.
— ¿Qué dice un hombre cuando está seguro que lo van a matar de esa manera? ¿Qué decía usted?

—Yo, la verdad, no decía nada. Yo sí empecé a llorar. Yo tenía 16 años entonces. Nomás cerré mis ojos y me encomendé a Dios. Fue todo lo que hice.

— ¿Por qué lo agarraron para matarlo?

—Es que pues… los Templarios querían que trabajara con ellos.

— ¿Haciendo?

—Punteando —vigilancia o halconeo. —Yo les dije que no, que eso no era lo mío, que yo mejor no. Me levantaron policías municipales y me llevaron a un puente grande, a las orillas de una presa. Se llevaron también a un compañero mío. Nos amarraron con vendas, pero me solté, y solté a mi amigo. Caminamos por el cerro, por el puro cerro. Recogí algo de ropa de mi casa y me vine para Tancítaro. Cuando entraron los comunitarios, me les pegué.

Y, al poco tiempo, se hizo de su G-3 de H&K, un tubo que, en teoría, no debió salir de la Selva Negra o no debió fabricarse en la Ciudad de México.

Pero aquí está, en el trópico de la Tierra Caliente.

Parranda de militares termina en accidente; dos muertos y tres heridos

$
0
0
Culiacán, Sin.-Un militar muerto, otro desaparecido y tres más lesionados fue el saldo de un accidente automovilístico tipo salida de camino registrado antes del amanecer del día de hoy en las inmediaciones del ejido La Piedrera, sindicatura de Costa Rica, al sur de esta capital.

El soldado muerto es Bértir Reyes Armas, cuyo cuerpo fue rescatado por Bombertos. Los nombres de los heridos y del desaparecido no fueron proporcionados, pero se confirmó que todos son elementos del Ejército Mexicano y viajaban a bordo de una camioneta Toyota Tacoma de color blanco.

Los datos establecen que poco antes de las 6 de la mañana de hoy, los militares se desplazaban de norte a sur a bordo de la unidad anteriormente mencionada por la carretera que comunica del ejido El Ranchito a la sindicatura de Costa Rica.

Presuntamente, cuando pasaban por el poblado La Piedrera, presuntamente el conductor de la unidad se quedó dormido al volante ya que durante la noche habían estado de parranda, y la unidad cayó a las aguas del canal San Lorenzo que corre paralelo a la citada rúa.

Posteriormente, algunos de los ocupantes alcanzaron a salir a la superficie y fueron a pedir ayuda a su base, ubicada a unos dos kilómetros del sitio del accidente en el vivero El Sauz.

Instantes después, personal del Ejército acudió al sitio para atender a los heridos mientras que más tarde elementos de Bomberos y Cruz Roja se unieron a las  labores de búsqueda de los desaparecidos.

Alrededor de las 8:00 de la mañana un militar fue encontrado sin vida en el interior del canal y hasta el momento otro se encuentra desparecido.

Honran la memoria de los militares caídos en Culiacán

$
0
0
El lugar se estuvo fuertemente resguardado por el Ejército Mexicano.

Culiacán, Sinaloa.-La valentía y el servicio a la nación debe ser reconocido ya que no todas las personas tienen el valor de tener estas dos cualidades.  Se realizó un evento para recordar y valorar a todos aquellos soldados que han dejado su vida en el combate, en especial a los militares emboscados y asesinados el pasado 30 de septiembre en la capital sinaloense.

En el asta bandera se reunieron autoridades militares en la ceremonia de reconocimiento de la sociedad civil a las Fuerzas Armadas de México. El evento empezó a las 17:00 horas de hoy.

"Las mujeres y hombres que vestimos el uniforme de nuestro instituto armado con orgullo contemplamos que el pueblo de México representados por diversos integrantes de organizaciones de la sociedad civil y empresarial vuelve la cara hacía sus fuerzas armadas para reconocerles su accionar institucional y manifestarles la confianza en nosotros" comentó el jefe del estado mayor de la novena zona militar, César Augusto Bonilla Orozco.

El lugar se encuentra estuvo resguardado por el Ejército Mexicano donde juntos participaron en dicha ceremonia para recordar a sus compañeros militares que murieron en el cumplimiento de su deber cuando transportaban a un herido y fueron emboscados.

Entre las personalidades estuvo el jefe de la novena zona militar.Cinco militares fueron abatidos en medio del cumplimiento de su deber, cuando trasladaban a un hombre herido de bala de la sierra de Badiraguato para que recibiera atención en la ciudad capital de Sinaloa. 

Al entrar a la ciudad por el norte, los 17 militares que viajaban en dos unidades de las fuerzas castrenses fueron atacados fuertemente por un grupo de hombres armados, quienes descargaron sus potentes armas contra ellos, acabando con la vida de cinco militares, dejando 11 heridos; entre ellos un paramédico y reduciendo a cenizas los dos vehículos debido al lanzamiento de granadas.
Viewing all 3573 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>